Capitulo 4

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Todos nos quedaron mirando como desconcertados por lo que yo había hecho, como Kotte me lo había informado, nadie le había puesto un hasta aquí a Débora, JAMÁS y yo la recién llegada lo había hecho pero es que no podía dejarme pisotear todo el tiempo.

Débora se toco la cara en el lado del golpe viendo los daños que había producido, con una expresión de sorprendida pero a la vez molesta como era obvio, al momento en que iba a responderme, apareció Adam entre medio de todos lo espectadores y la detuvo.

-          ¡Suéltame! ¿Estas protegiéndola porque es la nueva en turno, verdad?

-          No voy a permitir que la trates así simplemente porque ella no ha hecho nada de lo que la estas acusando, ándate a tu lugar que aquí no tienes nada que hacer y te suplicaría que para hacer estas escenitas tengas la garantía de lo que dices

-          No me trates como una niña Adam

-          Te trato como te comportas – estaba furioso, seguramente por la vergüenza que le había hecho pasar frente a todos

-          Ya cálmate Adam – Cooper se coloco a un lado de él, poniendo su mano en el hombro de su amigo

 Él no dijo nada más y solo se sentó en su lugar de siempre a conversar con los demás para pasar el mal rato, yo por mi parte hice lo mismo pero con mi corazón aún acelerado por la pelea.

-          ¿Estás bien? – me pregunto preocupada Vicky.

-          Si – respondí aún un poco agitada.

-          Bien hecho se lo merecía por tratarte así – me dijo Nash alentándome

 Todos me quedaban mirando aprobando lo que había hecho pero eso no me hacia sentir mejor, la violencia nunca había sido una de mis opciones para resolver problemas más bien era como una especie de pacifista oculta.

 -          Bueno, vamos a nuestro cuarto – hablo Laura – demasiada agitación por un día.

Yo solo me limite a asentir con la cabeza, me pare del asiento que hace pocos minutos había sido mi amparo ante las miradas fijas de la gente y la seguí con paso determinado pero tengo que admitir en el fondo un tanto inseguro.

 -          Que buena paliza le diste a esa Débora, se lo merecía - añadió llegando a nuestro destino y azotándose en su cama

-          No debí hacerlo mas me enfurecí, ella tiene un don para hacerme llegar hasta el tope.

-          No tenias porque dejarte pisotear y aguantarla.

-          Pero tampoco tenía porque pegarle.

-          Bueno... mañana es otro día a lo mejor y lo olvidas todo

-          No creo que Débora me deje olvidarlo.

-          Quizás, pero no te preocupes por eso, nosotros estaremos a tu lado si ella llega a hacerte algo.

 Me acomode en mi cama y me dormí hasta el otro día tratando de olvidar lo que había hecho porque aunque ella me provoco, lo que hice no estaba bien, no estaba feliz, no debí responder a esa provocación, no debí caer en su juego a mi no me gusta andar por ahí pegándole a la gente por mucha provocación que hubiera existido, no debí responder con la misma estrategia que ella utilizaba.

 Me desperté siendo la primera noche en mucho tiempo que no soñaba con Adam en vez de eso soñé toda la noche con mi mamá que me miraba más molesta que nunca por lo que había hecho seguramente y eso me hacia sentir muy culpable, pensar que si lo hubiera hecho Débora, ella estaría más que satisfecha es más feliz, teníamos que admitir que yo no era ella.

 Me fui a caminar sin querer avisarle a Laura que había salido hace poco, necesitaba pensar en todo lo que había ocurrido el día anterior, aunque solo bastaron unos pocos minutos para que ya no estuviera sola como yo quería, Leandro me había visto y venia en mi dirección probablemente a ver que es lo que me pasaba

 -          Hola preciosa ¿Por que estas tan pensativa?

-          Por lo que paso ayer

-          Lo de Débora, yo pienso que se lo merecía y como yo todos piensan lo mismo excepto Débora claro

-          Todos me dicen eso, pero preferiría que cualquier otro lo hubiera hecho mas no yo, si todos pensaban lo mismo ¿Por que no lo hicieron?

-          En este lugar solo ahí un millón de cobardes y aún así no entiendo ¿Por que te sientes tan mal?

-          Bueno, es una larga historia

-          Tengo tiempo suficiente - tome aire antes de comenzar a hablar

-          Antes de que mi mamá muriera yo le prometí que yo seria la mejor persona del mundo, tan buena como pudiera ser pero ayer…

-          ¿Es por eso? - asentí acongojada - no te preocupes viéndote tan mal por una persona que odia a casi todo el mundo hiciste un muy buen trabajo…

-          Si pero debí contenerme

-          Todos cometemos errores ¿La gracia? es no cometerlos de nuevo pero con Débora... bueno suerte con eso - no pude contenerme la risa

-          Gracias por hacerme reír

-          No hay problema, cuando quieras - sonreí - ¿Jasmine?

-          ¿Mm?

-          No sabia que tu madre había muerto - me quede un momento muda al darme cuenta de que se me había salido, no quería la lastima de las personas, no era agradable

-          Si, pero no le digas a nadie por favor.

-          Claro que no - se apresuro a darme un abrazo reconfortante

Sentí una ligera brisa no producida por el escaso viento que había en mi rostro, me aleje un tanto de Leandro para mirar a nuestro alrededor para no encontrar nada más que un perfume en el aire, era el perfume de Adam y no pregunten ¿Como es que lo sabia? solo sabia que estaba cerca, tal vez observándome escondido en alguna parte.
 
-          Gracias, me tengo que ir pero ahora me siento mucho mejor - me pare tan rápido como pude para ir en dirección de lo que creía sentir

 Leandro me miro hasta que desaparecí entre los árboles, lo podía sentir y luego sus pasos se escucharon entre las hojas esparcidas en dirección contraria. Por alguna razón desahogarme con él me había hecho bien y ahora verdaderamente me sentía mejor.

 Mire a Adam que estaba un poco más lejos que yo sentado en una banca, lo primero que pensé fue que tenia una loca y rara obsesión por él pero que no mis instintos no se habían equivocado, decidí acercarme, por alguna razón quería saber cómo estaba.

 -          ¿Como estas? – pregunte para iniciar la conversación y al verlo tan solo, cosa que no era común puesto que siempre estaba con sus amigos.

-          Bien - sonó seco y cortante - te agradecería que te fueras y me dejaras solo, por favor

-          ¿Por que? ¿Que es lo que te pasa? - insistí sentándome al lado de él

-          Porque no quiero verte ¿OK? solo eso

-          Si es por lo de Débora yo se que estuvo…

-          No es por eso

-          ¿Entonces?

-          Es porque yo soy un bruto que te defiende y luego tu…

-          ¿Y luego yo que?

-          Tu se lo agradeces a otro – hablo entre dientes apartando su mirada de mi

-          ¿A quien se supone que le agradecí?

-          Te fuiste con ese estúpido que se sienta contigo todos los días, no me lo niegues

-          No me he ido con ningún estúpido, vine aquí para saber como estabas pero parece que no es buen momento – me pare decidida a irme.

-          No te vayas – me sujeto de la mano firme pero dulcemente – me excedí, perdón

-          Descuida pero no lo vuelvas a hacer

-          Siéntate - me invito

-          No gracias, estoy mejor así

-          Jasmine... - Alargo

-          No gracias - repetí

-          De acuerdo, yo tampoco tengo muchas ganas de sentarme en realidad - se paro junto a mi en un movimiento muy rápido ¿Quieres acompañarme a un lugar?

-          ¿De nuevo?

-          De nuevo y mil veces más, recuerda que no era mi único escondite. ¿SI? - insistió esta vez él

-          De acuerdo

Me  tomo de la mano y me hizo caminar hasta llegar a un prado en donde había una frazada con mucha comida, como en un picnic, perdí de vista a Adam y aunque lo busque con mi vista no lo veía por ningún lado, de repente me taparon los ojos y note que eran unas manos de un hombre.

 -          ¿Me extrañaste? – me dijo con una rosa en las manos que vi luego de que me diera media vuelta para quedar frente a frente

 Era Adam. Sonreí de nada como una tonta, en mi estomago sentía algo parecido a las náuseas pero esto era más bien como un cosquilleo incomodo.

 -          Que bonito es este lugar - me gire a ver la inmensidad del paisaje

-          Eres la única persona con la que quisiera estar en todo momento ¿sabes? - me entrego la rosa

-          Nos conocemos hace muy poco – dije riéndome de los nervios.

-          Siento que te conozco de hace mucho tiempo, es muy raro pero pienso todo el tiempo en ti incluso... – me acaricio el pelo

-          ¿Incluso?

Levante mi mirada y me encontré con sus ojos, los miraba tímidamente, me di cuenta de en ellos de un hermoso café miel, mi corazón se detuvo ¿No los había visto azules el otro día? ¿Habían cambiado acaso de color?
 
Me levante de la manta con la cara pálida y corrí en cualquier dirección que me alejara de él estaba muy asustada sin poder entender mucho ¿Por que había pasado?, no me detuve a escuchar sus explicaciones, solo corrí lo más fuerte que pude curiosamente él fue más rápido y me alcanzo.

 -          ¿Por que corres? – me pregunto preocupado y esta vez sus ojos eran del mismo café pero con un poco de celeste en ellos está vez.

-          ¡Tus ojos! ¿Porque cambian de color? – dije tartamudeando y tratando de tomar el aire que me faltaba

¿Mi novio Vampiro? (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora