Capítulo 15

1K 73 9
                                    

Ann se encontraba recostada en un sofá leyendo una revista, se percató de un ruido en una de las ventanas, se asomó para ver que lo producía. De nuevo volvió a tomar asiento pero esta vez se oyó un estruendo entre los arbustos de la puerta trasera, algo asustada abrió la puerta meticulosamente, entre la oscuridad logro ver una sombra que se acercaba. Era una sombra que  se acercaba a esta (ella estaba a punto de salir gritando), esta sombra se acercó rápidamente agacho a sus pies, este se quitó la capucha mostrando su cara. Era André sacando una caja azul de su bolsillo.

-¿Quieres casarte conmigo?

En la emoción del momento, respondió con la voz entrecortada:

-Es lo que más deseo en vida.

Él se levantó, fundiéndose en un apasionado beso.

-¡Cariño!... ¡Amor! (Decía entre besos como queja)

-Me estas lastimando.    (Indicando con el dedo hacia su estómago.)

-¡Lo siento!

-Tengo una sorpresa.

-¿Qué es?

-Acabo de ir al doctor y vamos a tener dos.

-¿Dos?

-¡Sí! Dos niños.

-¿Qué van a ser?

-Todavía no se han dejado ver. La próxima consulta podrás acompañarme para descubrirlo.

- ¡Dios no sabes lo feliz que me haces!, (la abrazo mientras le susurraba al oído) a pesar de todos los recuerdos desagradables. Si otra vez tuviera que vivir lo mismo para poder encontrarte, lo haría con los ojos cerrados.

-¡Estás loco!

-Lo estoy porque tú me has hecho de esta manera, has logrado derrumbar la pared que me impedía ver la vida con claridad, ¿Me has hechizado?

-No, lo único que utilice fue la comprensión.

Empezó a jugar dulcemente con su pelo oscuro y suave

-Sé que soy poca cosa, para lo que mereces, debería haberte dejado que encontraras alguien de tú edad. He sido totalmente egoísta, ¡no te puedo abandonar!

-ssshhh no digas nada, (le cubrió la boca con su mano) no quiero oírlo, tú eres persona que me complementa.

-Tienes apenas 19 años y te vas a casar con un viejo de 35 años.

Ann, negaba con  la cabeza a sus palabras, callándolo con un beso.

-¡Te amo! (Ella observaba con detenimiento cada una de sus fracciones)

-Vamos a la cama. (La llevo a su habitación de la mano)

Él le acomodaba las almohadas para que se recostara cómodamente.

-Exageras. No me voy a romper, mi cuerpo está preparado para esto.

Durmieron como  hacía mucho tiempo que no lo hacían, sin preocupaciones, sin soledad y con ese sentimiento de felicidad.

Al día siguiente André se despertó muy temprano.

-¿Ya te vas?

-Sí, cariño me voy a ir a la empresa tengo que atender a varios compradores, que van adquirir acciones de los antiguos socios.

-¿Son gente de confianza?

-Ya es intranscendental, tenemos el 80 por ciento de la empresa.

-¿Cómo ha sucedido eso?

Una princesa sin castilloWhere stories live. Discover now