Capítulo 5

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La sonrisa de papá fue lo que más me aterró de todo lo dicho, parecía como si un demente hubiera ganado la lotería y lo estuvieran enviando directo a recoger su premio. Sabía que él solo nos veía como mercancía que tarde o temprano tendría que vender, pero el hecho de que mamá no hiciera nada para ir en contra me aclareció la sensación de que estuve viviendo toda mi vida rodeado de hipócritas manipuladores.

Deidara tanteó a mi lado, como si esperara alguna oposición de su parte que jamás vendría, porque ellos sabían que en el hipotético caso que lográramos sobrevivir ya no seríamos necesarios. Despertó en mí una furia que no tenía control, y me moví incómodo por estar sentado entre ellos como su hijo.

-Perfecto –respondió con un risa grave-, es justo lo que quería oír. Aquí tienes todo lo que necesitarás para informarte, la agente Uzumaki sacará sus boletos de avión esta tarde, por lo que podrán alistarse para viajar mañana mismo.

Giré y Deidara también para mirarlo, impactados por la fecha. Él hizo puños de rabia mientras intentaba negar con la cabeza, aunque sus labios se abrían y cerraban por la magnitud de la confesión. Miró a mamá, quien también sonreía indulgentemente sin pisca de remordimiento, como si tan solo le dijeran que sus hijos irían de viaje unos días con amigos y no como esclavos.

-¿Tan rápido? –susurré solo para controlar mi pulso.

-Claro, una vez que aceptas una misión tiene que desarrollarse lo más pronto posible. He esperado muchos años para este día, no aguantaré uno más.

La realidad era un golpe de agua fría, un balde de hielo que solo buscaba sacarme en cara que yo no era lo que quería ser, sino lo que ellos me habían hecho. Los sobres estaban ahí, tan específicos y con tantas reglas y normas que no aseguraría terminar de leerlos todos antes del viaje.

Deidara los cogió de un manotazo y comenzó a leerlos en rápidas líneas, frunciendo el ceño cada tanto antes de abrir su puño e intentar arrancarse la piel del brazo. No sabía que podría decir, pero no parecía ser nada bueno. Había practicado ruso desde que tenía memoria, según Minato y Kushina porque tener idiomas era bueno, pero al parecer solo querían que pudiéramos mantenernos comunicados cuando nos enviaran.

-Aquí dice que tendremos que comunicarnos con ustedes por cada dato que obtengamos ¿Cómo piensan hacer eso? –Indagó en un bufido-, ¿Acaso tendremos equipos de espionaje o algo parecido? Porque claro, como nuestra "Familia" es de espías, nosotros también tenemos que tener parte de los insumos.

Minato pareció contenerse las ganas de pegarle, como si se dijera a sí mismo "Ya falta poco, se irán, harán su parte, tendrás tu venganza y no volverás a verlos nunca más". Le rugió, talvez solo para intentar asustarlo o sino para dejarle en claro que no le gustaba su tono de voz. A mí no me gustaba el tono de voz que mantuvieron toda su vida, pero aun así nunca me había quejado con ellos.

-Serán equipados con todo lo que necesiten. Allá tendrán también los recursos para conectar todo, nos mantendremos informados de cada movimiento o acción que cometan –contestó antes de coger el contrato que me correspondería-. Tampoco les pedimos que se acuesten con ellos a la primera, pero si ven que tiene que ser necesario, quiero que le den una noche que jamás olviden.

Sentí arcadas de solo pensar en tener que dormir con alguno de ellos por información, y Deidara inmediatamente corrió a mi lado para sujetarme de los hombros.

-¡Yo no dormiré con ellos por información! –Bramó entre gritos antes de jalarme- ¡Naruto no dormirá con ningún hombre solo porque ustedes lo quieren así!

Minato saltó como gato mientras era detenido por Kushina, quien le negaba con la cabeza señalando el contrato. El contrato que nos ordenaban a cumplir con todo lo necesario para poder acabar con la misión. Eso pareció tranquilizarlo un poco, porque el agarre de Deidara bajó al notar que no corríamos peligro de ser lastimados.

Misión Clase SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora