Capítulo 5: Cinco buenos amigos

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Drana intentó muchas veces imaginar cómo sería volar sobre un dragón y la exagerada forma de expresarlo de Nizka ayudaba bastante a conseguirlo. Aún así, era una experiencia casi imposible de explicar, había que vivirla y eso era, al fin, lo que la recién entrada en la facción de dragones estaba haciendo.

Sobre el blanco Bállastar, la mujer de melena morena se aferraba al reptil con fuerza, procurando no caer cuando, en ocasiones, resbalaba por el enorme asiento de cuero que instalaron sobre el dragón. La correa lo sujetaba al lomo por el largo cuello y las patas traseras, pero la menuda jinete no encajaba tan bien en dicho soporte y el vaivén del animal en las alturas hacía que se moviera de atrás hacia delante sin que ella pudiese evitarlo. A su derecha vio a Nizka sobre Médilan, su montura. Drana pensó que el musculoso hombre debía ir apretado en su asiento pues él no se movía un sólo centímetro, por bruscas o verticales que fueran las maniobras de su dragón.

El ejercicio consistía en un vuelo de reconocimiento, un mero paseo que solían dar cada varios días a fin de no perder la costumbre de montar, los unos, y ser dirigidos, los otros. No sólo los humanos debían acostumbrarse al contoneo del dragón, a no perder de vista el objetivo con el cuello de su montura o a conseguir apuntar y acertar a un objeto lejano calculando velocidad de vuelo y viento originado; los dragones también debían aprender a llevar a su jinete, ser conscientes en todo momento que le llevaban encima y que no debían golpearle con ramas u otros dragones, y entender cada instrucción que le diesen para que la compenetración fuera total y pudiesen funcionar como el equipo perfecto que se esperaba de ellos. No era una tarea sencilla e, incluso, algunas parejas tardaban bastante tiempo en llegar siquiera a entenderse. Drana tenía este mismo problema, ya que Bállastar no era todo lo dócil que ella hubiese preferido y había veces en las que no parecía hacerle el menor caso.

Al frente del ejercicio se encontraba Tábar, sobre un dragón llamado Édaber. A la mujer siempre le pareció muy curioso ese patrón seguido en los nombres de los dragones, todos ellos formados por palabras esdrújulas, según le dijeron porque así ocurría con los nombres de los dioses que les crearon. Tras el general iban varios oficiales, los cuales solían trabajar un tanto apartados de sus subordinados. Era cierto que volaban juntos, pero poco más, no tenían una relación cercana a ellos y sólo se dirigían a los mismos para dar sus correspondientes órdenes. Un poco más retrasados se encontraban, para terminar, los sargentos y cabos, cerrando el contingente los jinetes de nivel básico. Entre estos, dos de los de mayor habilidad se situaban justo al final, controlando que nadie saliese de la formación. Normalmente, uno de ellos era Nizka, aunque en esta ocasión pidió permiso para quedarse al lado de Drana, la menos experimentada, para poder asesorarle o echarle un cable en caso de que lo necesitase.

La mujer echó un nuevo vistazo a su alrededor y vio al fondo a Betren y a Báguer, montando a Gúntether y Pósadar, respectivamente.

—Nizka —dijo Drana, sin que su compañero la oyese—. ¡Nizka!

—¡¿Qué?!

—¡¿Es que el ejercicio es así entero?!

—¡Sí! ¡Es tu primera clase de vuelo; aprovéchala! ¡No quieras correr antes de aprender a andar!

—¡Pero ya sé andar!

Nizka sonrió a la impaciente guerrera. Siempre quería ponerse a la altura de todos sus compañeros, y cuanto antes mejor. Lo hizo en el tiro a distancia con arco, mejorando los registros del propio Nizka. También aprobó con nota los exámenes de astronomía y los de táctica avanzada. Era una mujer luchadora y, sobre todo, competitiva, de ahí que incluso en la lucha cuerpo a cuerpo, aprovechando su agilidad y rapidez, se pusiera al nivel de los mejores. Sin embargo, sobre un dragón debía tener mucho más cuidado. Un error en el suelo podía suponer una raspadura o torcedura, pero una caída desde las alturas únicamente podía significar la muerte.

El murmullo de la batalla (Saga Ojos de reptil #2)Where stories live. Discover now