Capitulo tres.

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Habían pasado dos días en los cuales solo iba de mi habitación, cocina, baño, estudiar, habitación otra vez. Mi vida se estaba volviendo controlada por Harry quien ordenaba que no saliera fuera de la casa.  

Me encontraba en el patio trasero sentada en el pedazo de piedra pisando las hojas mientras veía como caía el agua de la boca de aquel pez de cristal, alguien tomo asiento a mi lado, no aparte la vista de aquel pez koi.  

—¿Porque no me dices que es lo que oculta Harry y terminamos con todo esto? —pregunté a Chris.  

—Nadie sabe lo que oculta —encogió sus hombros.  

—Entonces tu me ayudaras a descifrarlo.  

El rostro se me ilumino cuando voltee y aquella mirada miel penetraba mi rostro, su aliento acariciaba mi rostro y revoloteaba mis cabellos.  

—Tu padre es magnifico—dijo, de repente.  

—¿Porque?  

—Te hizo a ti.  

Y de pronto sentí sus labios encima de los míos moviéndose con lentitud saboreando el momento, cerré mis ojos dejando guiar mis labios al mismo ritmo de el. Sus manos se posaron en mi cintura acariciando por debajo de la camisa, sus dedos desabotonaron solo el principio dejando al descubierto mi brasier.  

—Ven aquí.  

Tomando mis piernas las enredo en su cintura para dejarme caer sobre la dura piedra mientras el se acomodaba encima de mí sin aplastarme. Sus besos bajaron desde mis labios hasta la barbilla bajando a su paso por la piel descubierta de mi cuello y el valle de mis senos. Cerré los ojos con fuerza por las sensaciones y el pequeño gemido que quería salir de mi interior.  

De pronto ya no sentí el abrasador calor de los labios de Chris, abrí los ojos para protestar pero no pude, Harry me veía con el ceño fruncido mientras Chris trataba de ocultar sus vergüenza. Se giró hacia Chris. 

—Tú vete de aquí ya mañana hablaremos— su dura mirada se poso sobre mi— ven conmigo.  

Me levanté lo más digna posible arreglando la falda arrugada y juntando los botones en su posición inicial, pase por el lado de Chris dedicando una pequeña sonrisa. Seguí a Harry hacia el interior de la casa para llegar a su despacho, el calor en mis mejillas no desaparecía y no ayudaba en nada.  

—Primero las pecas, luego te revuelcas con tu profesor —golpeo la mesa, sobresaltándome— ¿Después que sigue? ¡He, dime Nessa. Que sigue!  

Por primera vez en mi vida no dije nada ya que mordía mi lengua para no soltar una sarta de barbaridades hacia aquel hombre de mirada dura y músculos contraídos. Pase mis dedos por mi cabello haciendo que cayera hacia un lado de mi rostro.  

—Solo estábamos... 

—¿Estaban qué? ¿Uhm? —su ronca y dura voz otra vez logró sobresaltarme— Porque definitivamente hablando no estaban.  

Dejo de mirarme para dar la vuelta hasta un pequeño centro en forma de barril donde había una variedad de licores, dejando caer dos hielos y un poco de whiskey dio un sorbo al vaso alargado.  

—Pensé que estaba claro lo de las reglas— su voz áspera por el alcohol dio escalofríos, me puse de pie y el lo noto dejando caer otra vez esa mirada verdosa sobre mi.  

—Y yo pensaba que viniendo aquí podría tener una vida normal o un poco más facil—alise la falda por nerviosismo, le mire otra vez— ambos pensamos mal Señor Styles, con su permiso me retirare a mi habitación.  

Pero nada salía como yo quería ya que su mano capturo con fuerza mi muñeca tirando de mi dejando caer mi cuerpo sobre un mueble con libros, algunos cayeron a nuestros lados. Los desafíe con la mirada hasta que hablo.  

—No eres quien para venir aquí y ordenar o hacer lo que quieras, quizás en donde estuviste podías hacer de todo pero aquí—apretó sus dedos sobre mi muñeca— hay reglas.  

—Mejor me hubieras dejado ahí en el orfanato que haber venido aquí, no quiero estar con un frívolo toda mi vida ya tuve suficiente con mi madre rechazándome a mi y a mi padre por años hasta que el terminó con su vida—aparte la mirada de el, las lágrimas se juntaban en el borde de mis ojos. Respire hondo— no quiero que la historia se repita, estoy harta de obedecer pronto cumpliré los dieciochos y ya no seré una carga para ti.  

Entonces, el dejó de sostener su agarre sobre mi muñeca liberándome. Respire otra vez hondo para no dejar que las lágrimas salieran, antes de salir me gire viéndolo allí parado todavía con su rostro contraído y furioso.  

—No te sorprendas si algún día despiertas y ves que no estoy.  

N/A: Espero que haya sido de tu agrado, gracias por permanecer hasta el final.  

Burn.Where stories live. Discover now