Parte 8 final, "Weller, Peter Weller"

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El grito fue automático y absolutamente imparable.

-Ahhhhh!!!

El cable se desprendió del edificio, desenganchando un pequeño globo luminoso suspendido unos pisos más arriba.

-Ahhhhh!!!

Weller tuvo tiempo de pensar en la ironía de la situación, el miserable globo, aunque se elevaba hacia el cielo rápidamente, ciertamente no sería capaz de sostener su peso más allá del fuerte tirón que le dio a su espalda, que no frenó casi nada su caída.

-Ahhhhh!!!

Se precipitó unas docenas de metros más, viendo pasar la malograda fachada del edificio

-Ahhhhh!!!

La nave pareció emerger de la nada, entre la niebla, el gancho en su morro atrapó el cable, arrastrándolo en la noche, en pocos segundos estaba a bordo, apretujando su cuerpo contra las paredes, rodeado de metalizadas formas oscuras.

-Bienvenido don Peter –el poco agraciado rostro de Ho Yuen lo miró sonriente.

-Ahhhh!!!

-Jajaja, ya basta, cálmese, todo salió bien.

-Ahhh!!

Poco a poco el grito fue muriendo en su boca, reemplazado por una incipiente rabia.

El gurka estaba visiblemente divertido, odiaba esa faceta de él, de hecho lo odiaba a él completo.

-¿Todo salió bien? Me han disparadou, amenazadou, perseguidou y tenido que saltar de un fucking edificio.

-Son gajes del oficio, don Peter.

-¡Andá a cagar, nepalés de la rechucha!

-¡Ese es el espíritu, Pedrito!

Yuen le alcanzó una petaca, Weller ni siquiera olió el licor, tomó un gran trago antes de encararlo.

-¿Que hace acá, Yuen?

-Me desocupé antes y decidí que podía aprovechar para hacerle una visita, relevando a la nave de seguridad, antes de volver al espacio.

-¿No podía haberme ahorrado esta experience? Sus gurkas hubieran destrozado a esos nazis en minutos.

-¿Y que se perdiera toda esa diversión?, ni pensarlo sahib, para eso soy su amigo.

-Con friends como usted...

Volvió a darle otro trago a la petaca, el ardor del alcohol le llenó de energía, la ciudad se deslizó a sus pies, pronto solo quedó la inmensidad oscura del mar.

Weller suspiró, dentro de él comenzó a gestarse una grata sensación, él había entrado a un rascacielos repleto de terroristas, escapado en sus narices, matado a sus líderes y luego huido en una imposible pirueta.

Eso era algo digno de contar a los nietos, si los tuviera, era algo de que sentirse orgulloso, tal como se sentía ese calorcillo de valentía en el pecho.

O tal vez solo era el pisco.

Una sonrisa asomo en sus cansados labios.

-My name is Weller, Peter Weller, international spy.

Ho Yuen rio a destajo.

-¿Lo consiguió? –preguntó el nepalés alargando la mano.

Don Peter se hurgueteó el pantalón ante la mirada atónita del gurka.

-Fue como tener un tercer nuts, pero lo conseguí.

El gringo le mostró el chip cristalino en su mano, que despedía un ligero vapor en la fría noche.

-Guárdelo usted Weller, al menos hasta que consiga una bolsa plástica para envolverlo.

Mientras terminaban la petaca, la estática en su cerebro bruscamente volvió.

"Bravo don Peter, lo logró"

-Volviste Lucho, que relief, pensé te había pasado algo, desapareciste por varios minutes.

"Mi mamá me llamó a tomar once, se pone muy weona con esas cosas"

Weller se quedó helado, una duda afilada cruzó por su mente, una impotente sensación que odiaba, pero que se estaba acostumbrando a sentir.

-Lucho, ¿Cuántos años tienes?

"Doce, aunque cumplo trece en mayo"

Peter Weller perdió todo rastro de cordura, rio a mandíbula batiente mientras sollozaba de impotencia.

Debió haberlo visto venir.

Hasta un niño podría hacerlo.

¿Nunca lo han mandado a limpiar?

Hice mi tarea.

Es el truco más viejo de los videojuegos.

Me pagan con dulces.

No era la "Vieja guardia" quienes lo ayudaban, no era la labor de un hacker avezado, solo una misión patética, otra retorcida jugarreta del patriarca.

Es simple, cualquier niño podría hacerlo, solo unas vacaciones.

-Twelve years, Hernán puso mi life en manos de un mocoso de twelve years...

No había caso, de alguna forma macabra, papá Carmona siempre se las arreglaba para ponerlo en situaciones que lo pusieran en peligro y en las peores condiciones, casi como si fuera un hobby.

O como si fuera un entrenamiento, una forma sádica de enseñarle, en tiempo record, el como la constante posibilidad de la muerte había moldeado a los chilenos a lo largo de los siglos.

Fuera como fuera, era parte de ser un Carmona.

Quizás, solo quizás, alguna vez se acostumbraría.

-Bueno, de algo hay que vivir –dijo sollozando.

Ho Yuen lo consoló con delicadeza, casi le daba lastima el gringo, casi.

-Amén, don Peter, amén.


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⏰ Last updated: May 18, 2016 ⏰

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Mister Carmona goes to DubaiWhere stories live. Discover now