CAPITULO 4:

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Justin volteó a ver de quien era la voz, se sorprendió al ver a una chica, cabellos castaños claros, de hecho parecían ser de oro, no rubia, era simplemente hermoso, ondulado, un poco más abajo y vio sus ojos, color verdes, hipnotizantes, sorprendentes, rodeados de maleza negra, sus pestañas eran largas y rizadas, una nariz solo un poco respingona, y más abajo...se lamento ver esa parte, esos labios lo dejaron encantado, simplemente apetitosos, eran de una mezcla entre rosas y rojos, cálidos, y después...después no le gustó lo que vió ella vestía una playera con un gato enorme en el medio, era seis veces más grande que su talla y le quedaba inmensa, más abajo pantalones de dormir anchos y abajo, unas botas uggs, Odiaba esas botas, de nuevo volvió a verla a los ojos, ella estaba más roja que un tomate cruzada de brazos mientras lo veía directo a los ojos.

Narra Justin:
Bien, recapitulemos... primero me dan esperanzas de irme a un resort en Florida para descansar del estrés, hasta estamos bien, luego me mandan en un avión de segunda clase con viejos gruñones y niños desastrosos que hacen que sufra escalofríos en partes que no voy a mencionar, después me encuentro con un tipo que se hace llamar Martín con una sonrisa torpe y me lleva a esta estupenda casa, donde soy acuchillado por las miradas de los chicos de mi edad, luego el tal Martín me abandona a mi suerte en la inmensa casa sin servicios, luego tengo que organizar y sacar yo mismo mi equipaje y ordenarlo yo cuando no se ni donde estoy, después me encuentro viviendo la vida que siempre soñé, libre destrozando todo lo que se me ponga enfrente, comiendo como quiera y lo que quiera sin padres mandones o managers esquizofrénicos ni guardaespaldas super sobreprotectores y ahora me encuentro con una chica que tiene la voz más increíble que haya conocido y que me puede hacer correr un maratón si ella me lo pide, con una cara perfecta para ser una modelo pero con pinta de monja.
¡ALGUIEN ME PUEDE EXPLICAR!!!

-¿no vas a decir nada?---dijo ella mirándome con el ceño fruncido, bueno debía aceptar que esa cara aunque no tenía ni pizca de maquillaje era hermosa.

-Perdón pero...¿Quién eres tú?---dije con la voz alta y segura, seguro era una chica de servidumbre.

-Bueno, primero déjame decirte algo "niño bonito"---yo la miré con cara de pocos amigos--- primero a una persona no se le levanta la voz a menos que esté sorda ¿Ok?, segundo se saluda como gente normal con un buenos días así quizá pueda responder tu pregunta y tercera podrías levantar esto, está hecho un asco.

Reí con cierta superioridad, y hablé:

-A ver pequeña, soy Justin, Justin Bieber, el gran cantante canadiense más sexy del mundo según la revista Rolling Stone, no soy solo un "niño bonito" como tu dices, y primero yo levanto la voz cuando quiera y a quien quiera ¿entendido? Segundo responderás mi pregunta porque yo quiero, y tercero a mi nadie me da órdenes y mucho menos muchachas de servicio ¿quedó claro?


-¿Qué eres un cretino?, si, bastante claro.

La chica elevó solo un poco un lado de su boca formando una sonrisa de lado, chasqueó con la boca y sacó sus manos de su pecho entrelazándose y poniéndolas a la altura del estómago, caminó hacia mí con la cabeza gacha hasta quedar a centímetros de mi cara, yo sonreí para mis adentros, me encantaba esta cercanía, levantó la cabeza y me miró directo a los ojos con esos ojos verdes tan dramáticos, yo quedé hipnotizado, ella me miró igual que yo a ella, solo que esta vez la chica estaba muy cerca, levantó la vista y vio de mis ojos a mis labios, ojos labios, ojos labios y ahí se detuvo, sonrió un poco y dijo:


-General Megan Hamilton, la dueña de la casa, y la chica que va a cambiar por completo tu vida-
Dijo eso en tono bajo, seductor, yo entre abrí mi boca por el shock de su voz.

-Cierra esa boquita Bieber y recoge todo esto ¿puedes?---dijo en tono inocente, inconsciente de mi mismo asentí con la cabeza y ella caminó al sofá a un lado de la ventana, de piernas cruzadas sin despegar los ojos de los míos, yo parpadee todavía atontado y empecé a recoger las cosas que había tirado, hasta dejar limpio aquel lugar, cuando regresé lentamente volví mi mirada a la chica llamada Megany ella sonrió y luego me dijo en tono amable :

-Gracias.




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