CAPITULO 13

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Maraton  2/2

-Buednos días—dije y recordé que no era momento, tenía la voz de pato y digamos que no me hacía ver de lo más sexy

-Soldado---dijo Hamilton con el ceño fruncido y con una mueca en la boca, estaba seguro de que quería reírse "perfecto Bieber" me dije, al fin vería su sonrisa--- ¿Qué le pasó en la voz?

Aún tenía esa mueca en la boca, y no iba a descansar hasta que riera y yo lo viera con mis propios ojos, tomó una cucharada de cereal y se la tragó.

-Pues dada, que me enfedme y ahoda no puedo hablar bien.

-Aaa...ya me di cuenta---dijo ella probando otro bocado---pero hágame el favor de no hablar así en mi presencia por favor.

-Si clado---entré a la cocina junto con Jack

-¡ey! Porque te tardaste tanto

-a...edf que, no fui, fui a mi cuadto

-aaaa...y ¿Qué hacías que te tardase tanto?

-Edste....dada, pudas tontedias

-Aaa...ok, con que no hicieras cosas malas ten tu desayuno pero lávate las manos antes.

.No seas edtupido Jack, gradias hedmano---tomé el bol y me fui a sentar al lado de la chica más sexy del mundo quien ya estaba comiendo un plato de frutas y yogurt---hoda ota ves gederala.

-Buenos días soldado Bieber.

-Y... ¿Cómo de va?---pregunté, la soldada se mordió el labio inferior, lo estaba consiguiendo.

-Bien—dijo ella moviendo su cabeza con afirmación mientras controlaba sus muecas

-A que buedo...gederala se ve muy bodita hoy.

-Gra...gracias...creo.

-Dedada, ¿sabe que gederala? Me preguntaba si usted tiede una mascota.

-No soldado, no tengo mascotas---estaba seguro de que si mordía su labio más fuerte, se le iba a partir.

-Aaa...do si, tedía un pedscadito que se llababa Ponchito.

-Aaa---carraspeó

-Buedo, creo que voy al badño, ¡JACK VOYD A HADER PIPÍ!

En ese momento la generala se tapó la boca con las manos mientras su cuerpo daba pequeños saltitos, Jack salió con el ceño fruncido y sonrió al ver a su hermana...riendo.
La generala tenía una encantadora sonrisa, los dientes eran alineados y blancos, y tenía una risa contagiosa, nosotros también empezamos a reír, para mi suerte en estos momentos tenía la risa más estúpida del mundo, era algo así como ahogo ronquido ahogo ronquido, sonaba como Bety la fea, por lo que las sonrisas de Jack y de la generala se hicieron más fuertes.

El rostro de la generala se suavizo después de un rato, dejando solo una sonrisa y los ojos un poco empañados por pequeñas lágrimas, sus ojos verdes se iluminaron mientras se agarraba el estómago, Jack veía sonriente al igual que yo el rostro de su hermana, se acercó a ella y la abrazó, la generala correspondió a su abrazo mientras lágrimas caían de sus ojos, pero no de tristeza sino de felicidad

-Hermana, reíste ---dijo Jack todavía abrazándola y dándole besos en la cabeza, yo sonreí de lado, sonaba cursi pero era un momento lindo---no sabes cuánto extrañaba oírte reír.

-Cállate Jackie---dijo ella escondiendo su carita en el pecho de su hermano, Jack río.

-Y ya hacía rato que no me decías así---le levanto el rostro a su hermana y le besó las dos mejillas, la generala río, Jack la miró y ella también---te quiero hermana, vuelve a ser como antes por favor.

-Te...te quiero hermanito

-Yo también te quiero Meg.

Decidí dejarlos solos para que hablaran a gusto, salí a la terraza y miré el mar, la risa de la generala todavía resonaba en mis oídos, era hermosa y su sonrisa era preciosa, y empezaba a creer que me estaba volviendo un cursi, ¿por qué estaba yo pensando en su sonrisa? En fin, creo que el plan se acabó pero por alguna extraña razón no podía parar de pensar en ella o en cómo sería estar en sus brazos, ¿Cómo sería probar sus labios? Que de tanto morderse se le habían hecho grandes y rojos, ¿Cómo sería compartir tiempo con ella, yo ya no recordaba cómo se sentía tener una novia, hacía rato que solo tenía sexo con chicas sexys cuando iba a algún bar o a algún club, la verdad ya ni me acordaba como era querer de verdad a una chica que llamara verdaderamente mi atención, y en ese momento el rostro de Hamilton venía a mi cabeza, preguntas, no había más que ellas en mi cabeza, pasaron dos horas en la que solo estaba viendo el océano y sintiendo el viento, se sentía ligero y fresco, tan tranquilo como las aves que volaban esa tarde.

-¡Oye Bieber!

Entré debido al llamado de Jack quien estaba solo sentado en el sillón viendo la tele

-¿Qué pasa Jack?

-Ve arriba a tu cuarto, Megan está allá.

-¿pod qué?

-Ella te va a explicar todo bien

-¿Todo?---pregunte un poco confundido de pensar que Hamilton estaba en mí

-Sí, todo lo que decidimos, anda ve.

-Ok

Subí a la habitación y entré con cuidado, no vi a nadie hasta que volteé a la ventana grande, era la imagen más hermosa que había visto en la vida, era ella, ya no traía esa ropa descuidada, traía un short de jean corto junto con una camisa arremangada a los codos blanca y unos converse, pero estos no eran desgastados, eran blancos y bien cuidados, casi parecían ser nuevos, el cabello lo traía suelto, era largo hasta la mitad de la espalda y un ondulado pero con un aire salvaje en él, el viento jugaba con el haciéndolo volar, traía una pulsera de varios colores, su aroma se olía a kilómetros.

Ella se dio la vuelta dejándome atontado, traía unos pendientes diminutos que parecían pequeños diamantes, su ojos tenían un brillo especial y sus pestañas eran más largas y negras, sus mejillas tenían un color rosa delicado y sus labios tenían un brillo transparente y un collar largo de una cadena y una medalla al final prendían de su cuello, la camisa tenía los dos primeros botones abiertos, se veía hermosa y muy guapa

-Ya llegaste---dijo con voz...nunca había oído esa voz, era tan diferente, baja, sencilla, sin dureza sin mandar nada.

-Dupongo—estúpida voz la mía, pensé


Ella caminó a mi cama donde tomó una taza blanca y tomó un botecito que parecía ser miel, ella me miró y yo me paralicé.

-Ven Justin, no te voy a hacer nada, siéntate


"Justin" "Justin", me había dicho Justin y sonaba hasta bonito. Me acerqué hasta sentarme en la cama a su lado, ella me hizo una seña de que me subiera, lo hice quedando recargado en el respaldo de la cama, tomó la taza con la miel ya puesta y me la acercó mientras ella buscaba unas pastillas, yo solo la veía, ¿Dónde había quedado la generala gruñona Hamilton?

-Bébetelo Justin, no tiene veneno o algo así, es té de manzanilla con miel, te ayudará con la voz.

Con cuidado me la tomé y sabía bien, ella tomó la taza y me dio una pastilla con un bote de agua, yo me tragué la pastilla junto con el agua, ella me miraba, con la mirada serena y pasiva, le di la botella y ella la dejó en la mesita de noche, intente hablar pero nada salió.

-Es la pastilla, te va a ayudar a hablar bien otra vez, ¿te ha dolido otra vez la cabeza?---preguntó ella tocando mi frente con su delicada mano para después pasarla por mi cabello, yo negué con la cabeza con un escalofrío recorrer mi columna vertebral---Bien, como no puedes hablar te hablaré de lo que hablé con Jack y si tienes alguna pregunta me la haces cuando terminé ¿ok?.

Yo asentí con mi cabeza mientras ella traía una silla y la ponía al lado de la cama para sentarse con las piernas cruzadas como niña pequeña, sus manos las recargó en sus tobillos y me miró, y estaba empezando a creer que esa mirada era sorprendente y mala para mi corazón, por alguna razón empezó a latir rápido y fuerte, yo también la miré.

-Bueno ahí va...


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