Mirajane x Laxus II

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La misión seguía, habíamos llegado por la princesa e íbamos a llevarla a su destino.

"Yo también te amo"

Volvía a recordar lo que había dicho Laxus, por más que intentaba no ponerle atención,  era imposible, estaba enloqueciendo, Laxus venía adelante con el chofer y yo venía con la princesa. Agite la cabeza varias veces y coloque mis manos en mis mejillas.

-¿Estas bien Mirajane-san? –Me preguntaba la princesa.

-Oh sí, todo está bien, no se preocupe por favor.

-Estas muy colorada. –Coloco una de sus manos en mi frente. -¿Estas enferma?

-No, yo me siento bien.

El carruaje paró y se escuchó como alguien se acercaba a la puerta.

-Mirajane sal rápido hay sospechosos. –Decía Laxus tendiéndome la mano para poder bajarme.

-Si.

Baje del carruaje con ayuda de Laxus y me puse a cuidar la puerta, él vino de regreso y me miro un poco, se acercó a mí y puso su frente en mi frente y me miro.

-¿Te sientes bien? –Decía con una voz cálida.

-Si. –Me sonrojé y me aleje rápidamente de él. –Es todo, sino para meterme con la princesa.

-Es todo.

Terminamos la misión, su majestad y la princesa llegaron a salvo a donde tenían que llegar. Nos encontramos con Erza y con Mystogan y regresamos al gremio. Ellos se dieron cuenta del aura que nos rodeaban a mí y a Laxus, pero aun así ellos no decían nada, se mantuvieron callados respecto al tema en todo el camino.

Llegamos al gremio, ya era noche, Elfman y Lissana me recibieron. Me fui a la barra a tomar un poco de agua, Natsu y Lucy llegaron con una gran sonrisa, ellos anunciaron que ivan a empezar a salir. Me sentí muy felices por ellos, pero no pude evitar sentirme triste, salí lo más rápido que pude del gremio para no ponerme a llorar, pero las lágrimas empezaron a salir cuando ya casi llegaba a la salida.

-Mira-san. –Escuché a Lucy, pero la ignoré.

-No tengo porque llorar, debo de estar felices por ellos. –No podía dejar de sollozar.

*NARRA LAXUS*

-¿A dónde va?

Vi como ella salía del gremio con gran rapidez, no pude evitar seguirla, estoy enfadado de que ella tenga ese comportamiento.

-¿Mirajane?

La vi en un rincón, tenía tapada su cara con ambas manos, no me dejaba verla.

-Oh hola Laxus, perdón, salí a tomar aire. –Ella intentaba fingir que no tenía nada, pero su voz y sus ojos rojos decían todo lo contrario.

-¿Qué tienes?

-Nada, regresemos al gremio. –Decía ella con su peculiar sonrisa de oreja a oreja, aun me sigo preguntando ¿Cómo es que siempre sonríe?

-Ya basta, algo tienes, deja de mentirme carajo. –Grite mientras la tomaba de la mano para que no se fuera.

-Suéltame.

-No.

-¡QUE ME SUELTES LAXUS!

-¡NO!

Ella comenzó a llorar de nuevo, empezó a secarse las lágrimas con la mano con la que no la tenía sujetada.

-Ya no quiero pelear, suéltame por favor.

Agarro mi mano y la quito de la suya, dio media vuelta, seco sus lágrimas e iba de regreso al gremio, a seguir fingiendo que todo estaba bien.

Los magos también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora