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-Repítemelo otra vez -susurro.

Estamos encerrados en su coche. Luca está sentado en uno de los asientos traseros. Yo estoy tumbada, con la cabeza sobre su regazo y las piernas por fuera de la ventanilla.

-Has dejado a todo el mundo K.O. -dice mientras juega con uno de mis mechones -. Nadie esperara que lo contaras... Todo.

Pasa uno de sus índices por mi nariz y cierro los ojos.

-Eras lo que necesitábamos para perder el caso. Estaba seguro que, llegados a ese punto, Eros iría a por mí.

-Pero no lo hizo.

-Pero no lo hizo -repite -. No sé por qué, Daf. Creo que lo que dijiste le afectó bastante.

-¿Qué parte?

Su dedo pasa de mi nariz al contorno de mi cara, dibujando una línea imaginaria por mi barbilla.

-Creo que en la dijiste que le querías, y que por eso hacías esto.

-Vaya, y yo que creía que hablabas de en la que decía que te quería a ti.

Una risa hace que su pecho retumbe. Abro los ojos y me encuentro directamente con su mirada, como si no la hubiera apartado en ningún momento.

-Hablé con Simon -murmura -. Le has dejado.

-Lo sé -contesto.

-¿Por qué? -aparta la mano de mi cara y se estira sobre el asiento -Es un bueno hombre. Os quiere a los tres, os ha cuidado durante todos estos años. Él... Merece la pena. No entien...

-Cállate.

Me mira asombrado por un momento, pero luego sonríe de medio lado. Sonrisa de mamón, propiedad de Luca Apollo.

-Escúchame. Solo te pido eso -digo mientras me siento sobre mis piernas y agarro una de sus manos -. Mi madre solía decirme: "Serás capaz de querer a alguien cuando te quieras a ti misma, Dafne." -intento imitarla, y él suelta una risita nerviosa -. Siempre pensé que tenía razón.

-¿Y no la tenía?

-Nope -tomo aire y sigo -. Todo cambió cuando recibí tus cartas, creí estar enamorada de ti, te conocí de verdad y me enamoré. Fue ahí cuando pensé: ¡Y una mierda!

El coche se queda en silencio. Es extraño abrirme tanto a él, pero es algo que debo hacer.

-Mírame -poso mis manos sobre sus mejillas y acaricio sus pómulos con los pulgares. Solo cuando cierra los ojos, sigo -. ¿Cómo no podría quererte, Zombie? Habría sido tan complicado no hacerlo. Te quise desde el momento en el que leí que querías odiarme, porque supe que tú también me querías.

Aun con los ojos cerrados, las comisuras de sus labios se alzan.

-¿Crees que eres el único que no se quería a sí mismo? -pregunto lentamente -Yo te quise tanto que olvidé cómo era odiarme o por qué lo hacía.

Luca abre los ojos.

-Yo solo quería que me quisieras casi tanto como yo te quería a ti. Sigo queriéndolo -susurro -. Por eso te perdoné. Porque eso es lo que hacemos, ¿no? Perdonamos nuestras cagadas, porque nos queremos. Y da igual cuantas, da igual el tiempo, da igual el mundo...

-Nada podría cambiar eso -acaba él.

Solo ahí, cuando los dos sabemos la verdad, Luca Apollo me besa.

Y yo, Dafne Teller, le recuerdo lo mucho que le quiero entre beso y beso.

¿FIN?

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