Capítulo 11

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Después de esto igual quería volver a hablar con él, pues después de todo, él no tiene ningún motivo por el cuál enamorarse de mi. Así que la daría uno. Seguí hablando con Martin de la manera más normal, pero un poco más ''tierna'':

— Holi — le dije por chat.

— Em, hola.

— ¿Cómo estás, bonito?

— Algo estresado, ¿y tú?

— ¿Por qué estás estresadito? :c — le añadí una carita de pena — yo bien.

— Nada importante jaja, solo cosas de la academia.

— Ah. Y ¿cómo te ha ido en la academia? Jaja.

— Bien gracias.

— ¿ Te gustan los libros?

— Mucho, ¿y a ti?

— También, ¿cuáles haz leído?

— Buscando a Alaska, Este libro es Gay, Oscuros la eternidad y aun día, Corazón de mariposas, y ahora estoy leyendo ''El Teorema de Katherine''. ¿Y tu?

—Bueno, también he leído ''Este libro es Gay'', Hielo Negro, No sonrías que me enamoro, Las Crónicas Vampíricas, Mis alas por un beso, y estoy leyendo la saga Hush, Hush. ¿De qué trata ''El Teorema de Katherine''?

— Buenos libros. Bien, trata de dos grupos de gente; los que rechazan y los que son rechazados.

— Me suena a drama, ¿puede ser?

— Quizás, jajaja.

— ¿Y tú a que grupo perteneces?

— Al de los rechazados jajaja, siempre me dejan en la Friend Zone, ¿y tú?

— Está más que claro, ¿no crees?

Con lo que había ocurrido el día anterior no tenía necesidad de preguntarmelo. Seguimos platicando por un largo rato, hasta que le dije un repentino ''te quiero ver''. Se demoró unos minutos en responder, 10 para ser exacta. Y luego dijo: ¿qué?

— Que te quiero ver, realmente me agradas y me gustaría salir contigo algún día.

¿Y ahora por qué carajos dije eso? Creo que debería pensar bien las cosas antes de decirlas. En ese momento me desconecté, estaba nerviosa por tantas tonterías que le había dicho. Para calmarme subí a recostarme en mi cama, me encerré con llave y puse a todo volúmen ''The Devil In I - Slipknot'' y saqué unas papas fritas que tenía guardadas en mi mochila. Estuve aproximadamente una hora escuchando a Slipknot y Metallica. A eso llega mi padre gritandome para que lo escuchara sobre el ruido que tenía.

— ¡VEEEEEEEEEEEEEEE! — golpeó la puerta.

— ¿Qué pasó?

— ¿Cómo se te ocurre tener tan fuerte la radio? Eso te dañará los tímpanos. Ve a bajarla — así que fui y la apagué, en realidad ya me sentía bastante bien, ya me había llenado de valor para ver su respuesta.





El niño del busWhere stories live. Discover now