Dieciocho.

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#MaeDay

Capítulo dieciocho: ¿Quiénes somos?

Salí de clases de repostería y caminé hacia mi casillero para fijarme en el horario. Tenía dos horas libres: aprovecharía para empezar con el huerto.

—Buenos días, señor. Vengo de parte del decano, me dijo que usted me entregaría algunas cosas para encargarme del huerto.
—Sí, lo tengo aquí —afirmó el conserje y entró a su armario para sacar una bolsa— estos son los implementos de limpieza, la pintura y demás cosas ya están allá.
—Gracias —asentí y la cargué mientras giraba para irme.
—Señorita...
—¿Sí?
—Disculpe si me entrometo, pero... ¿Por qué aceptó hacer esto? La última vez que alguien limpió el huerto, el decano tenía cabello.

Yo solté una carcajada y luego suspiré.

—Fue por una buena causa.
—Bueno, espero que haya valido la pena.
—Lo valió, de verdad lo valió.
—Entonces disfrute el huerto —Yo le sonreí y me fui.

Al llegar; recordé el asco que era ese lugar. Basura por todos lados, una paloma muerta y telarañas por doquier.

—Ew.

Y no sólo debía arreglar el huerto, la vieja cabaña también.

—Ew.

Entonces me puse en marcha. Pero dos horas no fueron suficientes para al menos un cuarto de trabajo.

De: Copain.
Hora: 10:38 am.

«Muffin, ¿dónde estás? Tenemos un examen».

De: Muffin.
Hora: 10:38 am.

«Estoy en el baño. Tengo diarrea».

De: Copain.
Hora: 10:39 am.

«Eh... Okay. Le diré a la profesora que tienes una emergencia».

De: Muffin.
Hora: 10:39 am.

«No, no te preocupes. Ya voy para allá».

De: Copain.
Hora: 10:39 am.

«Bueno».

Guardé el teléfono y corrí por el pasillo, me había lavado la cara, pero estaba segura de que estaba despeinada, lo peor es que no había espejo y llegué como sea. Cuando estuve dentro, recordé que podía verme en la cámara frontal del teléfono.

Aplausos para la genia del año, por favor.

—Hola, hola, hola —saludé entrando agitada por correr tan rápido.
—Griffin, ¡qué espanto!
—Gracias, profesora. Usted también es muy guapa.
—¿Por qué vienes así? Estás despeinada y... —yo me miré y me acomodé la chaqueta.
—Perdón, perdón. Tuve un contratiempo.
—Vienes agitada, despeinada y con la ropa mal puesta, Griffin, ¿qué quieres que piense? —susurró mirándome como solía hacerlo mi madre cuando me portaba mal.
—Perdón, de verdad, le prometo que no hice nada malo.
—Lo tomaré como una advertencia, Mae. A la próxima tendré que tomar medidas, me sorprende de una alumna tan buena como tú.
—Está bien, gracias.
—Y acomódate esas greñas, por favor —sonreí y ella me miró— ¿por qué sonríes?
—Usted me recuerda un poco a mamá —sacudí la cabeza y señalé hacia donde estaban mis compañeros tratando de oír nuestra conversación— voy a... Sentarme —dicho esto, caminé hacia donde estaban los chismosos y me acomodé en mi lugar.
—Bueno, guarden todo. Recuerden que para los exámenes no tengo memoria, así que no me pregunten nada.

EternecoWhere stories live. Discover now