Cap. 16- Te amo.

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Emily, lo observó inquisitiva, sin perderse ningún gesto en su expresión. El agua caía directamente sobre la cabeza de Patrick, generando que minúsculas gotas cayeran sobre su rostro como si fueran una muy suave llovizna de otoño. Tan suaves, livianas y frescas.

No le pasó desapercibido el atisbo de miedo e inseguridad que se reflejó en los ojos azules de, Patrick y un nudo enorme se alojó en su garganta impidiéndole el habla correctamente.

Su mente masoquista le gritaba que él jamás le diría abiertamente esas palabras, que eso solo había sido consecuencia del estado de embriaguez en el que se encontraba el hombre frente a ella. Que jamás lo diría en voz alta. Que solo se encontraba conforme con ella y… nada más.

Dentro suyo su inocente corazón se oprimió. Ella bien tenía claro lo que sentía por ese hombre y ni siquiera se podía comparar a lo que alguna vez sintió por aquel que ni quería nombrar.

—Creo que… de-debería —carraspeó Emily, intentando alivianar el dolor en su garganta— preparar, prepararte un, un café… te vendrá bien.

Más no pudo contener sus lágrimas que para su suerte el agua de la ducha lo disfrazaba muy bien. No quiso mantener su mirada, pues sería muy obvia y no quería que él se diera cuenta qué tanto le dolía su falta de respuesta.

—Traeré… toallas. —dijo decidida a salir de ahí, pero la mano de Patrick, manteniendo el agarre se lo impidió.

Sí, no iba a negarlo, estaba seguro de lo que sentía hacia Emily, pero no iba a ocultar lo que eso le aterraba. Ya había amado una vez con tanta intensidad y aunque ambos amores no podían ponerse en comparación, lo que sentía por ella era inmensamente maravilloso.

Y eso no podía negarse ni ocultarse.

Amarla significaba haber dado un gran paso en su vida, en poder avanzar, en tener esperanza, en entregarse y confiar en el otro.

Pero, lo que de verdad le aterraba no era amarla, si no el perderla en cualquier segundo. Muy bien sabía lo que era llegar a lo más alto de las dichas, solo para caer y estrellarse contra el suelo.

Si aceptaba ese intenso sentimiento y llegaba a perderla, estaba seguro de que jamás se repondría de ello. En ese punto de su vida, Emily, lo era todo para él.

Buscó con timidez sus ojos cafés y cuando los observó, lo entendió; ella estaba decepcionada y triste. Tal vez creyendo que lo que él sentía hacia ella, no era tan intenso, tan fuerte como pudo pensar en un principio.

Pero estaba tan equivocada, si supiera la revolución que sufría su corazón al tenerla, incluso al pensarla y sentía muy dentro suyo que era su responsabilidad sacarla de ese error.

El agua de la ducha los había empapado por igual, y ya el alcohol se había disuelto en su sistema y estaba perfectamente consciente y lúcido de sus actos, aunque seguro por la mañana siguiente su cabeza explotaría por la jaqueca. Cerró la llave de la ducha sin siquiera apartarle los ojos de encima.

Le rodeó con suavidad el cuello con ambas manos para poder mantener su mirada y que no le rehuyera cuando dijera sus siguientes palabras. Las manos de Emily, sujetaron sus antebrazos ante su acción, tal vez para mantenerse firme, pero no esperó a que Patrick, acercará su rostro peligrosamente al suyo.

Sí, su aliento a alcohol lejos de desagradarle le generaba una picazón en su lengua por probar sus labios. Le hizo recordar aquellos besos que se habían dado aquella primera vez.

Y más allá de eso, la intensa mirada de Patrick, no la dejaba coordinar sus pensamientos con claridad.

¿Qué es lo que iba a hacer? ¿Qué es lo que iba a decir?

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Where stories live. Discover now