Mientras yo terminaba mi trabajo de la facultad en la habitación, Enzo estaba "preparando" la cena, en realidad, nunca la hace el, pero está vez estoy enojada, y el lo sabe, por eso dijo que el se ocupaba de todo hoy.
Estaba enojada, va, no tanto, gran parte es drama para ver cómo actúa Enzo.
El había invitado a los amigos, también a sus amigas, todas son de lo más bien, menos dos que siempre me miran mal, y siempre le dije a Enzo que ellas no eran de lo mejor, pero nunca me presto atención, hasta hoy, que las muy boludas me intentaron sacar de la casa para quedarse solas con Enzo, el las termino echando, yo estaba furiosa y nos pusimos a discutir, finalmente el se dio cuenta de su error, pero me enoja que tenga un pensamiento tan cerrado con las personas.
Hace unos minutos había terminado de estudiar, decidí mientras tanto ver algo en el televisor.
Mientras veía una película comencé a oler un olor un tanto curioso, a quemado, bajé rápido las escaleras, quien sabe que podría estar haciendo este hombre.
Entro a la cocina silenciosamente y lo veo dado vuelta, sin remera y muy, pero muy estresado.
Que ternura. Se le quemo el pollo.
Voy y lo abrazo por atrás, el se tensa del susto pero al segundo se da cuenta de que soy yo.
- ¿Que haces acá? — Dice desilusionado como un nene chiquito.
Se da la vuelta y me mira con un puchero poco notorio.
Me lo voy a terminar comiendo a el.
- Senti un olor a quemado y baje a ver que paso. — Le digo sonriéndole.
El suspira.
- Perdón, soy un estupido, ni un pollo puedo hacer. — Dice.
- No. — Le digo mientras acaricio su mejilla.
- La cague y encima no te puedo sorprender. — Dice frustrado.
- Amor, no pasa nada, ya paso el enojó — Le digo sonriente.
- Bueno, si querés nos vamos a acostar, pero para que voy a sacar las cosas que hay en la mesa. — Dice informándome y se va dejándome sola en la cocina.
¿Que cosas?
Lo perseguí y lo vi recogiendo platos y cubiertos.
Voy a llorar. Que amor.
La mesa está perfectamente decorada con velas y un vino en el centro, copas y cubiertos, al lado hay un ramo de rosas.
- No, amor para. — Le digo poniendo mi mano sobre la suya para que deje las cosas en su lugar de vuelta.
El me mira con sus ojitos marrones puestos sobre mis ojos.
- Si... Si querés puedo encargar algo que nos guste y... Por lo menos así no desperdiciamos ni esta noche ni esta mesa que tan linda te quedo... Y después si querés nos pedimos un postre, o no se. — Digo insegura por lo que vaya a responder, se veía triste.
Termine de hablar y sus ojitos comenzaron a brillar, el asintió mientras sonreía.
- Me encanta como siempre arreglas todo lo que hago mal. — Dice sonriente.
- Enzo, vos no hiciste nada mal, todo esto es increíble, vos sos increíble. — Le digo desde lo más profundo de mi corazón.
El me mira y lo siguiente que hace es besarme, un lindo beso si lo podría describir, más que todo tierno, demostrando ese amor que tenemos uno al otro.
Al rato había llegado la comida, y esa hermosa cena termino con una mesa toda llena de papeles, una caja de pizza y cubiertos sucios, pero eso nunca me importaría, porque ahí está el.
