Capítulo sesenta y uno

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Narra: Jefe de policía

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Narra: Jefe de policía

Hay muchas finales incoherentes. Ver una escena del crimen como si ya la hubieras visto antes parece absurdo. Muchos creen en el karma, el que lo asesino era uno de ellos.

Allanamos la casa de Michael en medio de un bosque desconocido luego de recibir un llamado anónimo, las alarmas y cámaras habían sido anteriormente desactivadas.

Soy el primero que abro la puerta y encuentro el cuerpo de Michael desangrándose a causa de tres disparos en la yugular y tres apuñaladas en la misma zona.

—Revisen la casa. —Ordeno y observo sus heridas.

Las múltiples puñaladas en su cuerpo encajan de manera exacta en la forma en la que murió Victoria Trisser, la chica que él simulo ser Elizabeth Parker la noche del 23 de octubre.

¿Coincidencia o venganza?

—¡Jefe! —gritan, desesperados —¡Venga a ver esto!

Subo las escaleras corriendo hasta una de las habitaciones. Me perturba la similitud en la casa.

—Encontramos a Hans Wist —informo a través de mi radio.

Los médicos lo asisten y él comienza a despabilarse. Susurra algo pero no presto atención.

—¡Necesitamos otra camilla!

Me acerco hasta la segunda habitación, que lleva el nombre de Elizabeth Parker. Los médicos y mis compañeros parecen asombrados y tan confundidos como yo.

—Es Venus Parker—Escuchar su nombre me alivia —. ¡La encontramos!

Los médicos trasladan a ambos al hospital, mientras los forenses investigan la escena del crimen y recopilan evidencia.

Paso por la habitación de lo que seria ser de Michael y encuentro un pastillero en la mesita de luz. Subimos a la azotea donde encontramos la computadora, un sofá y una caja de madera. No sé cuanto tiempo le llevo hacer esta casa idéntica a la otro pero supongo que hace años su familia convivió con un psicópata. No me imagino cuanto dolor habrá pasado esa familia, en especial sus hijas.

Vuelvo a la habitación de Elizabeth y entre las cosas que el departamento de investigación encontró fue una carta. No lleva fecha pero parece que lleva tiempo aquí.

''Cuando él puso sus manos encima de mí mi cuerpo dejo de sentirse mío, viví en el cuerpo de una desconocida durante mucho tiempo. Odiándolo, mirándome al espejo y sintiendo asco. Se lo llevo todo en solo una noche, mis sueños, mi inocencia y mi alegría.

Jamás creí que unas manos podrían arruinarme por completo. Menos, unas manos que me tuvieron al nacer. ¿Cómo alguien que te debería cuidar te haría algo así? Le di vueltas a esa pregunta, días y noches. Jamas obtuve una respuesta, tampoco creo que la encuentre. Pero deje de cuestionarme las cosas cuando empece a creer que la culpa era mía. Cuando él decía que yo lo provocaba y no podía detenerse. Empece a tenerle cierta empatía, incluso me dio lastima cuando me convenció de que si decía algo mi madre lo iba a echar de la casa y nunca más volvería a vernos. Pensé que era mejor cuidar a la familia, entonces me calle. Y un día se convirtieron en dos, y cuando quise darme cuenta habían pasado ya muchos años. Tantos que aquellas noches se habían vuelto una triste rutina. Llorar ya no me calmaba, ni siquiera odiarme a mí misma. Entonces empece a sentir que necesitaba más. Tal vez necesitaba creer que todos los hombres eran así, que lo yo que vivía era algo normal. Hasta que me di cuenta que no, que necesitaba hacer algo. Pensé en hablar pero descubrí que mi madre ya lo sabia. Algo dentro de mí se rompió aquel día, tanto que me preguntaba porqué me habían tocado aquellos padres. Me sentía furiosa. ¿Por qué a mí?

Mi padre empezó a ser más cuidadoso, se movía de muchos lugares, primero fue en mi propia casa, luego en la choza que construyo en medio de la nada, luego en el motel, en aquella maldita habitación ocho y fue siguiendo hasta destruirme por completo.

Pero en esos momentos siempre recordaba a mi hermana, tenia que hacer algo para que a ella no le pasara lo mismo. Cometí muchos errores tratando de cuidarla. Tal vez le hice más daño del que hubiera querido, pero necesitaba que vea la realidad y sepa aceptarla. No es fácil tener un padre que abuse de ti y una madre que le pida a Dios el perdón y no haga nada. Tal vez sea la historia de muchas chicas, la de mis amigas más cercanas o de aquellas que no me caen bien. Ojala no sea la de mi hermana, la que todo este tiempo intente cuidar.''

Inevitablemente rompo en llanto, como nunca lo había hecho en algunos de mis casos. El dolor me carcome el alma y me hace sentir un vació inexplicable.

12 HORAS DESPUÉS:

—Jefe, ¿qué hace todavía aquí? Debería irse a casa —me dice un compañero.

—No puedo dejar de darle vueltas en la cabeza...

—¿Qué piensa que sucedió aquí?

—Si me pregunta como colega le voy a decir que alguien sabia muy bien lo que planeaba hacer, no dejo evidencia alguna e imito las apuñaladas a la perfección. —Suspiro —. Pero si me pregunta como un amigo le tengo que decir que no puedo confesar mis sospechas, tal vez este rompiendo muchas reglar pero sé que fue su venganza y ella tiene derecho a mi silencio.

—¿Dice qué fue su propia hija, Venus? ¿ella lo mato e imito la muerte de su hermana?

—Ella no, su hermana. Elizabeth... —respondo.

Él asiente con la cabeza, me da dos palmadas en el hombro y se retira.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora