18

5.5K 256 28
                                    

—Mamá, Ximena, Pablo y yo... estamos saliendo—dije con rapidez las ultimas dos palabras antes de hundir mi cara en un cojín y gritar con frustración.

—Wow, eso fue... horrible—dio dos aplausos lentos.

Levanté mi cabeza y le arrojé el cojín en la cara. Pablo y yo estábamos ensayando como le diríamos a nuestras madres que estábamos saliendo.

—Mamá, Angie—suspiró—Kat y yo estamos saliendo.

—Literalmente acabo de decir eso.

—Yo no estoy temblando de miedo.

Rodee los ojos y di un respingo al escuchar la puerta abrirse. Era hora y yo ya estaba arrepintiéndome de todo.

Miré a Pablo quien estaba tratando de ocultar, quería decirle que abordara la misión pero ya era tarde, mamá y Ximena parloteaban de algo hasta que nos miraron y entendieron que íbamos a hablar.

¿No podíamos evitar la parte de hacerlo público y ya?.

No, no podíamos.

¿Era muy pronto, o...

—Les queremos decir algo—al escuchar a Pablo empezar a hablar me hizo girar la cabeza a el mirándolo con los ojos muy abiertos.

—¿Qué pasa?—dijo mamá entrecerrando los ojos.

—P-pablo y yo...

—Estamos saliendo—terminó por mi.

Mi alma salió de mi cuerpo.

Mamá y Ximena abrieron la boca y se miraron antes de decir algo. Estaban en shock.

—¡¡¡¡QUEEE!!!!—fue lo primero que salió de ambas al mismo tiempo.

Me lleve un cojín a la cara tratando de ocultar mi pánico, no era ni capaz de ver a Pablo quien seguramente estaba tratando de ocultar sus nervios. Era imposible no tener miedo de la reacción de nuestras madres.

Más cuando en vez de hablar solo nos miraban con los ojos como platos.

Eso no le ayudaba a mi terror.

—Digan algo—dije.

—¡¡¡Felicidades!!!—Ximena parecía por fin reaccionar cuando sonrió ampliamente y corrió a estrujarnos en un abrazo.

Mamá por su parte seguía disociada.

—¡Sabia que acabarían juntos!—dijo separándose de nosotros.

Pablo y yo nos dimos una mirada complice sonriéndole de vuelta, mamá nos dió una sonrisa cerrada antes de hablar.

—Lo sospechaba—murmuró—me alegra que nos lo hayan dicho, así que felicidades—esbozó una sonrisa sincera.

Sentí un gran alivio, al tener la aprobación de mamá, era demasiado raro pensar que Ximena ahora era algo así como... mi suegra.

Dios mío, que raro.

¿Raro bien o raro mal?.

No lo sé, solo... raro.

—Deben saber que, siempre deben cuidarse aunque se conozcan desde hace mucho tiempo no significa que...

—Mamá—advirtió Pablo.

—Bueno solo... tengan cuidado.

Mamá y Ximena estuvieron alrededor de una hora explicándonos por que debíamos usar anticonceptivos, entre otras cosas del tema, nos preguntaron dede hace cuanto estábamos saliendo, prácticamente nos interrogaron.

Un verano con mi enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora