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Katherine Parker (un año y medio atrás).

El día en el instituto fue pesadísimo, no pude dormir bien en la noche así que estuve muriendo de sueño toda la clase. Fue horrible, no pude dormir, me desperté tarde, las ojeras estaban del tamaño del océano y mi piel estaba grasosa.

Resoplé pesadamente al entrar a casa y aventar mi mochila al sillón, mis papás estaban trabajando, era lo habitual de mi vida. Quedarme sola buena parte del día, estaba acostumbrada.

A pesar de estar físicamente sola, no sentía soledad.

Yo pienso que esas dos palabras tienen términos diferentes: estar sola y sentirte sola es distinto.

Sabia que papá llegaría en unas 2 horas más, me serví jugo de naranja en un vaso y empecé a beber, tenía mucha sed.

Me eché en el sofá y prendí la televisión con el control remoto, puse lo primero que apareció aunque ni siquiera le presté atención porque me quedé dormida. Desperté gracias al ruido de la puerta, sintiendo mi temperatura corporal más caliente de lo normal, solté un ligero quejido mientras tallaba mis ojos levantándome del sillón.

¿Qué hora era?, mi estómago me pedía comida.

Supuse que ya había llegado papá, revisé la hora en mi celular y en efecto: era la hora en la que siempre llegaba, las 4 de la tarde.

Salí de la sala y llegué a la cocina en busca de comida, me preparé una sopa instantánea, la dejé enfriarse revisando mis redes sociales. Tenía una nueva solicitud de amistad, era de "Marco Smith", su nombre se me hacía familiar.

Saqué una captura de pantalla y se lo mandé a Sam, ella seguro sabía quien era.

Abajo de la solicitud me salían amigos sugeridos: "Pablo Scott".

Bufé, nunca le mandaría solicitud a Pablo, pero... ¿sería malo si lo stalkeo?.

Cambio de planes, su cuenta es privada. Empecé a comer la sopa y dejé a un lado mi celular, escuché pasos detrás de mi,  después una mano tocó mi hombro y papá me dió un beso en la mejilla.

—Hola Kat—se sentó frente a mi.

—Hola papá—dije sonriendo.

—¿Qué tal te fue?.

—Normal—mentí llevando una cucharada de sopa a mi boca.

—Tu mamá me dijo que te despertaste tarde, ¿a que hora te dormiste?.

Mamá siempre le decía todo lo que me pasaba a papá, aunque el nunca me regañaba, era mi complice, por eso lo quería tanto. Esperaba algún día casarme con un hombre tan increíble como él, y tener un matrimonio tan hermoso como el de ellos.

—A las 10 pm.

Papá entrecerró los ojos, obviamente no me creía, soy una mala mentirosa. Siempre me dice eso, que no sé mentir.

—A las 3 de la mañana—admití.

Papá negó con la cabeza resoplando.—¿Te quedaste viendo esa serie otra vez?.

—No, esta vez fue por puro insomnio.

Me quedé charlando con papá un buen rato hasta que la puerta de la casa se volvió a abrir, mamá llegó con los ojos rojos al igual que su nariz.

—Edward—sonó en voz baja.

Papá pareció entender y ambos subieron a su habitación, ¿qué pasaba?.

Llegué a su habitación que estaba cerrada, pegué mi oreja a la puerta. Es una mala manía que tengo desde niña, pero no puedo soportar la duda.

—Ya lo se todo—escuché a mamá con la voz en un hilo.

Un verano con mi enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora