Capítulo 12: Salto de fe

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Con el pasar de los días, Chiara notó un cambio en la actitud de Violeta, quien parecía haberse vuelto un poco distante. Aunque no entendía del todo la razón detrás de ese distanciamiento, decidió respetar el espacio de la muchacha. 

Intentando acercarse nuevamente a Violeta, asistió como invitada a sus clases en un par de ocasiones, esperando reavivar la chispa de su relación. Sin embargo, se encontró con que Violeta apenas le prestaba atención, sumergida en sus propios pensamientos y ocupaciones.

Chiara comenzó a cuestionarse si había sido demasiado insistente o si había cometido algún error que hubiera alejado a Violeta. 

Optando por no presionarla más, Chiara se concentró en sus propios deberes a bordo del barco, esperando pacientemente a que la muchacha volviera a buscarla cuando estuviera lista.

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Una mañana bañada por la luz del sol naciente, el capitán Guix reunió a toda la tripulación en la cubierta principal del barco. Con su voz firme y autoritaria, anunció las noticias del día.

- Tripulación, - comenzó Guix, su mirada recorriendo a cada tripulante - hoy es un día importante para nosotros. Después de semanas en alta mar, finalmente llegaremos a la costa, cerca de la capital italiana, Roma.

Un murmullo de emoción y anticipación recorrió entre los marineros, quienes intercambiaban sonrisas animadas.

- Realizaremos nuestro primer desembarco en tierra después de un tiempo. Y, como saben, este también será el momento de despedirnos de algunos miembros de nuestra tripulación. - No mencionó nombres, pero todos sabían que se refería a Luis, quien, tras lo sucedido con Violeta, sería dejado en tierra como castigo.

- Por lo tanto quiero que todos estén preparados. Les espera un día arduo, pero también uno emocionante. Como siempre trabajaremos juntos para completar nuestra tarea con éxito.

Una sensación de determinación y unidad se extendió entre la tripulación mientras asentían en respuesta a las palabras de Guix.

- Pero no todo es trabajo. - anunció Guix con una sonrisa. - Por la tarde, una vez que hayamos completado nuestras tareas, todos quedarán libres. Tendrán tres días para disfrutar de la tierra firme y explorar lo que Italia tiene para ofrecer.

Los rostros de los marineros se iluminaron con alegría ante la perspectiva de un merecido descanso en tierra después de tanto tiempo en el mar.

- Sin embargo, - advirtió Guix con seriedad - recuerden que el jueves al amanecer todos deben estar de regreso en el puerto con gran puntualidad. No quiero dejar a nadie atrás, pero eso depende de ustedes.

Con estas palabras, el capitán Guix dio por concluida la reunión, y la tripulación se dispersó para comenzar los preparativos para el desembarco y el día de trabajo que les esperaba.

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Mientras el capitán Guix pronunciaba su discurso, Chiara se había posicionado discretamente detrás de Violeta, más interesada en las reacciones de la muchacha que en las palabras de Guix. Después de todo, había sido la propia Chiara quien había informado al capitán de que estaban a punto de llegar a tierra.

Observando a Violeta con atención, Chiara notó la emoción en sus gestos mientras el capitán hablaba. La joven estaba claramente ansiosa por la llegada a la costa y por la oportunidad de desembarcar.

Cuando finalmente Guix concluyó su anuncio, Violeta, emocionada, se abalanzó sobre Omar, Paul y Lucas, abrazándolos con efusión. Chiara observaba la escena con una sonrisa, disfrutando del afecto compartido entre los marineros.

Destinos a la deriva / KiviWhere stories live. Discover now