Capítulo 3: Nuevos horizontes

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El capitán Guix, con su sombrero de ala ancha y su mirada profunda, extendió sus brazos en un gesto que imponía respeto, y la tripulación, en silencio, se fue congregando a su alrededor.

- Damas, caballeros y gentes del mar en general, permitidme presentaros a Isabel Márquez. Ha venido a embarcarse en esta travesía con nosotros. Tratadla con el mismo respeto y consideración que dispensáis a cualquier otro miembro de nuestra tripulación.- anunció Guix con solemnidad.

La tripulación, formada por individuos de variados aspectos y edades, asintió con gestos respetuosos. Violeta, entre nerviosa y decidida, ofreció una inclinación de cabeza en señal de saludo.

A medida que los marineros se acercaban para saludarla, Chiara, la joven de cabellos revueltos y mirada clara, fue la primera en hacerlo. Con una sonrisa amigable, extendió su mano hacia Violeta.

- Bienvenida a bordo, señorita Márquez. Soy Chiara, y estoy segura de que pronto te acostumbrarás a la vida en alta mar. No temas preguntar si necesitas algo, aquí todos somos como una gran familia.-, expresó Chiara con un tono tranquilizador.

Violeta, agradecida por el gesto amable, estrechó la mano de Chiara con una sonrisa forzada. Aunque la joven sentía cierta aprehensión, también notó algo intrigante en los ojos de Chiara, una chispa de curiosidad y complicidad.

Violeta se sintió aliviada al ser recibida con amabilidad por aquella muchacha y por la tripulación. Mientras aún asimilaba las nuevas caras y nombres, los dos marineros robustos que la habían ayudado con su equipaje en el bar del puerto se acercaron.

- ¡Hola de nuevo, señorita Márquez! Soy Omar, y este es Lucas. Nos alegra tenerte a bordo. Si necesitas algo durante la travesía, no dudes en buscarnos.-, dijo Omar con una sonrisa, mientras Lucas asentía con cordialidad.

Violeta agradeció sus palabras y les ofreció una tímida sonrisa. Pronto, Omar y Lucas la guiaron por el majestuoso barco hacia su nuevo camarote. En el camino, compartieron anécdotas y le contaron detalles sobre la vida en alta mar.

Finalmente, llegaron al camarote asignado a Violeta. Omar abrió la puerta y le indicó amablemente: - Este será tu hogar durante la travesía. Descansa y ordena tus cosas, y en un par de horas, el capitán Guix te espera en su camarote para explicarte las normas y algunos detalles importantes.

Violeta asintió con gratitud, y una vez a solas, comenzó a deshacer su equipaje. Mientras doblaba meticulosamente su ropa y guardaba sus pertenencias en el pequeño espacio, su mirada se deslizó sobre los objetos que traía consigo, cada uno de ellos atesorando recuerdos de su vida pasada. La suavidad de sus vestidos contrastaba con la rusticidad del camarote, recordándole la comodidad y elegancia de su hogar. Un suspiro escapó de sus labios, y una lágrima solitaria recorrió su mejilla.

Se asomó por la ventana de su camarote y observó el horizonte. El vaivén del barco y el sonido suave de las olas la sumieron en una calma que contrastaba con la agitación de sus emociones. Violeta reflexionó sobre las expectativas que tenía para el viaje, dejando atrás la comodidad de su hogar y enfrentándose a la incertidumbre del océano.

Entre sus pensamientos, la figura de Chiara volvió a su mente. Recordó la chispa de complicidad en sus ojos y se preguntó qué historias y secretos escondían los marineros a bordo. 

Con el tiempo que le quedaba antes de la reunión con el capitán, Violeta decidió aprovechar para descansar y relajarse. Se tumbó en la estrecha cama de la habitación y cerró los ojos, dejando que el suave balanceo del barco la envolviera. En medio de la tranquilidad, sus pensamientos se volvieron nuevamente hacia la misteriosa tripulación y, en particular, hacia Chiara, cuya presencia le resultaba... intrigante.

Destinos a la deriva / KiviWhere stories live. Discover now