(Boy)friends [Nomin]

02

Sábado y domingo, Jaemin no supo nada de Jeno y es porque se mantuvo evitándolo.

Es su mejor amigo, su maldito mejor amigo casi como su hermano. ¿Cómo es posible que nunca se dió cuenta? ¿Cómo se enamoró de él con sus manías desordenadas y alocadas?Jeno
es inteligente. No es ordenado ni callado. No es el típico chico bueno. Arrastra las materias y termina rogándole cada fin de trimestre que lo ayude. Incluso en más de una ocasión hacía años le ayudó en secreto en exámenes. Solo Jeno conoce todas sus imperfecciones porque es su mejor amigo y tiene demasiadas. Se tira pedos delante de él, ha ido a cagar mientras Lee se encuentra en la ducha, y sabe que en algunos días no se baña por flojo.

Entonces...

¿¡Por qué lo ama!?

Sabe que es lindo, muchos lo llaman atractivo y ha recibido muchas más declaraciones que Jeno de chicas y chicos. Pero a su vez, más odio y problemas por su boca suelta y ruda honestidad. Además, todos los que se declararon a él es porque no conocen lo holgazán que es en casa, tienen una idea errónea de él. Jeno lo conoce al pie de la letra.

Siendo un lunes cualquiera, bueno, no tan cualquiera porque se levantó temprano y se vistió para salir antes de que Jeno llegue a su casa.

Caminó por los pasillos como si fuese un fugitivo y se sentó en su usual puesto, maldiciendo. Cuando vio a Lee en el umbral de la puerta se hizo el dormido recostandose y cubriendo su rostro por encima del pupitre.

Jeno lo miró con confusión, se acerca y cuando justo estuvo por hablarle, llegó el profesor interrumpiendo el momento.

Soltando un suspiro se sentó detrás del peligrosa.

Cuando la clase terminó, el timbre indicando la hora del recreo resonó.

Jaemin guardó todas sus cosas y escapó dejando a Jeno sentado como pendejo mientras lo veía irse en su posición sin poder hacer nada.

Renjun, Haechan y Chenle vieron todo desde el principio. El primero se encargó de acercarse a Jeno y los otros dos revoltosos persiguen a Jae por el pasillo.

—¿Qué sucede entre ustedes? —cuestionó el moreno.

—Cuando te fuiste Jeno tenía carita de cachorro abandonado, heriste sus sentimientos —le dijo el chino apenado por el azabache.

—¿¡Y de quién crees que es la culpa?? —le vociferó entre susurros mientras le encara con furia, sus dientes tensados y su corazón latiendo a mil por hora. —Por el estúpido reto perdí mi amistad con Jeno.

—No la perdiste, se puede solucionar —juega con la tela de su suéter amarillo un tanto nervioso.

—¿¿Cómo!? ¿Diciéndole que todo fue una estúpida broma y olvidemos esto? ¡Por el amor de Dios, sus sentimientos!