Capítulo 98

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Mirar al bebé y hacer tofu y leche de soja

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El barro amarillo ya estaba amontonado junto a la puerta y detrás de la casa de la familia de Shen Ruo, y la casa con tres habitaciones de barro estaba oculta entre todo el barro amarillo, dando la sensación de estar oculta.

Al cabo de unos días, cuando Liu Mazi traiga a su equipo para construir el cerco de barro amarillo, ya no habrá tanto desorden.

Por suerte, hace tiempo que no llueve, porque si no, los más de ocho mil catties de barro amarillo quedarían expuestos al viento y a la lluvia, lo cual puede ocasionar que el barro se hubiera esparcido por toda la casa.

Er Gou y un grupo de "pequeñas cabezas de rábano", estaban delante de la casa jugando con un poco de barro, los niños del pueblo, incuso si sólo tienen una extraña rama, esta ya se considera un tesoro con el que pueden jugar durante mucho tiempo, ahora con este barro amarillo, los niños están muy felices.

Li Shantao ama a los niños, así que no los alejará, de este modo, este lugar se ha convertido en un paraíso para los niños.

Los niños son muy alegres, y cuando vieron venir el vagón de bueyes, Er Gou se levantó inmediatamente del barro amarillo, corrió y gritó:

— ¡Tío menor!, ¡tío menor, has regresado!

Ahora las "pequeñas cabezas de rábano" de alrededor dejaron de jugar, se dieron la vuelta y corrieron tras Er Gou, gritando:

— Hermano Shen Ruo, has vuelto.

¡Aún recordaban los saltamontes de paja que les regaló Shen Ruo! Y también la vez que subieron al carrueje del amigo del hermano Shen Ruo, el caballo era alto y grande, ¡y sentarse en el carruaje los hacía sentir poderosos!

— Er Gou, ¿cómo has terminado así? — Shen Ruo condujo por el camino hasta detenerse, cuando vio a una pequeña personita de barro, casi no pudo reconocerlo.

Er Gou estaba cubierto de barro, como un golden retriever jugando y revolcándose en el barro, incluso parecía poder ver su cola agitándose.

Er Gou limpió su rostro sucio con la manga de su ropa y miró a su tío:

— Estamos jugando a la casita, yo soy el papá.

El niño se sentía muy orgulloso.

Shen Ruo no pudo contener la risa ni un momento.

Los niños suelen querer convertirse en adultos, no sólo juegan a la casita, sino que también les encantan otros juegos de rol.

Cuando Shen Ruo era niño, también le encantaba jugar este tipo de juegos, y el más famoso en aquella época era ser el guerrero acorazado.

Unos cuantos niños del pueblo se reunían, tres eran guerreros acorazados y otros tres eran los monstruos, entonces jugaban a perseguir y luchar.

Shen Ruo tiene un fuerte sentimiento de justicia y nunca fue un "monstruo". Cuando los "monstruos" querían cambiar de identidad, tenían que jugar piedra, papel o tijeras, pero nadie podía ganarle al pequeño Shen Ruo.

CDGDZQYZZ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora