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Lili tomó otro pañuelo y limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas, el sentimiento de tristeza, descontento y frustración invadia su cuerpo en ese momento. La castaña no podía creer lo que había vivido hace un par de horas, todo su esfuerzo, la espera y la paciencia se había ido a la mierda.
Estaba enojada.
Enojada con la vida y enojada con la maldita luz que tuvo que irse justo cuando iba a oprimir el botón de aceptar para que la compra se realizará.
Era el peor día de su vida, Lili quería que la tierra se la tragara y no la escupiera en ningún lado. Aunque sonara exagerado, para ella no lo era, no cuando se trataba de Taylor Swift, la industria musical.
Había esperado mucho tiempo para poder verla en vivo y ahora no podría hacerlo.
O bueno, eso pensaba ella, todos sabemos que si o si irá al concierto.
Todo gracias a su lindo novio.
── ¿Porqué la vida es tan cruel conmigo? ── Sollozo la castaña mientras miraba a su madre, quien se sentía realmente culpable por haber hecho aquello ── La maldita luz se fue justo cuando iba a comprar las entradas ── Lloró aún más fuerte y dejó caer su cabeza en la mesa ── ¡Me quiero morir!
── No digas eso cielo ── Tamara se acercó a su hija y sobó su espalda con suavidad ── Y tampoco digas que la vida es cruel contigo, porque no es así.
Lili levantó su cabeza de golpe y miró a su madre con un puchero triste en sus labios ──¿Entonces porqué no pude comprar las entradas para el The Eras Tour ── Cuestionó con la voz rota ante el llanto ── ¿Porqué la pinche luz pedorra de mierda se fue?
Porque yo la quite >> Pensó la mujer.
Claramente no podía decirle eso a la castaña o se pondría peor, asi que mejor consolaria a su criatura, la cual no la estaba pasando para nada bien.
── ¿Qué debo hacer para que te sientas mejor? ── Preguntó Tamara.
Lili limpió su nariz con el pañuelo y habló ── Llévame al concierto y cumple mi sueño.
── Está bien, lo haré ── Le dijo la mujer ── Voy a llevarte al concierto.
── ¿Cómo?── Murmuró la castaña con tristeza ── ¿Cómo lo harás posible?
Tamara acarició el cabello de su hija y sonrió levemente ── De eso yo me encargo ── Dejó un beso en la frente de la castaña ── Yo haré lo imposible, posible. Por ahora ve a tomar un baño, te vistes, luego bajas y desayunamos.
── ¿Deberás me llevarás al concierto? ── Preguntó la castaña con un puchero.
── Claro que si, cielo.
──¿Deberitas, deberitas? ── Tamara asintió ── ¿Me lo juras? ── Lili alzó su meñique.
── Te lo juro ── Tamara entrelazó su meñique con el de Lili y sonrió ── Cuando menos te lo esperes, esas entradas estarán en tus manos y podrás disfrutar de ese concierto.
