Capitulo 17 "Final"

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-Sofía ponte esto,  es tu cumpleaños, debes vestir bien. No puedo creer que aun prefieras tus ridículas zapatillas ante unas hermosas sandalias.-dijo Sole.

-Bien lo hare. No critiques a mis zapatillas que combinan con todo-dije.

Me coloque un vestido corto pero sencillo y unas sandalias bajas. También me encargue de vestir a mis hermosos hijos.

Bajamos las escaleras. Sole llevaba a Aria y Mel llevaba a Stefano. Yo tome a Mia en mis brazos.

Cuando estuvimos abajo, pude ver a mi mamá y hermanos encargándose de la comida. Mi papá conversaba con el padre de Thomas. Pero a él no lo veía en ningún lado. Deje a Mia con uno de sus tíos y fui a buscar a Thomas al cuarto.

-¿Thomas?-dije al entrar a nuestra habitación. Unas manos se posaron en mi cintura dándome vuelta. Di un brinco del susto.

-Hola-dijo Thomas.

-Me asustaste- le dije con una mano en el pecho.

-Lo siento-dijo riéndose.

Coloque mis brazos en su nuca atrayéndolo más a mí.

-Tengo algo para ti-dijo.

-Yo también-le dije. El levanto una ceja, talvez no esperaba que yo también tuviera un regalo para él.

-Bien, yo empezaré primero-dijo

Saco un collar que era casi igual al que me había regalado el año pasado. Pero no podía ser el mismo porque yo nunca me lo sacaba. Toque mi cuello y no se encontraba allí.

-¿Cuándo me lo sacaste?-le pregunte.

-Hace unas noches, no te diste cuenta. Pero lo mejore no es el mismo.-dijo. Lo coloco en mi cuello. Lo tome en mis manos y abrí el corazón. Era verdad ya no era el mismo. Ahora tenía tres partes. En una de ellas estaba una foto pequeñas de nosotros dos. En otra estaba Mia y en la última se encontraban los mellizos.

-Gracias, me encantan. Te amo- le dije dándole un beso. Me aleje de él y fui a buscar mi regalo.

Abrí nuestro armario y en el fondo de todo, donde lo había guardado, saque una caja color turquesa.

Thomas la abrió, me miro y me dio un beso en los labios. Luego se sentó en la cama y saco le portarretrato que le había hecho, contenía una foto que era un collage de todos los momento que vivimos juntos desde que nos conocimos. Y mi otro regalo era un anillo que por dentro tenia anotado una fecha.

-El día que nos conocimos-dijo riendo al darse cuenta.

-Sí, el día donde empezó todo-le dije

-Lo recuerdo como si fuera ayer, en ese entonces te caía mal y te enojabas por todo lo que hacía-dijo mirándome a los ojos.

-Eras muy molesto y pesado-le dije.

-Si pero si no lo hubiera sido, no estaríamos aquí en este momento- dijo tirándose arriba mío, por lo que caí de espalda a la cama.

Coloco sus manos a los costado mi cabeza, para no aplastarme y me dio un beso, esos que te roban el aire y aun así quieres seguir.

-Deberíamos bajar, nos están esperando-le dije

-Está bien, pero terminare lo que empecé-dijo levándose y ayudándome a pararme.

(...)

-Los cumpleañeros por favor vengan a soplar las velitas-grito mi mamá.

Todos nos acercamos a la mesa que se encontraba una torta de dos pisos que había cocinado la abuela de Thomas.

Colocamos una silla en el medio de los dos para que se subiera nuestra reina Mia. Yo sostuve en mis brazos mi hermoso hijo Stefano que se parecía cada vez más a su papa. Y Thomas sostuvo a Ara  la princesita de la casa en sus brazos.

Prendieron las velas y nuestros amigos y familiares comenzaron a cantar la típica canción del feliz cumpleaños.

Soplamos las velas, sabía que había que pedir un deseo pero no podía pedir nada más que esto. Seguir teniendo siempre mi familia y amigos a mi lado.

Tampoco falto que mi querido marido enchastrara mi rostro con torta, y yo a él. Pero lo que no sabíamos que pasaría seria que Mia seguiría los pasos de su padre y le tiraría torta a los invitados.

Luego de eso se armó una guerra de comida. Creo  muchos de los  que estábamos allí seguíamos teniendo ese niño adentro. Terminamos enchastrados de glaseado y dulce de leche, riendo hasta que nos doliera el estómago.

Los invitados comenzaron a irse, y solo quedamos ese grupo de amigos de la secundaria.

Sole, Benjamín, Mel, Lucas, Thomas y yo.

Bañe nuevamente a los niños y los acosté a dormir, baje nuevamente al patio para saber de qué conversaban los chicos.

-Bien ya que estamos todos, tenemos una noticia para darle- dijo Mel.

-Somos novios-termino Lucas por ella.

Sole y yo largamos un gritito de felicidad. Benjamín y Thomas felicitaron a Lucas.

-Por fin se dignaron, felicitaciones-dijo Benjamín.

Me coloque en el regazo de Thomas, y él me envolvió con sus brazos.

-¿Cuándo bautizaran a los peques?-pregunto Lucas.

-Pensábamos dentro de dos meses –dijo Thomas.

-Yo seré el padrino de Ara –dijo orgulloso Benjamín.

-Yo de Stefano, ese será igual que su padrino-dijo Lucas guiñando un ojo.

-No por favor-dijo Mel.

-Me ofendes cariño-le dijo Lucas robándole un beso.

(...)

Nuestros amigos se fueron a las 1 de la mañana. No quería ni pensar en mañana, la casa había quedado un desastre. Apague las luces del comedor, la cocina y me fije de los niños.

Me duche rápido, sacándome todo lo pegajoso de mi cuerpo, luego entro Thomas.

Baje a dejar la ropa sucia en el lavarropa. Cuando estaba por subir de la escalera, tocando las paredes para no caerme ya que estaba oscuro, Thomas me tomo de la cintura levantándome del suelo.

Por instinto enrolle mis piernas en su cintura, me di cuenta que solo estaba en bóxer.

-¿Cómo haces para estar aun en forma? Yo quede una vaca con el embarazo- le dije acariciando su abdomen plano y aun se notaban sus abdominales.

-No eres una vaca, eres perfecta para mí, tu peso está bien y tienes esas curvas que me enloquecen. Me gusta de dónde agarrar-dijo besando mi cuello y succionado esa parte.

-Hoy estas juguetón-le dije riendo.

-Tú me vuelves así, te paseas con esos pantalones cortos por la casa-dijo

-No es mi culpa querer estar cómoda-dije. Comenzó a moverse y se colocó en el sillón conmigo arriba de él.

-Te amo ¿Lo sabes?- me pregunto.

-Si lo sé, yo también te amo- le dije besando sus labios. Mordí su labio inferior y creo que lo enloqueció.

La ropa nos fue estorbando, quedando en algún rincón de la sala. Cada caricia que me daba hacia que mi piel ardiera. Solo el provocaba esto en mí.

Él era una montaña rusa, siempre lo fue. Sabía que estar en una relación con él era peligroso, pero a la vez era excitante.

Los dos éramos tan diferente y parecidos a la vez.  Podríamos pelearnos pero había una conexión que siempre nos hacía volver a juntarnos. Aun así sabía que él era el primero y el ultimo, era le indicado.

Pensar que todo esto comenzó cuando éramos niños y luego nos reencontramos en adolescentes.

No sabemos cuándo la vida puede sorprendernos y darnos un giro inesperado. Por eso siempre hay que vivir el presente, el hoy. Nunca sabrás si hay un mañana. Es el ahora o nunca. Hay que aprender a arriesgarse en la vida, y esperar a que todo suceda a su tiempo.

Juntos por Siempre (UCD # 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora