Capítulo 8 La chica en el gimnasio

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Al día siguiente Eric se levanto muy temprano, se puso un conjunto de ropa deportiva y salió de su casa antes de que alguien pudiera notar siquiera que estaba despierto.

Necesitaba encontrar un gimnasio ¡ya! Y si era posible empezaría ese mismo día. En Múnich tenía gimnasio acondicionado en su casa. Y ahora en Seattle no tenían ni una caminadora propia. Él no podía dejar de hacer ejercicio, tenía una imagen que mantener.

Después de caminar un poco y buscar en su celular. Encontró un gimnasio que estaba relativamente cerca de su casa.

"Spartan Gym" Al entrar lo primero que pudo percibir fue el olor típico de un gimnasio, sudor. Se acerco al mostrador y tocó la campanilla para que alguien acudiera a entenderlo. Rápidamente se acerco una chica corriendo y antes de decirle nada lo recorrió de arriba abajo con la mirada.

-Hola.-le dijo con entusiasmo- ¿eres nuevo?

-Sí, quería inscribirme.

<<Y si es posible conseguir tu teléfono>>

-Bien, los planes de pago son...

Antes de que terminara la frase la interrumpió. No necesitaba saber sobre los planes de pago, su padre lo pagaría, tendría que pagarlo.

-Eh no, tu solo dame la factura del plan más completo que tengan.- dijo y le extendió una tarjeta de crédito.

Al oír esto la chica se sorprendió, solo había escuchado eso una vez, y había salido de la boca de un Grey, seguro esos dos chicos eran amigos. La gene prepotente siempre se conoce. 

-Quieres un entrenador o vas por tu cuenta?-le contesto la chica con un tono de voz más apagado que al que había usado anteriormente.

¿Qué le sucedía? Pensaba Eric <<Seguro que le pagan más si explica todo>>

-Pues muy bien, me das tu nombre y tus demás datos en esta hoja y cuando termines me llamas otra vez.

Le extendió una hoja junto con una pluma y se fue.

Eric rellenó la inscripción con todo lo que la hoja pedía y cuando acabó llamo con la campana otra vez. Al instante la chica volvió a aparecer. Tomó la hoja y empezó a leerla.

-¿Zimmerman? Eres extranjero.

A pesar de que se había dado cuenta de un pequeño acento en la voz del chico no pensó en eso.

-Alemán. Acabo de llegar un par de semanas atrás.- dijo Eric tomando una posición más cómoda al recargarse en el mostrador.

-Pues muy bien, yo soy Vanessa, a tu servicio.

Después de estrechar su mano le explicó cómo funcionaba todo y le confirmo que podía empezar ese mismo día.

-Excelente. Pues empezaré hoy. Y vendré todos los días durante dos horas.

La chica lo miro, había algo en el que no le gustaba. Estaba muy guapo, y eso no podía negarlo, pero su actitud era muy condescendiente.

-Eso no hace falta que me lo digas a mi. Suerte.- le dijo y se dispuso a irse.

-Oye.- dijo Eric para detenerla- ¿te he hecho algo? O ¿eres así siempre?

La chica se sorprendió al oír esto, no le caía mal, pero para eso solo hacían falta dos comentarios desagradables más.

-Así? ¿Cómo así?

-¿A qué hora sales de aquí?

-A las tres, pero si quieres salir conmigo tendrás que cambiar tu actitud. 

-Paso por ti  tres treinta. 


Vanessa dio la vuelta ara volver a su puesto. Supuso que al no negarse había aceptado y no le molestaba, el chico no estaba mal para un rato.

Zimmerman GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora