⚸ | Capítulo 24

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Estoy nerviosa, muy nerviosa, pero feliz, después de una larga semana de trabajo, hoy abrí mi boutique, el local esta abarrotado de personas, no sé si vienen porque como es la inauguración hay bocadillos y comidas gratis o están aquí porque les gu...

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Estoy nerviosa, muy nerviosa, pero feliz, después de una larga semana de trabajo, hoy abrí mi boutique, el local esta abarrotado de personas, no sé si vienen porque como es la inauguración hay bocadillos y comidas gratis o están aquí porque les gusta la ropa que diseñé, lo único que sé, es que ya varias chicas han venido a la caja con más de tres prendas a pagar para irse, mi corazón salta de alegría cada vez que veo a alguien acercarse a mí con la canasta llena.

—Hola, perdón que te molesté, pero quiero saber si de ese conjunto que está allá, ¿Hay más de las tallas s? Porque busque y solo hay tallas m y l.

—Hola, bienvenida, sí tengo más tallas en el almacén, si me das un segundo te lo traigo.

Ella asiente con una sonrisa, le hago señas a Bastian para que se acerque, le susurro que se quede en la caja, que iré a la habitación de atrás a buscar más ropas para reponer los estantes vacíos, salgo disparada como una bala, agarrando una canasta para entrar la ropa, necesitaré ayuda, no puedo estar sola aquí, papá me comentó que la sobrina de Olga necesita trabajo, pero nunca apareció por aquí, supongo que encontró dónde trabajar.

Le diría a Lena, pero ella está muy ocupada viviendo una pequeña luna de miel con Ian, no la deja sola ni por un segundo, me atrevería a apostar que la próxima vez que la vea, me dirá que está embarazada, y tampoco puedo predisponer del tiempo de Bastian, él está aquí hoy porque prometió presenciar este momento, papá llegará pronto también, me apresuro a salir del pequeño almacén dónde tengo los paquetes de ropa.

La chica me sonríe cuando le paso el conjunto, de su billetera saca su tarjeta de crédito, Bastian hace los horones cobrándole, y diciéndole que vuelva pronto, la chica se sonroja y se va, me quedo mirándolo fijamente, es demasiado apuesto, cualquiera se sonrojaría con un tipo como él, si fuera el dueño vendría todos los días a comprar aquí solo para verlo, levanta la cabeza, se da cuenta de cómo lo miro y su labio se curvea en una sonrisa, haciendo que mis ovarios quieran reproducirse con él.

—Que hermosa eres.

—Tú también, tanto así que la pusiste nerviosa.

—No creo que haya sido por eso.

—¿No? Por los dioses, deberías de verte más a menudo en el espejo, eres demasiado apuesto, tienes algo que te hace ser muy llamativo, no sé si son tus ojos, tus labios o tu voz, pero es algo, estoy segura de que es todo en uno.

—¿Te gusta todo eso de mí? —apoya sus codos en el respaldo de la mesa, mirándome fijamente mientras su sonrisa se hace más grande.

Bendito sea este hombre.

Me acaba de lanzar una pregunta capciosa, me niega a apartar la mirada de su rostro, no caeré en sus provocaciones, así que me acerco a dónde él está sonriendo con cada paso que doy.

—¿En qué momento insinúe que me gustará eso de ti?

—Me dio la impresión de que te encanta por cómo se escuchaba tu voz cuando lo decías.

Luna Engreída ✓Where stories live. Discover now