Capítulo 25 Única opción

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Beth llevaba cinco minutos observando la copa que el elegante mesero les había traído. Alexander se había sincerado con ella, le explicó cómo eran las cosas en su manada, las jerarquías y el origen de esta. También le contó lo que había pasado meses atrás con el profesor Moore y como habían logrado sobrevivir la fría noche del solsticio de invierno.

El Alfa intentó tener tacto al momento de explicarle la posición que tendría si aceptaba ser su pareja, asimismo también le habló sobre los peligros de ser la pareja del Alfa de la manada, pero sobretodo le hablo de la posibilidad de convertirla en una de los suyos.

La morena pensó en mil y un cosas, trató de convencerse a sí misma de que lo que estaba pasando era real, y que la decisión que tomara cambiaría el curso de su vida.

Por otra parte, Alexander estaba experimentando el mayor sufrimiento que había sentido en la vida, el Lobo en su interior aullaba por obtener la respuesta de la morena. Le destrozaba pensar que la chica lo rechazaría.

-Esto es cortesía del chef, espero que lo disfruten... -habló el mesero trayendo consigo dos platos de comida y una botella de vino.

Alexander agradeció y miró de nuevo a la chica.

-Sé que todo esto es demasiado, pero quería ser completamente sincero contigo. Pero puedes negarte, no quiero que te sientas obligada a hacer algo que no quieras.

-No es eso, Alex, -Intentó explicar la morena.- es solo que no sé si podría estar al frente de una manada de Hombres Lobo, y mucho menos sé si estoy a la altura.

-Es relativamente fácil, solo es cuestión de gruñir de vez en cuando, y poner cara de enojado todo el tiempo. A mí me funciona de maravilla.

Beth rio ante el último comentario.

-Pensé que un Alfa debía ser más serio...

-¿En serio?, ¿qué te ha dicho de mi?

-Nada, Sarah y los demás solo me han hablado de lo lindo que es el bosque.

Alexander la miró incrédulo, pero solo decidió reír.

-Pues si es lindo, no hay nada mejor que correr por él. Pero estoy seguro que Sarah te advirtió de lo gruñón que soy.

Beth solo sonrió y tomó un sorbo de aquel vino.

-¿Qué hay de las Brujas, o los Vampiros? ¿Puedes confiar en ellos?

Alexander suspiro cansado.

-Bueno, los Hombres Lobo solemos evitar a los Aquelarres, la mayoría de los Brujos solo buscan su propio bien, y que decir de los Vampiros.

-Pero tu manada parece ser diferente. -dijo Beth de forma tranquila.

-Es algo complicado de contar. Supongo que pudimos establecer buenos lazos con todos ellos.

-¿Existe otro tipo de cambia formas?

Alexander asintió.

-Sigo sin comprender como es que las personas no los han descubierto.

-Nuestras poblaciones disminuyeron hace siglos, ahora solo quedamos unos cuantos. Los que sobrevivimos aprendimos a ocultarnos, aprendimos que es mejor no llamar la atención del mundo, las Brujas no fueron las únicas en morir quemadas en hogueras.

Beth se volvió a quedar en silencio.

-No soy perfecto, de hecho estoy muy lejos de serlo, he cometido errores terribles, pero estoy dispuesto a cambiar lo que sea para que tú aceptes estar a mi lado...

Alexander extendió su mano y tomó la de Beth, la morena le miró intensamente.

-Prometo ser el mejor compañero, el mejor novio y, si algún día me lo concedieras, prometo ser el mejor esposo que puedas tener en este mundo...

CAOS Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora