Capítulo 3

61 6 1
                                    

-¿Y de qué se trata esa propuesta -mis manos sudaban, tal vez no debí venir?-.

- Algo sencillo, deseo que vengas a trabajar para mi, en un nuevo proyecto sobre una revista económica -habló tranquilo- Sé que no sabes de economía, de hecho, estás en contra de nuestras medidas...-.

- Es que no es la correcta -acoto-.

- ¿Podrías cerrar la boca y no interrumpirme maleducada? -soltó furioso-.

- Vale, pero no me hables así -.

- Pues sé más educada y compórtate -bufó-.

-¿Y quién demonios te crees? ¿Mi padre? Mira hablar... -.

- Ya deja de interrumpirme, y espera mi explicación -me cortó, ¿no que era de mala educación hacerlo?- Verás, sé que estás en contra de nuestras medidas, pero te invito a tener una mejor educación al respecto. Te explicaré lo que hacemos, cómo y porqué. Te mostraré cómo el capital es el verdadero desarrollo, y después de ello, tú decidirás si quedarte o no -.

- ¿Ya puedo hablar? -pido la palabra de manera sarcástica-.

- Sí, ya puedes -sus labios dibujan una media sonrisa-.

"Que arrogante" pensé.

Mirándolo de manera poco grata respondí: - Estoy muy cómoda en mi trabajo, opino de lo que sé, y de la calidad. Sé que tu camino no es el correcto, y el poder social sí, así que sin más, mi respuesta es no -respondí sin intención de dar mi brazo a torcer-.

-Sonrió- Esperaba esa respuesta -acomodó su postura en el asiento- Debo advertirle, que siempre consigo lo que quiero -mete su mano en el bolsillo y saca una tarjeta de presentación en color rojo carmesí y un número de teléfono en dorado -Si necesita empleo, o alguna otra cosa, llámeme -y me la extiende-.

Tomo cautelosa el objeto, me quedo pensando, ¿si ya sabía que iba a denegar su invitación, por qué molestarse con (incluso) una cena. Me levanto de mi puesto, ¿realmente no dirá nada más?

- ¿No se quedará a cenar? -pregunta al verme marchar- La comida de acá puede ser exquisita, y no se preocupe, es una invitación-.

Realmente estaba asustada. Todo aquello era muy extraño. Aquél hombre sabe perfectamente mi repudio hacia su empresa, ¿qué le hace pensar que cambiaré de idea? ¿Por qué sus frases? Aún no entendía mucho de él. Mis críticas son fuertes, sin temores, y después de todo ello, me invita a cenar. Ese tipo está completamente loco.

- ¿Habrá más negocios? -pregunté-.

- Señorita, soy cortés, no la invité solo para negociar. Por favor disfrute de la cena que nos ha preparado el chef -.

¡No confiaba! Era de poco fiar. Si no hablaríamos de negocios ¿entonces de qué será? Espero que sea de fútbol. Realmente no quisiera entablar una conversación con un desconocido que odio, de hecho, de poco podríamos hablar sin terminar en una fuerte discusión. Sin embargo, algo en mi latía por quedarse. Me quedé pensando si realmente era conveniente, y en ningún aspecto lo era. A pesar de mi mente, mis piernas se dirigieron de nuevo al lugar anteriormente ocupado, simplemente no lo pude evitar.

- Me alegra que haya aceptado -da un chasquido de dedos e inmediatamente se acerca el personal a colocar los cubiertos y los alimentos. Era una perfecta ternera a término medio con una ensalada y... ¿sopa? ¿Qué demonios era aquello? El plato era muy elegante para mi gusto; la porción era diminuta y acompañaba una copa de vino. La elegancia la rodeaba. Reus agradece en francés, y a la vez el mesero responde en dicho idioma. Todo aquello era ridículo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 27, 2015 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Las manos opuestasWhere stories live. Discover now