Capítulo 28: ¿Que paso que?

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P.O.V Edith:

Llegué a casa, Steven me dejó en casa y partió.

Yo me encontraría desesperadamente intolerante.

Claramente estoy con el pensamiento de aquel problema con el que me encuentro, tal cual lo dijo Tay, tal cual lo acepto: BIPOLARIDAD JUVENIL.

No podría encontrarle otro nombre, no podría llamar de otra forma a aquel sentimiento.

En principal me sentía amorosamente cariñosa con este muchacho, después quería golpearlo y matarlo

Quizás muchos jóvenes, aparte de mi, pasen por esa situación.

La denominaremos así ya que la bipolaridad muchos sabrán que es.

Uno de los síntomas de aquella es CAMBIOS DE HUMOR. Pongámoslo así.

Así que estoy comprendiendo a que se refería Tay con eso, de eso.

Yo creo, y acepto, que Taylor <SEPAN BIEN> Taylor, tiene razón.

También acepto que (QUIZAS) Sea el "amor".

Si, suena horrible y asquerosamente cursi, pero bueno.

El amor, la etapa de bipolaridad con la que se encuentran todos, y cada uno de los jóvenes.

Uf, doy para poemas.

Como sea, terminemos con este caso.

NECESITO, Y EXIJO, LLAMAR A TAYLOR.

P.O.V Taylor:

Llegué a casa, un poco exhausta, lo admito. Michael y Jonathan me han hecho sudar.

¡Oye! Eso ha sonado bastante raro.

Nadie me ha oído gracias a Dios.

—Hija, ¿haz llegado?

—No, no llegué, soy un ladrón y robaré tu plasma.

—No bromees con eso—se acerca y me mira de arriba y abajo. —¿Qué te pasó?

—¿Pasó con que?

—Mirate la ropa.

—¿Esta verde y arrugada?, causa Michael y Jonathan.

—¿Michael y Jonathan?, ¿saliste con ellos?

—Si, ellos eran.

—Ah, pero te han matado.

—Algo así.

—¿Y Edith?

—Eso mismo...—vibra mi trasero. Era Edith. —Aquí está, se ve que volvió de la cita..

—Tay.

—Edith, escupe todo.

—Creo que fue un fracaso.

—¿Qué?, porque?

—Bueno, todo iba super bien, hasta que apareció la ex perra y entonces me puse celosa, mi animo se bajo y volví a casa, yo no quería volver pero le dije que volviera, me habia puesto furiosa solo por...

—Stop, no estoy entendiéndote nada—miro a mi madre y asiento con la cabeza.

Subo arriba y me recuesto en la cama.

—Habla, despacio.

—Ahí te va de nuevo. Todo iba super bien, estábamos agarrados de la mano, caminábamos felices hasta que el decide ir a la pista de hielo.

Déjame... ¡PROSTITUTO! ©Where stories live. Discover now