27 - parte 2

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—Hey —Lalisa se limpió por cuarta vez las palmas en el hoodie gris que portaba. No podía creer que Rosé, sin siquiera mover un pulgar y solo estar en el sofá, le pusiera de los nervios.

—Hey —Saludó también, dejando su aire desganado.

—Quiero, no... ¿Podemos hablar? —La peli-morado dejó de apuñalar el helado de vainilla desde el tazón con la cuchara para limpiarse las comisuras y, curiosa, dejarlo al frente en la mesita de centro— Yo, te debo un par de disculpas. Esperaba que me escucharas y si era posible, perdonaras también.

—Descuida, lo sé todo.

Lalisa brincó sutilmente en su asiento en el sofá, alzó las cejas y, tras fruncirlas después, optó por juguetear con las yemas de sus pulgares.

—¿Cómo...? ¡¿Todo?! —Ella asintió sin pena— No entiendo.

—Si, y me he equivocado antes. Yo, lo pensé bien y creo que es algo increíble el que estés saliendo con mi prima.

Lo próximo que retumbó en los oídos de la tailandesa fue el face palm que, imaginariamente, dio a sí misma.

Por un segundo llegó a pensar que Rosé le haría las cosas más sencillas y, que le diría que lo sabía todo verdaderamente. Pero se tornó complicado cuando recibió esa sonrisa que le contagiaba de ternura y algo de incomodidad a la vez.

—En realidad, no me refería a eso. Pero lo has sacado antes al tema así que, gracias por facilitármelo todo —Rosé estaba tan confundida. Creyó que el removerse en el sofá para colocarse cara a cara con Lisa sería una mejor idea, porque sinceramente, no estaba entendiéndole— Voy a ir al grano, ¿de acuerdo? Te comprenderé si lo que voy a decirte logra molestarte y es totalmente entendible el si decides tomar tu distancia.

—Estás haciendo que me ansíe, Lalisa. —Gruñó, cruzándose de brazos también.

—Todo esto... Todo el teatro que ha estado ocurriendo junto a Somi, ha sido una prueba para ti. Solo quería hacerte saber de manera indirecta que quería tenerte cerca... Que no importaba de quien se tratase, que de verdad me tienes jodida con tu indiferencia y que cada vez que me rechazas solo logras acercarme más a ti.

Lisa esperó reclamos, golpes en el pecho o quizá y hasta una cachetada de parte de la menor, pero ninguna de esas cosas llegó.
Rosé había dejado de prestarle atención, parecía que la alfombra de la sala era más interesante que su revelación.

Estuvieron así por unos siete minutos. Rosé cambiaba de ruta en su mirada, iba desde el tazón de helado hasta los juguetones dedos de la tailandesa y pasaba también por su rostro examinándole como si de un dilema por encontrar y descifrar se tratase.

Iba a terminar con el silencio, la azabache se decidió por ello cuando llegó a la conclusión de que no respondería, pues al parecer estaba tan metida en sus pensamientos que olvidó darle una respuesta con siquiera acciones.

Lisa se relamió los labios y exhaló antes, pero el tintineo de las llaves golpear la madera de la puerta de entrada le alertó obligándole a separarse lo suficiente de Rosé como para que no surgieran sospechas entre ambas. Jisoo entró después de que la puerta fue abierta siendo seguida por una castaña que no aprobaba cualquier cosa que la coreana había dicho antes.

—¡NO ME DEJES HABLANDO SOLA, VEN AQUÍ KIM! ¡¡AGH, ERES INSOPORTABLE!!

Jennie pisoteaba el suelo y, con los puños cerrados, le exigía atención a Jisoo conforme le perseguía hasta entrar en una de las habitaciones y cerrar estruendosamente la puerta detrás.

—Perdóname si te he dañado, Rosie. —Continuó, pero viendo que la mencionada ni siquiera elevó la barbilla para verle, se rindió por fin— Debo ir a ver que ocurre con ellas.

CAOS EN EL 506 | BP [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora