CAPÍTULO 32: Tacones

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—Creo que debemos irnos.

Asiento. 

No voy a ponerme en contra de Theo ahora porque tengo muchas razones para estar de acuerdo con él. A pesar de eso, me gustaría hablar con Adrián, no lo he visto desde hace días y lo extraño, es decir, no puedo borrar el hecho de se ha sabido ganar mi cariño y que me siento muy preocupada por el rumbo que ha tomado en su vida, sin embargo, tampoco puedo borrar que lo que hace está mal y que si estoy muy cerca de él me pueda arrastrar a muchos problemas. Es preferible mantener nuestra distancia, al menos por ahora.

Theo y yo nos tomamos de la mano al levantarnos de la arena, caminamos unos pasos, pero ellos son muy rápidos. Escucho la voz de Adrián a mi espalda llamando mi nombre, Theo me mira con un gesto un poco imperioso, puedo leer claramente que no quiere que gire. Y no lo hago, de no ser porque escucho a un gatito maullar. 

Kensy.

Giro. 

Adrián tiene a Kensy entre sus brazos.

—¿Qué? ¿Cómo?

No termino de hablar, Theo se coloca en medio de los dos, atrás Huk y los gemelos miran la escena con un poco diversión.

—¿Por qué tienes a nuestra gata en tus brazos? —pregunta Theo, enojado.

—¿Tu gata? Es mía y de Liana. Yo se la regalé.

—Deja tus malditos juegos, Adrián —Theo lo señala—. ¿Cómo sacaste a Kensy del departamento? 

Se acerca un poco más.

Adrián la acaricia tiernamente hasta que una sonrisa maliciosa se forma en su rostro cuando me mira tras la espalda de Theo. 

—La encontré en la calle. Parecía perdida —levanta a Kensy a la altura de su rostro y la mira fijamente—. Es tan dulce y pequeña, no debería estar por ahí sola.

—Devuélvemela.

Theo estira los brazos y mueve los dedos.

—¿Por qué? Parece muy a gusto conmigo.

—¡Devuélvemela, imbécil!

Por Dios, Theo está muy alterado. Tengo que intervenir para que no empiecen una absurda pelea. Me acerco un poco y me coloco justo a lado de él. Adrián me mira con un gesto receloso y a la vez dolido. No le causa ni mínima gracia verme tan unida a Theo.

—Dejen de pelear —pongo una mano sobre el hombro de Theo—. Tranquilízate, Adrián nos ha hecho un favor, fuimos muy irresponsables al dejar a Kensy tanto tiempo sola.

—¿Vas a creerle que la encontró perdida? —me cuestiona Theo.

—No tengo por qué mentir, ni tampoco motivos para entrar a tu departamento. 

—Como si no te conociera.

—Esas eran tus mañas, no las mías —Adrián sonríe de lado.

Oh, de acuerdo, viejas técnicas de robo. Ge-nial.

Me acerco a Adrián, Theo intenta detenerme pero continúo.

—Adrián...

—Hola, hermosa —dice en cuanto estoy cerca y frente a él. Kensy parece muy a gusto en sus brazos.

—Devuélveme a Kensy, tengo que regresar a casa.

—¿Al menos podemos hablar un momento?

Cuando te enamores de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora