No mintió

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Dafne corrió por los pasillos de la residencia masculina de la universidad.

Todos los chicos tenían sus ojos puestos en la joven. Pese a no haberse molestado en peinarse o vestirse con algo que no fueran unos pantalones de hacer deporte, seguía dejando sin respiración a más de uno y de una. Lo que no era nada nuevo. Luca solía llamarlo "el efecto Dafne".

Pero Dafne estaba concentrada en correr lo más rápido posible. No lo hacía porque tuviera prisa, a decir verdad. Sabía que él no huiría. No esta vez.

O eso le gustaba pensar.

La cuestión era que no tenía ninguna razón para ir despacio. Estaba ansiosa por verle.

Y por decirle que ella le recordaba de antes. Que él no era tan invisible como solía pensar.

Llegó a la habitación número 505, sin apenas aire en los pulmones. Había preguntado a sus compañeros de clase y esperaba que no le hubieran mentido.

Se apoyó contra la pared y colocó las manos sobre sus rodillas, intentando recuperar oxígeno.

Antes de llamar a la puerta, arregló su pelo y estiró su camiseta. Rezó porque su apariencia no fuera tan mala como imaginaba y, con un ligero toque de nudillos, se atrevió a llamar.

Unos. Dos. Tres. Cuatro. Cinco segundos.

Eso fue todo lo que Dafne Teller tardó en entrar en pánico y (casi) marcharse a casa. A comer palomitas, cantar canciones de Anastasia y Enredados y jugar al Cluedo con sus compañeras de piso.

Seis. Siete. Ocho. Nueve. Diez segundos.

Y ese fue el tiempo que Luca Apollo tardó en abrir la puerta.

-¿Qué haces tú aquí? -preguntó el chico, mientras se ponía una camiseta y se pasaba la mano por el alborotado pelo castaño.

Su voz sonaba igual que por teléfono. Y su altura y el peculiar brillo de sus ojos eran tal cual como los recordaba.

No os confundáis. Dafne no estuvo enamorada de Luca. Pero siempre supo apreciar la belleza en la gente rota.

-Tenía que verte, Luca. O A. O como te guste más. Ahora que sé tu nombre tengo muchas opciones entre las que elegir -él sonrió de medio lado mientras se apoyaba contra el marco de la puerta -. ¿No has leído mis mensajes? Me estaba volviendo loca. Necesitaba hablar contigo. He estado pensando. Sobre nosotros. Y me he dado cuenta de que...

Entonces sucedió lo inevitable. Dafne alzó la vista por encima del hombro de Luca y vio, al completo, su habitación. Vio algo que Luca no quería que viera. Y menos en ese momento, en el que parecía que su sueño de la adolescencia se iba a cumplir.

Todo se fue a la mierda. En tan solo dos malditos segundos. El tiempo que tardó Dafne en darse cuenta de qué estaba pasando en la habitación 505 minutos antes de que ella llegara.

Y es que A no mintió cuando dijo que Dafne le acabaría odiando.

-¡Dafne! ¡Espera, por favor! ¡Puedo explicarlo! -gritó desesperadamente, mientras la chica hacía lo que debería haber hecho desde el principio.

Alejarse de un chico como él.

FIN DE CRUSH

Crush | ✓Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin