E x t r a 1.

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8 de junio de 2019

Estaba teniendo un día de mierda.

Para empezar, había tenido una discusión —otra más— con mi padre. Para continuar, Audrey me había mandado un mensaje preguntándome si nos podíamos ver después del trabajo. Y, por si eso no fuera poco, Lydia se había dedicado a echarle más leña al fuego con sus "te lo dije" en vez de ignorarme para no calentar aún más el ambiente.

Su estrepitosa voz cantarina aún resonaba en mis pensamientos. "Te dije que deberías haber sido más firme con Audrey". Como si no fuera consciente de ello, joder. No podía culpar a Audrey por no querer guardarse sus malditos sentimientos para ella misma, pero lo cierto es que lo había estropeado todo. Ella y el resto del grupo eran las únicas personas, además de Lydia y Liam, con las que me sentía a gusto. Las únicas que me entendían de verdad, o al menos las únicas que lo intentaban. ¿Por qué tenía que fastidiarlo todo de esa forma?

"No puedo seguir así, Axel", me había dicho. "Tener sentimientos por ti me está empezando a hacer daño. Cada vez que finjo que te veo como un amigo y nada más es un recordatorio de que mis verdaderos sentimientos nunca serán correspondidos. Y, Axel, aunque nunca te lo hayas planteado... sé que me quieres. Sé que soy especial para ti, no puedes negarlo. Si solo te pararas a contemplar la posibilidad de que seamos algo más..."

Sentí una mezcla extraña de emociones al recordarlo. Una parte de mí odiaba ver triste a Audrey, y más aún sabiendo que era yo mismo quién le había roto el corazón. La otra parte estaba increíblemente molesta con ella por ponerme en una situación tan comprometida.

Y sí, Lydia tenía razón. Tendría que haberle dejado claro que lo nuestro nunca llegaría a ser más que amistad pero ¿cómo iba a saberlo entonces? En ese momento, lo único en lo que podía pensar era que me mataba verla llorar por mi culpa y que quizá era cierto que la quería, aunque no me hubiese dado cuenta hasta entonces. Yo no tenía ni idea de lo que significaba estar enamorado. Pensé: "quizá esto es lo más cercano al amor que voy a experimentar". Después de todo, ella que era especial para mí. No me sentía cómodo cerca de la mayoría de chicas —ni cerca de la mayoría de chicos, ya puestos—, pero con Audrey siempre había estado a gusto. Tenía una personalidad dulce, calmada y sentimental que contrastaba mucho con la mía, en el buen sentido.

Así que sí: había cometido un error. Pero, yo qué sé, fue un momento confuso.

Lydia podía meterse sus "te lo dije" por...

Justo cuando iba a girar la esquina, tratando de mantenerme estable para que no se me cayeran las cosas que llevaba en la bandeja, alguien se chocó conmigo. Escuché como la porcelana de una de las tazas se hacía añicos al estamparse contra el suelo.

Maldije por lo bajo en idiomas que ni siquiera había escuchado.

—Mira por dónde andas, joder —me quejé.

Cuando levanté la vista, me encontré con una chica de pelo negro recogido en un moño deshecho. Se quedó mirando el desastre que había originado, y por eso no pude ver su rostro hasta que levantó la cabeza para ver con quién se había chocado.

De no haber estado tan cabreado, me habría sorprendido lo guapa que era. Tenía los ojos enormes y claros, de un tono entre el gris y el azul, rodeados de pestañas negras y abundantes, y su piel bronceada estaba ligeramente roja en algunas zonas, también por culpa del sol. Se me fue la vista a sus labios semi abiertos y húmedos, pero volví a mirarle a los ojos enseguida. Por la forma en la que su ceño se frunció, supe que acababa de dedicarle una mirada cargada de ira sin querer.

—¿Cómo iba a saber yo que había alguien justo al girar la esquina? —se defendió con el mentón bien alto y sin romper el contacto visual.

—¿Estáis bien?

Zoe & Axel ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora