Matón | Draco Malfoy

Lord Voldemort

ALLISON MALFOY

Después de haber asegurado a Harry en los brazos de Hagrid, nos dirigimos de regreso al castillo, atravesando el largo puente con Voldemort a la cabeza. A medida que avanzábamos, todos los niños y el personal de Hogwarts salieron y se agruparon frente a nosotros. Ginny y Neville rápidamente se dieron cuenta de que Harry estaba siendo llevado por Hagrid. Yo me posicioné al lado de Narcissa hacia el frente. En ese momento, todos me vieron y asumieron que yo era una traidora. Sin embargo, mis verdaderos amigos sabían dónde estaba parada en esta situación y eso no importaba en ese momento.

—¡Harry Potter... está muerto! —gritó Voldemort con furia.

Ginny no pudo contener su angustia y comenzó a gritar, pero Voldemort la silenció inmediatamente. Observé a Ron y Hermione, devastados por la noticia, mientras Voldemort continuaba hablando sobre la muerte de Harry. Su risa y burla me provocaron un profundo malestar. En ese instante, noté que Draco estaba parado cerca de Luna. Él nos observaba fijamente, captando la magnitud de lo que había sucedido. Lucius, por su parte, comenzó a llamarlo desde algún lugar cercano.

Draco, vacilante, finalmente se unió a nuestro grupo, ya que no tenía otra opción. Sus padres lo habían llamado y estaba claro que estábamos del lado ganador. Si desobedecía al Señor Oscuro, él sería el siguiente en su lista. Con paso inseguro, se acercó a Voldemort, quien lo abrazó y lo saludó. Draco lucía pálido y enfermo mientras se colocaba a mi lado y entrelazaba sus dedos con los míos, apretándolos con fuerza y temor. Dirigí mi mirada hacia el cuerpo inerte de Harry mientras Voldemort continuaba hablando. De repente, noté un movimiento en su pie y abrí los ojos, dándome cuenta de que aún no habíamos perdido.

—Draco —susurré, dejándome llevar por mis pensamientos con cautela—. Harry está vivo —le dije mientras me miraba con sorpresa, pero rápidamente ocultó su expresión. En ese momento, vi a Neville acercarse a Voldemort.

—Esperaba algo mejor —dijo Voldemort, asumiendo que Neville estaba allí para unirse a su bando. Los mortífagos estallaron en risas, especialmente Bellatrix.

—Permíteme decir algo —comenzó Neville—. No importa que Harry se haya ido. La gente muere todos los días. Amigos, familia, sí. Perdimos a Harry esta noche, pero él todavía está con nosotros. También Fred, Remus, Tonks. Ninguno de ellos murió en vano. Pero tú lo harás, porque estás equivocado. —Desenvainó la espada y en ese momento, Harry se soltó de los brazos de Hagrid. Sin pensarlo dos veces, corrí rápidamente hacia el otro lado, hacia Hermione, y arrastré a Draco conmigo. Los mortífagos comenzaron a apuntarnos, pero nos defendimos valientemente. Observé cómo Bellatrix luchaba contra Molly Weasley, pero seguí luchando contra los demás mortífagos.

—¿Mamá? —jadeé al darme cuenta de que estaba enfrentándose a un estudiante. Bajé mi varita, preocupada, ya que no había tenido noticias de ella en meses, excepto por las reuniones donde nunca me dirigía la palabra—. ¡Mamá, detente! —grité, pero ella me ignoró por completo. Luego, maldijo al niño y supe que eso significaba su muerte. En ese momento, no me quedó otra opción—. ¡Avada Kedavra! —grité, sin pensar en las consecuencias, mientras las lágrimas corrían por mi rostro. Draco corrió hacia mí, me sacó del castillo y luego ambos miramos hacia arriba, contemplando el caos que se desataba.

Harry y Voldemort yacían nuevamente fuera del castillo, luchando por la posesión de la Varita de Saúco. Ambos lanzaban hechizos poderosos el uno contra el otro, pero ninguna de las fuerzas podía prevalecer. La batalla estaba en su punto culminante cuando Nagini, la serpiente de Voldemort, se abalanzó sobre Harry. Sin embargo, Neville actuó con valentía y cortó la cabeza de la serpiente en un movimiento audaz. En ese momento, Voldemort cayó. Su cuerpo se desvaneció lentamente, disolviéndose en el viento. Fue en ese instante que Lord Voldemort, uno de los magos más poderosos y oscuros de todos los tiempos, encontró su fin.