Capítulo 7. Es un sueño

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Ese día fui de visita a casa de mi tía, mi padre se había comprado un coche nuevo después de haberle vendido el anterior a un compañero de su trabajo.

Cuando llegamos a casa de mi tía todos se bajaron del coche demasiado entusiastas, excepto yo. Me estaba preparando para soportar estar en una casa en donde me sentía como una extraña la mayor parte del tiempo. No me trataban mal, pero siempre me había sentido fuera de lugar cuando iba de visita con nuestros familiares.

Cerré los ojos y me recosté en el asiento mientras trataba de traer a mi mente pensamientos positivos. No solíamos venir tan seguido, así que esto sólo duraría un par de horas y después tendría que esperar algunas semanas para pasar por esto nuevamente.

Escuché que alguien golpeó la ventana y abrí los ojos velozmente. Pude distinguir a mi primo Hugo de pie fuera del auto. Traía el cabello más corto de lo que recordaba, y estaba un par de centímetros más alto, o eso me pareció.

Abrí la puerta y salí. Noté que el chico continuaba usando ropa negra, pero ahora usaba tenis casuales en lugar de botas.

— Vaya, lindo auto — exclamó mientras lo recorría con la mirada.

Sólo sonreí, no era muy fan de los coches. Recordaba que mi padre solía darme algunas clases mientras me llevaba a la escuela, cuando era más joven, pero no recordaba nada en concreto.

— ¿Quieres escuchar música en mi cachivache?

Mi primo y yo solíamos escuchar música en su viejo coche, de ahí que mis gustos musicales y los suyos fueran casi los mismos. Nos gustaba escuchar rock la mayor parte del tiempo, pero yo había dejado de usar playeras negras estampadas y delineador en exceso.

Nos dirigimos a su coche blanco, estacionado frente a la casa y ocupamos cada uno nuestros asientos.

Encendió el estéreo del coche y seleccionó una canción que ambos conocíamos y por unos segundos me teletransporté unos años antes, y me di cuenta que el único lugar donde me sentía cómoda era escuchando música con mi primo.

Escuchamos música por un momento corto y después entramos a la casa, aún no había saludado a mis tíos y no quería que mis padres me reprendieran por ello.

Mi padre y mi tío veían la televisión, un partido de fútbol. Sólo saludé con la mano a mi tío y me devolvió el saludo igual.

Me dirigí a la cocina, donde mi madre y mi tía hablaban y preparaban la comida. Mi tía me recibió con un abrazo.

Mi hermano en cuanto vio a mi primo le pidió jugar videojuegos y yo me quedé sentada en una de los enormes sillones, junto a la televisión, ignorando el partido de fútbol.

Mi prima Kass se acercó, detrás de ella venían mi hermana y un par de muñecas. Hice una mueca al verlas y apreté los dientes.

— ¿Quieres jugar?

— Mejor otro día — le respondí.

Pero no pensaba jugar con ellas nunca, detestaba las muñecas. Yo sabía que estaban vivas y nos veían dormir por la noche planeando cómo vengarse por tanto maltrato físico.

Las chicas dieron la media vuelta y se marcharon.

Durante la comida todos parloteaban sobre varios temas, y yo simplemente los escuchaba mientras deseaba estar en un lugar más sereno.


Opté por dar un paseo cuando terminamos de comer, mi primo estaba con mi hermano y se veían demasiado entretenidos jugando videojuegos, así que no quise molestarlo para escuchar música. Salí de casa y oí a mi padre conversar con mi tío sobre el coche nuevo, estaban afuera.

Deseo disfrazado. (En edición)Where stories live. Discover now