Capítulo 6 (Marina de Fly with paper wings)

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Desde lo alto de la mole de piedras, Sel miró con desprecio a todos aquellos que, a lo largo de los años, los habían cazado, torturado y matado. No merecían piedad. Si de ella dependiese, todos y cada uno de ellos se encontrarían en esos momentos aplastados por rocas más grandes que la criatura que la tenía presa. En especial aquel maldito Rhys. Su cara reflejaba asombro pero a ella no la engañaba, sabía quién era el culpable de la situación en la que se encontraba.

Cuando el túnel se llenó de ruidos, todos pensaron que se trataba del ejército de los tonitrui que los había encontrado y no de un coloso hecho de rocas que se desplazaban sin parar. Sel nunca había visto algo tan poderoso y antiguo, algo tan mágico, una criatura que parecía estar viva, que crecía, se empequeñecía y se retorcía sin parar, como si estuviese viva. Alguien había tenido que crear aquella criatura, pero, ¿quién?

Ahora ya lo sabía. De algún modo, aquel coloso "trabajaba" para los tonitrui. Eran seres sin magia, sí, pero no debía haber olvidado las raíces fulgur de Rhys. Se decía que los fulgur más poderosos podían desarrollar sus poderes sin ayuda, algo que, por lo que parecía, Rhys había logrado con grandes resultados.

La criatura solo la había cogido a ella, dejando a los demás a salvo en el túnel, por el momento al menos, pero Sel no podía dejar de pensar qué iba a ser de su familia y amigos. Además, ¿por qué la había cogido a ella? ¿Qué tenía de especial? En momentos como ese deseaba haber aprendido a controlar sus visiones.

Fue depositada sin delicadeza frente a Rhys, quien todavía conservaba en su rostro una mirada estupefacta. Sel se levantó de un salto y se preparó para pelear. Rhys podía tener la magia más poderosa del planeta pero ella no estaba dispuesta a dejarse amilanar. Iba a luchar con todas sus fuerzas.

-¡Maldito bastardo! ¡¡Voy a matarte!! 

Se abalanzó con todas sus fuerzas hacia él pero sus nobles intenciones se vieron truncadas cuando dos soldados tonitrui la cogieron de los brazos y, después de inmovilizarla, atarla y amordazarla, se la llevaron de ahí en volandas, a pesar de sus protestas, pataleos y cabezazos.

Fulgur. El poder de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora