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-Entonces esa escoria está detrás de HoSeok, ¿es así?

-Lamento haberte dicho esto, pero me ví obligado. Ese bastardo fue el novio de mi hijo y de un momento a otro se acobardó y se alejó dejándole un daño muy fuerte. No quiero que pase algo parecido con HoSeok... Ya sabes, siempre fue amigo de Jin y lo último que quiero es que nuestros lazos se vean afectados, DongYul.

El nombrado hizo un mohín.- Jin, ¿estás seguro de que quien recogió ese automóvil fue él?

-Sí, señor. Kim NamJoon, jamás lo olvidaría.

-

-¿Hola?

-JungKook, sé que hoy es tu día de descanso, y bueno, no debería estar llamando, pero... ¿quieres tener un día de campo conmigo? Ya sabes, para despejar nuestra men-

-¡Sí!... Digo... Me encantaría.

-Perfecto, paso por tí en una hora.

TaeHyung se emocionó al recibir esa respuesta.

Se miró por última vez al espejo. Jamás se había vestido con la intención de impresionar a alguien, pero bueno, JungKook lo estaba enloqueciendo.

Verlo en el trabajo, tan amable y dedicado en el lugar, admirar sus negros y profundos ojos cuando cantaba y rozaba con sus dedos las cuerdas de su guitarra. Escuchar su risa enternecedora cuando hablaba con JiMin, sus delicados movimientos, su aroma y la intriga de no saber más de él, eso lo tenía a la disposición del azabache.

Se acomodó su camisa azul cielo dentro de su pantalón marrón y fue a la cocina para tomar la comida que había preparado, la guardó en un bolso junto a una manta, unos dulces ya uno de sus mejores vinos.

Se dirigió al auto y luego a la casa de JungKook.

Se estacionó frente al lugar pero no bajó, algo llamó demasiado su atención y logró que sus nervios salieran a la luz.

Un chico de gran estatura iba saliendo de aquella casa, estaba vestido de negro, casi totalmente cubierto. Y caminaba de una manera extrañamente rápida.

'¿Quién será?'

Mil preguntas inundaron su cabeza, y no, no iba a negar que sentía algo de celos; pero nada podía hacer, JungKook tenía su propia vida y eso él lo entendía a la perfección.

-Ay, no. Santo Dios.

TaeHyung salió lo más rápido que pudo del auto al ver que JungKook salió por aquella puerta llorando cual bebé.

-JungKook, ¿qué te pasa?

TaeHyung se acercó lo suficiente para notar el rojo intenso que tenían los ojos del menor.

-Ay, cielo. Todo estará bien.- Sin más, rodeó al menor con sus brazos posando la cabeza contraria sobre su pecho.- Shh, no llores. Por favor no lo hagas.

Se sentía intranquilo, nervioso. Tenía miedo de no poder cuidar a JungKook. No sabía que le pasaba, y ¡MIERDA! Eso le jodía su cabeza.

No iba a permitir que nada dañara a ese pequeño. No sabía qué vivía él, pero no, sobre su cadáver iba a dejarlo solo.

JungKook se aferró a TaeHyung, su llanto se hizo muchísimo más fuerte, las lágrimas no paraban, al igual que sus sollozos.

Una lágrima rodó por el rostro de TaeHyung. No sabía qué hacer. JungKook estaba desesperado y él también. Solo lo abrazó lo más fuerte que pudo, tratando de cubrir toda su anatomía con la de él, susurrándole con voz entrecortada un 'Estoy contigo, Koo. No llores más, te lo ruego, bebé'

Así estuvieron por unos largos minutos hasta que los sollozos de ambos se fueron callando de a poco.

TaeHyung depositó un beso en la cabeza del azabache y se alejó un poco para tomar su rostro entre sus manos.

-¿Estás mejor?- Preguntó con calidez. JungKook asintió.

Los dos tenían sus ojos irritados y sus narices decoradas con un lindo color rojizo.

-¿Quieres quedarte en casa?- Preguntó de nuevo.

-Espera, ¿cómo supiste que vivía aquí?- JungKook recordó que jamás le dijo a TaeHyung dónde vivía realmente.

-Bueno, cuando desapareciste aquellos tres días, le pedí a JiMin que me diera tu dirección y a-

-¿Me buscaste?- El menor se sorprendió, nadie jamás había hecho tantas cosas por él.

TaeHyung asintió apenado.- Discúlpame, quizás n-

Un beso, eso lo calló.

JungKook se atrevió a juntar sus labios con los del castaño, porque, demonios, TaeHyung era todo los que estaba bien; él lo era todo en ese mundo de mierda en el que vivía. Se sentía agradecido de tenerlo. Agradeció a aquel Dios del que no estaba seguro de su existencia, que por favor no lo alejara de su lado, y ahí estaba, consolándole de una pésima tristeza a la que es arrastrado.

TaeHyung se había vuelto una cápsula de seguridad de la cuál no quería salir jamás.

El menor movió lentamente sus labios sobre los contrarios, haciendo paso a un beso algo más profundo.

TaeHyung acercó a JungKook tomándole de la cintura con sus dos manos.

Sus alientos se mezclaron, sus toques fueron tímidos pero maravillosos. Algo simple, delicado y lleno de emoción.

-¿Ya nos vamos?- Habló JungKook.

TaeHyung se sorprendió y asintió.

A los dos se le dibujó unas hermosas sonrisas y partieron a su destino.

Si el amor se daña, ¿es posible coserlo de nuevo?

𝙳𝚎𝚜𝚝𝚎𝚕𝚕𝚘 | 𝕋𝕂Where stories live. Discover now