Historia corta| Completa | Sin editar.
El dolor es uno de los caminos más difíciles y estrechos que a veces es inalcanzable llegar hasta al final.
Chloe lo sabía con certeza, demasiado.
Y esta vez, tendría que aprender demasiadas cosas para aprende...
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La verdad es que no encuentro las palabras correctas para lo que estoy tratando de escribirte en esta carta.
No me preguntes cuál es el motivo o si tengo algo pensando para escribir porque para serte sincera... no lo sé. Simplemente desperté a mitad de la noche queriendo escribirte como lo hacíamos antes, cuando éramos unos jóvenes inexpertos en el amor que sentíamos por ambos.
Demonios. En este momento me gustaría poder maldecirte y empujarte con mis fuerzas para después terminar envolviendo mis brazos en los tuyos.
Terminé olvidando tu voz.
Seguro ya lo sabes, me gusta pensar que de algún lado tú me observas y me cuidas como siempre los has hecho, porque al fin y al cabo, tú siempre fuiste mi Ángel, yo de ti no tanto.
Lo lamento por eso.
Todavía me acuerdo de tu hermoso rostro y a veces me acuesto en las noches mirando nuestra fotografía, donde ambos salimos sonriendo mientras que de fondo se ve el interminable ocaso que parece una pintura de Monet.
Tu partida sigue doliendo pero ahora lo puedo sobrellevar conmigo, y aunque a veces me duermo en las noches llorando esperando por tu presencia... ahora sé perfectamente que me esperas del otro lado de la puerta con una radiante sonrisa.
Mientras tanto, yo tengo que seguir con vida, ojalá hubiera sido a tu lado. Nos arrebataron muchas experiencias juntos.
Te arrebataron muchas experiencias.
Pero sin embargo sé qué si estarías a mi lado ahora estarías orgulloso de mi, porque vamos, gracias a ti superé el Cáncer, se hizo menos tedioso y fuiste la persona que más me acompañó en esos momentos. Te hubiera gustado que siguiera adelante después de toda esa mierda.
Pero tranquilo, yo seguiré viviendo por los dos. Seguiré sonriendo, riendo, viviendo y experimentando todas las cosas que nos faltaron por vivir a ambos.
Te extraño todos los malditos días pero esta vez te recuerdo con una sonrisa.
Y la verdad, es que tu recuerdo ya no duele tanto como antes. Y siendo sincera, me siento en paz con ello.
Nunca supe lo que era perder a alguien tan cercano, soy una de las pocas personas privilegiadas que todavía tenía a sus seres más queridos con vida, o al menos, las veces que fui a funerales nunca fueron cercanos a mi.
Y a veces me sentía mal por no entender el dolor de los demás en estas situaciones.
Pero después de tu partida entendí tantas cosas y experimenté sentimientos nunca encontrados, que ojalá, nunca los hubiera sentido. Entonces de las tantas veces que te añoraba en mi memoria me acordé de todas las veces que me hablabas de tu hermano mayor que había fallecido aquel verano del 2017.
