XXII: Ven aquí y bésame idiota

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Después de unos pocos días Eife había abierto los ojos mínimamente, murmurando algunas cosas sin sentido en el acto. Cuando sucedió, Lissan estaba a su lado como era de esperar, y rápidamente la atendió, y cuando Eife volvió a cerrar los ojos segundos después, el chico fue a por las enfermeras para que revisaran lo que había sucedido.

Después de que ellas le atendieran como era necesario, la joven princesa podía estar medianamente despierta, pero rápidamente volvía a caer en un sueño profundo, pero al menos ya sabían que estaría bien. Eife se encontraba demasiado cansada como para hacer algo que no fuera descansar y no moverse.

Eife

Algunos días habían pasado. Estaba tan cansada... Se sentía como si estuviera en una nube flotando, pero al mismo tiempo su cuerpo le pesaba cantidad. Era una sensación extraña, no sentía su cuerpo y parecía que lo único que la sostenía en ese mundo era el firme agarre de la mano de Lissan entrelazada con la propia. 

Aunque sí era cierto que ese día se sentía algo mejor que los demás, se sentía con más energía. Decidida, abrió lentamente los ojos, sintiendo sus parpados pesados al principio pero dejar de serlo a medida que pestañeaba con más frecuencia, ubicándose en el lugar, y no pudo no sonreír al ver al chico de sus sueños dormido en aquella incómoda posición en un sillón a su lado. Sus ojos viajando de su cara hasta el agarre de sus manos, sintiéndose cálida inmediatamente.

—Lissan... —susurró sintiendo sus cuerdas vocales doler un poco. Respiró hondo para tomar fuerzas ya que hacía días que no hablaba. —Lis. —volvió a llamar algo más alto. Apretó también su agarre en un intento de llamar su atención y el mayor abrió los ojos, alerta inmediatamente. Al ver a la princesa mirándole con una sonrisa cansada, sintió sus ojos aguarse. Desde hacía días la joven no le miraba directamente a él... Cuando abría los ojos no los podía enfocar bien y el brillo en ellos no estaba. Sin embargo ahora, viendo como ella le estaba mirando, sentía su corazón revolotear como loco dentro de su pecho. Eife había vuelto.

—Eife... —murmuró acercándose a ella. Se sentó en la cama y acarició el rostro de la muchacha con sumo cuidado, ella soltó una risita como si le hiciera cosquillas, apoyándose en su tacto como un gatito. Oh, como había echado de menos su risa. —¿Cómo te encuentras? 

—Estoy... Estoy rara. —confesó mirándose a sí misma. Ahora mismo se sentía como en el cielo, con las manos de Lissan acariciando su rostro, recibiendo esa mirada de puro amor y adoración que solo él podía darle. —Hey... No llores tonto. —el chico se sonrojó y secó una lágrima que no se había dado cuenta de que había caído pues estaba demasiado concentrado en que la princesa hubiera despertado del todo.

—Estaba muy preocupado... —dijo con una sonrisa sincera al ver que su princesa estaba bien al fin. La chica seguía sonriendo enternecida por sus palabras y acarició su mejilla, deslizando sus dedos por el cabello de Lissan que caía en una coleta baja por un lado de su cuello.

—No deberías haberlo estado... ¿Crees que te ibas a deshacer de mi tan fácilmente? La respuesta es ''no'', lo siento mucho Lis. Voy a seguir incordiando. —rió por su propio comentario. Lissan rodó los ojos por sus palabras pero no podía evitar sonreír, estaba feliz. Eife había vuelto a ser ella misma por fin.

—Estaré encantado por ello.

Después de que Lissan avisara a las enfermeras y ellas hicieran su trabajo comprobando que todo estuviera en orden, Joliven y Kafette fueron a visitar a Eife en cuanto se enteraron para ver qué tal estaba, ellos también le habían echado de menos. También fue su madre, mostrando un cariño que hacía tiempo no mostraba, parecía que el ver a su hija en peligro y el no tener la tensión de la boda en medio de ambas había hecho efecto en la mujer, haciéndola más cálida, más como era antes. Una vez estuvieron de nuevo Lissan y Eife a solas, el mayordomo decidió contarle la suspensión de su compromiso y de la boda con Merilas. 

Love around the crownWhere stories live. Discover now