17|| Caos.

79.7K 4.8K 1.8K
                                    

—Recuérdame por qué hago esto—pido al móvil

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Recuérdame por qué hago esto—pido al móvil. Kate al otro lado lanza un suspiro y murmura algunas cosas en lo que se acerca más a la bocina.

—Porque fue un idiota, porque se lo merece, porque queremos ver sangre, ok, tal vez la sangre fue algo exagerado, pero queremos que se arrepienta acerca de lo que dijo, queremos que sufra y...

—Ya, ya lo capto—murmuro, observando fijo la tienda frente a mí.

No estoy segura de hacer esto, por primera vez las cosas entre nosotros están claras y sé que si voy a esa fiesta, terminaré por comenzar una guerra mucho más grande que la anterior.

Pero estoy aburrida, y supongo que no tiene nada de malo querer captar su atención, así sea enfadándolo en el camino. Será divertido.

Cuelgo la llamada con mi amiga, y me dispongo a hacer compras para esta noche. Es sábado, Hudson tiene esa fiesta privada y como última fase de mi venganza por sus terribles palabras, iré. No sé para qué, no sé cómo voy a entrar, pero necesito estar ahí, que me vea, que enloquezca.

Me paso horas escogiendo mi vestido, haciendo mis uñas y mi cabello, aprovechando que me ha dado una tarjeta de crédito, ni siquiera debo llamarle para consultar mis gastos, al parecer esta tarjeta no tiene límite porque cargo al menos diez bolsas y en ningún lado me han rechazado.

Lo que pensé al principio costaría, está siendo demasiado sencillo. Gastar su dinero no me preocupa, porque no es mío ni me costó a mí, y al parecer a él tampoco le duele, de otra forma no me habría dado una tarjeta de crédito. Además, mi vida está siendo demasiado sencilla ahora que visto de manera más apropiada.

Hacer compras en esta ciudad supone que todas las mujeres vestimos casi iguales, la diferencia está marcada por los colores y los diseñadores, lo que lleva a que las personas me traten con respeto ahora que luzco como una más del montón de mujeres adineradas.

Me deshice de mi ropa ultrajada y vieja, y cambié poco a poco mi guardarropa. Hoy tengo una adquisición grande de nuevas prendas, pero prometo detenerme luego.

Al terminar, cerca de las seis de la tarde, me apresuro al apartamento. Desde el momento en que tuve mi pequeña crisis, no hemos vuelto a cruzar palabra. Cada día yo cocino para ambos pero almuerzo o ceno temprano para dejarlo solo y así no cruzar nuestros caminos, así que tampoco nos hemos visto la cara.

Es difícil, vivir con alguien a quien apenas le diriges la palabra supone mucho esfuerzo porque hay cosas que deseo contarle, como que mi vientre si creció esta semana y estoy comenzando a sentir leves movimientos. Es algo que se supone debes compartir con el padre de tu bebé en una relación normal, pero puesto a que no tenemos eso, decido quedármelo para mí.

Apenas pongo un pie en el apartamento, por el aroma varonil que impregna el ambiente, sé que está aquí. Subo a hurtadillas a mi habitación porque de ver las bolsas sabrá que tramo algo o pensará lo peor, porque siempre piensa lo peor cuando de mí se trata.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Where stories live. Discover now