32|| Ya no.

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—¡Conduce más rápido!—le pido a Kurt

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—¡Conduce más rápido!—le pido a Kurt. La calle se me hace eterna, es como si cada vez que avanzamos un trecho lo que se queda se alargase quinientos metros más.

No puedo pensar, no puedo siquiera imaginar lo que puede estar pasando dentro de mi casa porque la terca embarazada de mi mujer no puede seguir una simple orden.

Necesito que estén bien, que ambas se encuentren bien porque no sé de lo que soy capaz de no ser así. Siento que el corazón me palpita en el centro de la garganta, las manos me sudan a más no poder y me aferro al asiento del coche como si aquello hiciera que fuera más deprisa.

Cuando por fin entramos en el área, mi corazón se detiene al ver dos ambulancias detenidas frente a mi casa junto a varias patrullas. No puedo tragar, no siento los latidos de mi corazón gracias a la sordera que me tapa los oídos.

Todo se mueve lento, el coche, mis manos al abrir la puerta e incluso la camilla que está siendo subida a la ambulancia.

—¿Quién es?— le pregunto a Kurt. Trato de avanzar pero la policía me detiene. —¿Quién va en la ambulancia?

Él puede acercarse un poco más y lo veo palidecer al ver a la persona que yace en el vehículo.

—¡Hilary!—grita desesperado.

No quiero sonar insensible, sé que Hilary es su novia y que la ama demasiado pero me siento tranquilo al saber que no se trata de Lia.

Kurt se va en la ambulancia con su novia dejándome ahí. Trato de dar un paso pero la policía me detiene nuevamente.

—¡Soy el dueño de la casa!—le grito ofuscado por su intromisión. —¡Mi mujer embarazada está dentro, tengo que saber cómo está!

El hombre que estaba haciendo lo posible por alejarme de la escena baja los brazos.

—¿Una embarazada dijo?—pregunta con el ceño fruncido. —La ambulancia anterior la trasladó a ella y a otra mujer mayor hacia el hospital central.

Si bien veo demasiados policías en mi casa corro al coche tomando la carretera. Sobrepaso el límite de velocidad e incluso a la ambulancia que traslada a mi empleada.

Tengo un mal presentimiento en la boca del estómago, la acidez estomacal me toma por completo e incluso tengo náuseas. No quiero siquiera pensar en lo que podría estar sucediendo con ella porque soy capaz de incendiar a su familia.

Las ruedas chillan contra el pavimento cuando me estaciono, salgo y luego de cerrar la puerta corro por la entrada de emergencias que igualmente es un caos.

—¡Hudson!—me volteo cuando escucho la voz de una mujer. —¡Gracias a Dios que viniste!

Bruna se acerca y me abraza, se ve que ha estado llorando pero más que nada se nota la ira que siente.

—¡Te dije que esa muchacha no era buena para ti!—me recrimina.—Destrozaron la casa, los muebles. Tienes dos empleados heridos y uno de ellos está al borde de la muerte.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Where stories live. Discover now