capítulo 20

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Habían pasado dos días y se había proclamado la " pausa " . En ella, ambos países habían hecho una tregua para poder llegar a un acuerdo. Christopher, pidió al Rey francés que ordenara a sus soldados irse de Inglaterra. Así se hizo y los civiles, pudieron volver a sus casas.

Al llegar, vieron los destrozos y se derrumbaron, algunos más que otros. Algunos, tenían las casas destrozadas, otros, aún podían salvarlas.
Annie llegó a la suya y miró a su alrededor con sus sirvientes. El silenc era más que palpable.

Philip se acercó a ella - tiene solución, pero se tardará

Annie vió su casa medio derrumbada y quemada, asintió y siguió andando hacia la colina. El calor era más que importante y parecía que abrasara en el cuerpo. Pero para Annie, parecía invierno. Estaba helada.
Desde hacía dos días que le costaba hablar. Por alguna extraña razón, supo que algo le había pasado a su esposo, y eso no era todo, saber que Maxwell Pine, el hombre con el que se crió, el mejor amigo de su padre, al que vió, como un segundo padre, ya no estaba.... La hizo derrumbarse todavía más

- señora, a dónde vamos? - preguntaba la ama de llaves

Annie miró la caseta y el establo - aquí . No quiero molestar a nadie con nuestra presencia. Es mejor quedarnos aquí, y empezar a arreglar este desastre.

Todos asintieron y empezaron a organizarlo todo. El silencio quemaba sus corazones, nunca habían estado tan infelices, como en esos momentos.

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Proclamada la tregua, en esos días, pudieron empezar a salir a la calle. Muchos trabajadores iban a sus puestos para poder traer dinero y comida a sus casas. También se pudo enterrar a los fallecidos.
Annie había ido con los Myers al entierro del Conde Maxwell Pine y para mostrar sus respetos a la familia. Madeleine, no dejaba de llorar entre los brazos de Peter, mientras que Mari, se apoyó en Annabella.
Parecía que sus almas se hubiesen ido con todos los muertos, ellos, también se sentían igual. Habían perdido demasiado.

Mientras tanto, en una de las bases inglesas, Christian junto a los soldados, seguían en la búsqueda de su General.
Christian había informado por carta al Rey Christopher de los acontecimientos. La respuesta, no se hizo esperar. El Rey, le decía que podían volver a casa, ya que estaban en tregua y seguramente los franceses soltarían a Robert. Se relajaron y empezaron a empaquetar sus pertenencias para volver a Inglaterra, ya que tanto ingleses como franceses, se encontraban en la zona alta de Suecia.

Christian respiraba aliviado. Si el Rey hablaba con el francés, llegarían por lo menos a ese acuerdo de soltar a Robert. Pero claro, con tantas conspiraciones de por medio, cualquiera se fiaba de la palabra francesa.

Unos días más tarde, llegaba a casa de sus padres...
Rudolf, al abrir la puerta, lo dejó impactado. Tenía los ojos rojos y con ojeras. Ya se le había informado tanto a él como al resto de soldados destinados del ataque en Manchester y Londres. Lo que no se esperaba Christian, era de la noticia de su padre.

- que ocurre Rudolf? - preguntaba mientras el mayordomo cerraba la puerta despacio y sin apenas decir ruido

- su madre está en el salón señor Pine - lo llevó hasta el lugar y Mari alzó la mirada.

Sin previo aviso, se abalanzó a los brazos de su hijo - gracias a Dios que estás bien - sollozaba

- tranquila madre - la apartó un poco - que ocurre?

A Mari se le cayó una lágrima - hijo...

- Christian? - cortó Annie al entrar. Ambos se miraron, sin pensarlo, Annie se acercó con cautela y lo abrazó sin que se lo esperara. Aún así, se dejó hacer. Se sentía tan bien en sus brazos que no quería apartarla.

mi General ( TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora