𝙍𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤𝙨 𝙫𝙖𝙘𝙞𝙤𝙨 // 𝐊𝐚𝐫𝐦𝐚𝐥𝐚𝐧𝐝

//003//

La mañana había transcurrido normalmente, la rutina era la misma para el dúo.
Despertarse, desayunar, cuidar las plantas y a los animales y ver la televisión un rato, para después hacer otra cosa espontánea que mayormente decidía el menor.

-Y si vamos a explorar?-  El menor llevaba desde su llegada al pueblo queriendo explorar los alrededores, Alexby le había contado los místicos animales que se encontraban cerca de las orillas de Karmaland. -Por favor! Te lo suplico, además no hay nada que hacer en todo el día.-

El castaño recordó la carta que Auron le había mandado, quería cumplir los deseos de Quackity, pero tampoco quería dejar plantado al moreno, además, seguramente Quackity entendería, hay mucho otros días en los que pueden ir a explorar.
-Se que quieres ir Quacks, pero creo que hoy no deberíamos.- Aunque un poco triste, el menor aceptó la respuesta del castaño, emocionado por que almenos ya era un hecho que iban a explorar otro día juntos. -Sabes,¿Qué tal si le pides un tour a Vegetta de su casa? Créeme, te va a encantar.-

-Y yo para qué quiero saber cómo es su casa?- El alado dudaba de las palabras de Luzu, ¿estaba tratando de deshacerse de el por todo el día?  Quería creer que lo pero los intentos desesperados de alejar al menor no ayudaban.

-Verás, hay una linda tradición, en casa de Vegetta, siempre explotamos su puerta.- Eso y otras cosas interesantes que Luzu le mencionó que podía hacer le bastaron para tomar su mochila y despedirse y caminar en dirección a la gran casa en los cielos de Vegetta, dejándole todo el día libre a Luzu. -3pm... Creo que ya es buena hora.-

El timbre del hogar del moreno entonó su melodía, dándole una sonrisa al dueño del hogar.
Con paso apresurado se acercó a la puerta donde se encontraba el castaño nervioso, con una sonrisa el chico abrió la puerta, causó un sobresalto al visitante.

-Ammm, hola.- El castaño no sabía cómo reaccionar, en ese momento en realidad se estaba arrepintiendo de ir a hablar con Auron. -Yo..-

-Pasa.- Ambos chicos se encontraban sumamente nerviosos, ambos se dirigieron al interior de la casa para sentarse en la sala, una que el castaño no conocía, pero era obvio que gracias al tiempo de su desaparición el chico hubiera redecorado. -Mira al grano.-

Lo que fuera que el chico del mechón iba a mencionar fue evitado por Luzu quién interrogó al contrario con un tono serio. -¿A dónde fuiste?- Auron sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano, y decidió hace tiempo que si tenía que contestar, contestaría la verdad.

-Ok, te seré sincero, nada más que la verdad.- Auron tomó aire y comenzó su narración. -Un poco antes que desapareciera, me llegó una carta de un viejo amigo que necesitaba mi ayuda.- Mientras comentaba lo qué sucedía, parecía buscar algo en su mochila. - Fuí en su rescate y ayudé a salvar el pueblo pero seguían necesitando mi ayuda y aunque traté de darme un tiempo y volver, cuando lo tuve era demasiado tarde.- Finalmente, de su mochila sacó una gema azul de lo más brillante, amarrada en un collar el cual le dió a Luzu. -Mientras estuve en ese lugar, encontré esta piedra y me recordó a ti.- Aunque molesto, el castaño tomó el presente y lo guardó en su mochila, sin intenciones de usarlo, cosa que entristeció un poco al moreno.

-Entonces...- Luzu se acomodó en el sofá mientras conversaba, tomando una postura más seria. -Si ellos tenían un problema que no podían arreglar, ¿Porqué no nos pediste ayuda?-  Detuvo un poco sus palabras esperando respuesta por parte del contrario, al pasar unos segundos sin ella, siguió hablando. -Si nos hubieras pedido ayuda, hubiéramos terminado antes y pudieras haber vuelto.-

-Mira mi niño.-

-No me llames así.- Demandante Luzu negó el apodo que tanto le gustaba en un pasado. -Puedes seguir.-

-Esta bien.- Se levantó del sofá y se dirigió a una de las puertas cercanas que parecía ser un clóset. -Se que estás molesto y lo entiendo, se que fuí un estúpido y que no puedo cambiar el pasado, pero quiero arreglar nuestro futuro.- Abrió el clóset y pareció que buscaba algo dentro, saliendo con una soga que parecía jalar algo. -Entonces quiero empezar nuestra reconciliación con esto.-

Trás seguir jalando la soga, amarrado al otro extremo se encontraba un viejo y leal amigo, Manolo el compañero de Luzu. Los ojos de Luzu comenzaron a lagrimear y se levantó para acercarse a su mascota y abrazarle.

-¡¿Dónde lo encontraste?!- Sus lágrimas caían en el suelo dejándolo húmedo, pero eso no era importante.

-En una de mis expediciones por el bosque lo encontré solo.- Se agachó al nivel de ambos individuos y acarició la espalda de Manolo. -El pobre estaba muy mal, creo que si no lo encontraba moriría.- Siguieron consintiendo al animal por un rato más, manteniendo el silencio que solo era interrumpido por los rechinidos del cerdo.

-Muchas gracias Auron...- El castaño levantó su mirada hacia su compañero el cuál hizo lo mismo y conectaron sus miradas. -Enserio gracias, no sabes lo que Manolo significa para mí.- Se detuvo de acariciar a su mascota para levantarse y abrazar a Auron el cuál con una sonrisa correspondió el abrazo.

-Yo lo sé Luzu.- Ninguno quería terminar el abrazo, ambos recordaron  todos los momentos que el dúo pasó en risas o solo momentos tranquilos los cuáles aunque fueran pocos, se atesoran. -¿Qué te parece si vas a tu casa con Manolo?- Con mucho pesar, el castaño detuvo el abrazo para asentir y tomar la soga que le entregaban, jalando a Manolo hasta la puerta para retirarse. -Adiós Luzu.-

-Adiós Auron.- Luzu subió a su Chocobo y con un poco de dificultad tomó a Manolo y comenzó su vuelo alejándose de las tierras de Auron.

Trás haber perdido por completo a Luzu de vista, el moreno regresó dentro su hogar con una sonrisa llena de prepotencia.
-Todo salió bien.- Auron sabía lo que hacía, su plan estaba en marcha y parecía estar rindiendo frutos, el detalle de encontrar al cerdo le había dado puntos extras.
Su plan saldría a la perfección, recuperaría a Luzu costara lo que costara.

Recuperaría a su niño costara lo que costara.