Epílogo

28.7K 2.7K 553
                                    


«Un par de zapatos pueden cambiar tu vida, sino pregúntale a la cenicienta»


Cinco años más tarde...

—¡Mamá!— gritó la pequeña Dulce desde la puerta—¿No se te olvidó algo? Por ejemplo: yo— abrió los ojos de plano, riéndose a carcajadas.

—¡Ay, solecito!— negué con la cabeza dándome cuenta de lo despistada que andaba.

—Ni siquiera lo disimulas— se cruzaron los brazos pequeños. — Mi papi tiene razón, siempre andas muy despistada.

—No vamos a criticar a la mamá si no nos vamos subiendo rapidísimo en el coche. Anda, anda— abrí la puerta del coche—. Con más talento, por favor.

—¿Y Raúl?— preguntó mientras caminaba hacia el coche.

—¡Chale!— me quejé —Raúl, mueve tu trasero o tu padre nos va a matar.

—¡Ay, mamá!— negó con ca la cabeza mientras se subía dentro del coche.

—Relájate, mamá, acuérdate que hace poco eras tú quien lo sacaba a mi papá de sus casillas.

—¡Mamá! ¿Y el señor Mustaque?—se apresuró asustada —.¿Lo dejamos solito?

—Es un gato, Dulce.— dijo entonces Raúl.

—Yo sin gatito no voy.— nos advirtió enojada y miraba como yo, como toda una madre que escucha de sus hijos, corrí en tacones y vestido elegante hacia la casa para recoger el gato.

«Dios sabe por qué me tocó tener dos niños llenos de personalidad...»

«¡Yey! Sin aburrimiento. Atte: neurona bailarina»

«Pa'que veas lo que se siente cuando le haces a uno la vida imposible.» Algunos lo llamarían Karma. Atte: tu cerebro

Mi cabeza estaba a punto de explotar. Había sido una semana llena. Primero, había tenido la primera exposición y aparentemente no fue un épico fracaso, más la gente se mostró realmente interesada. Segundo, Raúl se había enamorado por primera vez, así que tanto yo como Íker tuvimos que aconsejarlo –no, no quieren saber cómo nos fue; tercero, Dulce cumplió cinco años y una vez con esto se convirtió en Dora la exploradora, preguntaba todo y ponía en duda todo, tanto que un día se negó a aceptar que el cielo es color azul. En fin, Raúl había sido un ángel ya que siempre jugaba con ella y de ese modo hemos logrado concentrarnos también en nuestro trabajo. Aun si el pequeño sabe la verdad y aceptó que su madre es Valentina, decidió vivir con Íker y conmigo, y esta había sido una sorpresa más que la vida nos había regalado.

—¡Mamá!— gritó Raúl—Ahí hay un peatonal.

—Mamá está loca— se quejó mi hija.

—Sigan y vayan caminando a pies hasta el tribunal.

—¿Qué es un tribunal?— preguntó Dulce.

—Es un edificio donde la gente que estudió para llegar allá ayuda a la gente en hacerles justicia.— intenté explicarles mientras manejaba mirando de vez en cuando el reloj.

—¿Y si yo estudio sobre perritos, luego puedo trabajar en el tribunal para ayudarlos?— preguntó

—Si mi amor puede ayudarlos pero no trabajarás en un tribuno sino en una clínica veterinaria.

—¿Me puedo quedar en la casa de Alex hoy?— preguntó Raúl.

—No.

—Bien, voy preguntando a mi papá.— replicó de inmediato.

Te conozco x los zapatos ©®  Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon