Jones estaba más decidida que nunca a infiltrarse en una organización de narcotraficantes, sabiendo que era una gran oportunidad para ella de poder hacer justicia y detener a estas personas malintencionadas. Estaba convencida de que podría descubrir algunas cosas importantes acerca de los crimines de drogas, así como reducir la cantidad de drogas circulando en la calle. Una vez dentro de la organización, Julia se encontró con una mujer de aspecto sin escrúpulos, su nombre era Jazmín Rojas. Jazmín era la líder de la organización y actuaba como una auténtica reina de la ciudad. Era misteriosa y cautivadora, avanzaba al frente de todos sin miedo alguno. Inmediatamente, Julia se enamoró de esta mujer y se encontró en un dilema, ¿A qué le daría prioridad; Su amor por Jazmín o su deber como policía de hacer justicia? A pesar de que su corazón le decía que se quedara al lado de Jazmín, Julia no podía dejar de lado sus sentimientos hacia la verdad y la justicia. Su deber como policía era arrestar a Jazmín y a los demás miembros de la organización, así que decidió actuar y aprovechar su infiltración para descubrir los planes de la organización y evitar el crimen.