El Bosque De Las Almas Perdid...

jareihell tarafından

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Hay un mundo que no conocemos del todo: el mundo de las almas. El mundo al que se dirigen aquellos desafortun... Daha Fazla

Prefacio
Capitulo 1: Dering Woods
Capitulo 2: ¿Lady Ezma?
Capitulo 3: Todo es real
Capitulo 4: ¡Corre!
Capitulo 5: Deja que tu alma se queme
Capitulo 6: Ella puede verlo...
Capitulo 8: ¡Él está muerto!
Capitulo 9: ¿Mentira o autenticidad?
Capitulo 10: Puerta de recuerdos
Capitulo 11: Hipocresía y Disimulo
Capitulo 12: Mansión Roja
Capitulo 13: El Primer Asesinato
Capitulo 14: El Olvido
Capitulo 15: ¡Me descubriste!
Capitulo 16: La Primer Muerte
Capítulo 17: El Funeral
Aviso
Capítulo 18: Ritual De Sangre
Capítulo 19: Sospechas
Capítulo 20: La Llave De La Verdad
Capítulo 21: El Vendedor De Almas
Capitulo 22: Nadie Deja De Ser Sospechoso
Capítulo 23: El Libro De Las Almas
Capítulo 24: Ciudad De Demonios
Capitulo 25: Armas Demoníacas
Capítulo 26: El Día
Capítulo 27: La Última Alma
Epílogo
Extra #1

Capitulo 7: El Cadáver Andante

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jareihell tarafından


Siempre estaré para ti, Cielo —susurraba un Trouble de dieciséis años—. No llores por él, me tienes a mí.

En ese momento, no había pensado que las palabras de su joven amigo iban a significar tanto en el futuro.

Heaven lloraba porque su novio de esa época había terminado con ella. Le dijo que ya no la quería, que era muy rara. Él fue el único novio que supo que ella padecía de esquizofrenia.

Me trató mal, gritó frente a todos que era un fenómeno —masculló molesta, pero dolida.

No vale la pena llorar por alguien insignificante, Cielo —el adolescente buscó el rostro lloroso de su amiga, y la sostuvo con delicadeza—. Tienes que buscar a alguien que te ame, te proteja y te vea cómo la niña más hermosa de su mundo.

Heaven sonrió y abrazó a Trouble con cariño. Él siempre sabía que decir para alegrar sus días malos.

Quisiera encontrar a alguien cómo tú —besó cariñosamente la mejilla de su amigo.

Lo harás.

Trouble la abrazó con fuerza, transmitiéndole todo su amor, cariño y fuerza. No le gustaba verla llorar por nada, y mucho menos por alguien que no la supo valorar.

Las semanas pasaron y el corazón de Heaven había sanado casi por completo, podía ver a su ex-amor por el colegio y no le importaba en absoluto. Pero, una mañana en el colegio, vio que a la entrada del colegio un grupo de jóvenes rodeaban a otros dos que parecían estar peleando entre ellos.

¡Lo está moliendo a golpes!

¡Le partió el labio!

¡¿Por qué no se defiende!?

¡Alguien que los detenga!

Escuchaba cómo gritaban y murmuraban las personas del grupo. Por inercia se acercó al grupo de jóvenes hormonales, apartó a algunos para ver que sucedía, y cuando llegó al frente del círculo, los vio.

Trouble estaba sobre el cuerpo magullado y ensangrentado de Ian —el ex de Heaven —, golpeándolo con fuerza una y otra vez. No podía creer lo que sus ojos veían, nunca antes había visto a Trouble golpear a alguien, y mucho menos a Ian. Ellos solían llevarse bien.

¡Trouble, detente! —gritó alterada al ver que no dejaba de golpear al joven que yacía sobre el suelo inmóvil.

El joven Trouble detuvo su puño en el aire, al oír entre la multitud la voz desesperada de su amiga. Trouble dejó de golpear al joven y se levantó del suelo por inercia. Buscó a Heaven entre la multitud, y al verla, conectó sus ojos con los de ella, buscando su aprobación.

Vamos, voy a curarte las manos. —lo tomó del brazo con fuerza y los alejó de la multitud.

Lo hice por ti, Cielo —susurró Trouble, viendo cómo le curaba las manos con delicadeza—. Para que sepas que tienes a alguien que puede protegerte y quererte.

Heaven presionó la herida de la mano del joven con vehemencia, lo cual hizo gruñir a Trouble. Lo estaba curando detrás de los baños en remodelación, mientras escuchaba la voz del director gritar por ellos.

Te lo agradezco, Trouble, de verdad —terminó de curarle las manos—. Pero no tienes que hacer eso por mí, sé muy bien que me quieres y me proteges. No tienes que demostrar algo tan obvio, sobre todo si ese algo te puede meter en problemas.

Le curó el rostro en poco tiempo y besó cada una de sus heridas cómo lo hacían de niños. Se levantaron para irse a clases o para recibir su castigo, pero el castaño la detuvo.

Te faltó aquí —se tocó la comisura derecha del labio, esperando que lo besara.

Heaven negó riendo, se paró de puntillas sobre sus pies y le dejó un pequeño beso en la comisura de su labio. La pelinegra salió de su escondite levemente sonrojada, mientras Trouble sonreía cómo poseso, igual o más sonrosado que ella.

Heaven dormía tranquila en su habitación sin percatarse de la imponente sombra que se arrastraba sobre el suelo y se contorneaba hasta llegar a su cama. La sombra se subió sobre Heaven, restregándose sobre ella cómo si de un gato se tratase.

La teñida se movía incomoda sobre la cama, sintiendo sobre ella un peso indescriptible, más no despertaba. La sombra se acercó al rostro de la joven y comenzó a susurrarle extraños rezos con voz carrasposa, haciendo que Heaven se desesperara en sueños.

—Despierta... —susurró cerca de su oído—. ¡Arriba!

Heaven brincó asustada, pero no despertaba. No podía, aunque lo quisiera.

—Arriba, pequeña alma... —rio entre susurros, burlándose de ella. Se burlaba por verla tan vulnerable, sola —. ¡Despierta!

Gritó con voz escalofriante, haciendo que Heaven despertara exasperada. Su respiración era irregular, el pecho le dolía y su corazón no para de moverse exasperado. Observó cada rincón de la habitación, cada esquina que la poca luz la dejaba ver, pero no logró ver nada.

Pero la sombra estaba allí, escondiéndose entre lo oscuro, viéndola. Observando cada movimiento de esa alma asustada.

Heaven bajó de su cama tratando de controlar su agitada respiración. Salió de la habitación para buscar un vaso con agua y calmar la repentina sed que le dio. Aun no amanecía en su morada, no quería despertar a su Trouble, así que caminó de puntillas al pasar su cuarto y al bajar las escaleras.

Al atravesar el pasillo corrió con rapidez hacía la cocina, evitando ver hacia el cuarto de piano. En la cocina buscó su botella de agua dentro del refrigerador y la bebió tan rápido cómo pudo. Estuvo a punto de guardar el resto de ella en la refri, pero se detuvo al sentir dos manos sobre su cintura. Cerró sus ojos con fuerza al creer que eran otra vez sus ataques de esquizofrenia, pero al escuchar la ronca voz de Trouble sobre su oído, se tranquilizó.

—¿Qué haces despierta? —susurró el joven, sobre su oído.

La teñida dio la vuelta y quedó frente a Trouble, viéndolo a los ojos, ignorando ese escalofrío que le dio sentirlo tan cerca.

—No podía dormir, tuve una pesadilla —se pegó más a él, buscando refugio.

—¿Quieres dormir conmigo, Cielo?

Heaven titubeó ante su pregunta, dos días habían pasado desde su confesión, y no sabía cómo actuar frente a él. Tampoco sabía que hacer frente a ese tipo de situaciones.

El castaño miró la duda en los ojos de su amiga, y poco a poco fue separándose de ella. No quería hacerla sentir incomoda, sus intenciones no eran esas.

—Siento mucho si te...

—¡No! Digo si, no... —bufó nerviosa—. Si quiero dormir contigo, Trouble.

—¿Segura? No quiero incomodarte, Cielo.

La teñida sintió algo en su pecho a lo que no quiso ponerle nombre.

—No me incomodas, Trouble —se acercó a él, y lo tomó de las manos—. Vamos, quiero dormir más.

Trouble se dejó guiar por Heaven hacia la habitación, donde se acostaron uno al lado del otro. Trataron de dormir nuevamente, pero la incómoda posición en la que estaban se los impedía. Así que, poco a poco Heaven se fue dando la vuelta, dándole la espalda a Trouble y él se fue acercando a ella. Abrazándola por la cintura y pegando más sus cuerpos.

La teñida sonrió feliz por tener la calidez del cuerpo del castaño, siempre amó que su cuerpo la hiciera sentir segura mientras dormían, y él amaba sentirla a ella.

Durmieron tranquilos, en paz y sintiéndose felices por tenerse el uno al otro. No hacían falta las palabras para ellos, con sólo abrazarse y mirarse podían decirse todo.

Pero hay miradas que tenemos que distinguir. No todas significan lo mismo.

(***)

El sol atravesaba los arboles del enorme jardín de los jóvenes Hellbrand, dándole luz al lugar en el que se encontraban. Heaven estaba a la orilla de la piscina que estaba en el medio del jardín, mientras Trouble usaba sus dotes de agricultor, plantando y regando las flores. Era una tarde tranquila para ellos.

Pero hay que saber que nunca se está tranquilo en Dering Woods.

Heaven quiso meterse al agua, pero su amigo se lo había negado, alegando que el agua llevaba allí una semana y no la había limpiado. Pero la teñida veía completamente cristalina el agua. No entendía porque se lo había negado, así que decidió ir a dentro para traer un libro de la biblioteca de su Trouble y sentarse a la orilla de la piscina.

En el trayecto de la piscina a la biblioteca, pensó sobre tomar una decisión, pero no quería que esa decisión arruinara su amistad y hermandad.

Tomó un libro de los estantes más altos y leyó la portada: "Romeo y Julieta". No le gustaba mucho esa historia, para ella el final fue muy dramático para su gusto. Pero aun así decidió leerlo.

Buscó entre los papeles de la mesa un separador de páginas, lo encontró dentro de una carpeta con el nombre de la propiedad. Iba a salir de la biblioteca, cuando escuchó cómo la puerta principal se abría. Se quedó esperando a que fuera su amigo, pero sólo escuchó pasos retumbar en el pasillo de afuera. Se escondió detrás de la puerta de la biblioteca, y vio cómo el cuerpo de Lady Ezma caminaba con elegancia hasta el jardín trasero. Salió de su escondite y siguió a la mujer con sigilo y se escondió detrás de las escaleras al ver que ella hablaba con Trouble desde el umbral de la puerta.

Trató de agudizar el oído, pero casi no lograba entenderlos. Parecía como si ellos susurraban para evitar que ella escuchara.

"Oído de vieja chismosa, no me falles ahora" se dijo a sí misma, poniendo una mano sobre el contorno de su oreja, simulando un megáfono.

—¿Lo hiciste? —escuchó la voz de Lady Ezma, quien no se escuchaba muy amable.

—Sí, salió mejor de lo que esperaba —contestó Trouble.

—Sí, pero yo esperaba un mejor resultado.

—Sabes que tardará... —susurró el joven.

—Cuando algo se quiere realmente, se hace cualquier cosa por lograrlo, querido.

Escuchó cómo Trouble susurraba un "no quiero arruinarlo", lleno de molestia, y claro que no entendía por qué. No comprendía por qué o qué no quería arruinar. Quiso bajar de las escaleras para escuchar mejor, pero al levantar su vista se topó con la imponente presencia de Lady Ezma.

Los ojos azules de la mayor la escrutaban cómo si quisieran ver su alma. La mayor la observaba con altanería, esperando que la joven hiciera algún movimiento para poder soltar su veneno. Pero Heaven sólo la veía con pánico.

—¿Se te perdió algo, querida? —cuestionó la mayor, con una falsa sonrisa en el rostro.

—Pues es mi casa —se cruzó de brazos, dejando de lado el miedo de hace un momento—. ¿No puedo estar parada en la escalera de mí casa?

La señora mayor le dio una sonrisa amarga, y de sus ojos emanó un sentimiento contrario con el que se presentó.

—¿Ezma, porqué...? —se detuvo el joven en el pie de las escaleras, al ver el atuendo de la mayor—. ¿Qué sucede?

Trouble no había visto cuando se movió Lady Ezma de su lugar. Ella, era tan silenciosa cómo las sombras.

—No sabes en qué lugar estás parada, querida —susurró, palmeando la mejilla a la joven—. No sucede nada, Trouble querido.

Lady Ezma se dio la vuelta, se despidió del castaño con un beso en la mejilla, y avanzó a la entrada haciendo retumbar sus zapatos sobre el fino suelo de mármol.

—Nunca en su puta vida, vuelva a palmear mi cara —gritó Heaven, deteniendo a la mujer en su lugar—. Usted tampoco sabe dónde está parada.

Lady Ezma sonrió grandemente, más no dijo nada, sólo salió de la casa Hellbrand tal cual cómo entró. La mayor tenía sus dudas con respecto a Heaven, sabía muy bien quien era y que efecto tenía en Trouble, por eso no le respondió a la joven.

Tenía que saber mover sus piezas para poder cumplir su objetivo, y una pieza tan importante cómo Trouble no tenía que ser subestimada.


(***)


La noche cayó y con ella una espesa niebla que evitaba distinguir los árboles y todo lo que estuviese a su alrededor. Heaven estaba sentada sobre la cama de Trouble, siendo peinada por este. Esa noche iban a dormir juntos a petición del joven, él quería pasar más tiempo con Heaven, y durmiendo con ella era una buena manera de hacerlo.

La teñida siempre se peinaba antes de dormir y cantaba la canción que Rapunzel cantaba en la película. Era algo infantil, pero a ella le gustaba, se sentía cómo una princesa.

Pero esa noche, Trouble quiso hacer por primera vez lo que una pareja haría. Claro que él tuvo a su pareja, pero lastimosamente ella falleció años atrás. Destrozando grandemente el corazón de Trouble, cambiándolo por completo. El joven llegó a convertirse en alguien frío, indiferente y distante. Para huir de su familia y el trágico accidente que ocurrió meses antes de la muerte de su amada, se refugió en esa casa dentro de Dering Woods, donde se suponía que iban a vivir él y su mujer.

Por eso invitó a Heaven a su hogar, para no sentirse solo y para poder tener con quien compartir su morada.

—Es hora de dormir, Cielo —susurró a su oído, luego de haber terminado con su cabello.

—Acuéstate primero —se levantó de la cama y lo obligó a acostarse—. Yo iré a tomar agua.

Heaven salió de la habitación del joven a paso lento, tomando su tiempo para pensar. Aun no decidía bien qué hacer con respecto a la confesión de Trouble, lo único que sí sabía, era que cualquier decisión que tomara, podría arruinar su hermandad.

Reaccionó cuando dio un traspié en la orilla de la escalera, se había sumido tanto en sus pensamientos que no supo cuando dejó de caminar. Retomó su andar, pero cuando estuvo a punto de alejarse de la escalera, sintió cómo la tomaban del brazo y la hacían girar sobre su eje. Alarmada se zafó del agarre, pero cuando giró por completo su preocupación aumentó al ver que no había nadie detrás suyo.

Heaven...

Sus ojos viajaron a las escaleras, pero no había nadie. Preocupada, siguió su camino hacia la cocina, pero nuevamente la tomaron del brazo. Soltó una maldición cuando su brazo comenzó a escocer, no entendía que había sido eso.

—Pero ¿qué...? —observó su brazo izquierdo con desentendimiento, donde la marca de una mano comenzaba a aparecer.

Patio...

Susurraron cerca de su oído, haciéndola girar con brusquedad. Pensó que las pastillas la estaban ayudando, pero entre más veía lo que sucedía, más lo dudaba.

Sal...

Avanzó hacia la salida trasera con sólo haber escuchado el susurro. Su cuerpo se movía automáticamente, como si de una orden se tratase. No sabía qué ocurría, no tenía movilidad en su cuerpo. Sentía cómo si no era dueña de este, y la aterrorizaba. Atravesó el umbral de la puerta y llegó al medio del desolado y oscuro patio, cubierto por la espesa niebla, donde su andar se detuvo abruptamente.

Intentó regresar por donde vino, pero sus pies parecían estar pegados al frío suelo. Trató de vislumbrar más allá de la blanca niebla, pero sus ojos no captaron más que la espesura de la misma. Su pulso comenzó a acelerarse cuando trató de moverse nuevamente y sintió cómo la sujetaban duramente de los hombros.

No te muevas...

Susurraron a su oído, a la misma vez que una brisa densa pasó detrás de ella. Por inercia, cerró sus ojos cuando las manos que sentía en sus hombros comenzaron a pasearse por todo su cuerpo. Las heladas manos que toqueteaban su cuerpo, subieron hasta su cuello y lo apretaron levemente.

—Tro... Trou... —trató de gritar, pero su voz no salía. Se sentía ahogada, asfixiada, más cuando las manos la sostuvieron más fuerte para hacerla callar.

No grites, preciosa...

Susurraron en el viento, entre risas macabras. Heaven parecía no comprender que sucedía, su mente le decía que no era real, pero otra parte de ella le decía que sí. Y la asustaba. Trató de gritar nuevamente, pero sólo logró escuchar los sollozos que provenían de su propia boca amordazada por esas manos frías y esqueléticas.

Heaven...

La teñida abrió en sobremanera sus ojos al ver cómo se despejaba la niebla con una rapidez increíble, y del suelo comenzaron a surgir sombras que se acercaban a ella con rapidez. Las sombras se arrastraron atravesando la piscina sin hundirse en ella, como si de humo estuvieran hechas. Las masas oscuras se acercaron a ella, la tomaron de las muñecas y entre gruñidos y gritos demoníacos la acercaron a la piscina.

Heaven intentó zafarse del agarre de las sombras, pero estas no cedían, es más, la arrastraban con más fuerza. Al ponerla en la orilla de la piscina, las sombras se adentraron en ella, hundiéndose dentro del agua. Agua que, al ser tocada por las sombras, se volvió roja.

Síguenos, pequeña...

Clamaron al unísono las sombras, con voces tan densas, oscuras. Parecía que sus voces llegaban de todos lados, pero a su vez parecían estar dentro de su cabeza.

Las extremidades de Heaven se movían solas, acatando las ordenes de las sombras. Cuando la mitad de su cuerpo estuvo dentro del agua roja, las sombras se hundieron por completo dentro de la piscina. Heaven al verse liberada de las sombras, intentó salir del agua, pero esta se pegó a su piel cómo si de pegamento se tratase.

La teñida se movió en su lugar, aterrorizada. Era la primera vez que algo así le pasaba, y eso la asustaba por completo. No entendía cómo sus ataques de esquizofrenia podían llegar hasta ese nivel.

"No es real, no es real..." se repitió a sí misma. No quería vivir más ese tormento. Se sentía desesperada, horrorizada.

Entré sollozos silenciosos, vio cómo el agua comenzaba a tornarse viscosa y negra cual alcatraz. Del agua negra comenzaron a salir burbujas que al explotar soltaban un hedor fétido, casi a muerto. Heaven con más vehemencia siguió luchando por salir, pero el agua viscosa le hacía difícil el trabajo.

De pronto, una mano esquelética emergió del agua, paralizando a Heaven en el acto. Seguida de esa mano, otras tres más emergieron y junto a ellas, tres imponentes cuerpos. Cuerpos en descomposición.

Los miedos de Heaven incrementaron al distinguir entre esas tres figuras en descomposición, el rostro de su amigo y el de ella. Su hermana.

—No, no, no, no... —cubrió su boca para ahogar un grito desgarrador—. ¡Trouble! No... ¡no es real, no es real!

Bramó sintiendo cómo su corazón bombeaba cada vez más rápido, y su vista se nublaba a causa de las lágrimas que comenzaba a salir de sus ojos. El cadáver andante de quien parecía ser Trouble, se acercaba a ella emitiendo crujidos y ruidos lastimeros provenientes de sus extremidades. El cadáver levantó su mano y acarició el rostro de Heaven con delicadeza, justo cómo él sabía hacerlo. Una delicadeza tan escalofriante, que hasta a ella la aturdió.

El cadáver casi en descomposición, se acercó al oído de la joven y con voz demoníaca susurró:

—Te estábamos esperando, Heaven...

La teñida se estremeció cuando el olor a muerto se coló por sus fosas nasales. Y su miedo aumentó más cuando los cadáveres comenzaron a soltar cucarachas y gusanos de sus bocas.

—¡No, no, no! —gritó cuando las cucarachas comenzaron a cubrir su cuerpo y a morderlo—. ¡Trouble! ¡Trouble, ayúdame por favor!

Sacudió su cuerpo con asco y miedo, entre más se movía, más se le subían las alimañas. Heaven no dejaba de gritar por ayuda, aun cuando unas manos la tomaron por los hombros.

—¡Heaven! ¡Tranquila, estoy aquí, Cielo! —gritó Trouble, sacándola de la piscina.

La teñida reaccionó cuando dejó de sentir la viscosidad en su cuerpo. Observó a Trouble cómo si no pudiera creer que estuviese allí, y se abalanzó hacía él.

—¡Trouble, por Dios estás bien! —lo abrazó con fuerza, agradeciendo al cielo por el bienestar de su amigo.

—Claro que estoy bien, Cielo. Pero, ¿qué hacías allí?

—Ellos me llevaron, Trouble... ellos me arrastraron.

Heaven señaló con temor a la piscina. Trouble siguió el recorrido de la mano de Heaven, pero él no observó nada extraño.

—¿Que? ¿Quienes? —cuestionó preocupado, creyendo que se volvían a repetir las mismas cosas de cuando ella era niña—. Ahí no hay nadie, Cielo.



Okumaya devam et

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