DOBLE ACTUALIZACION (Si llegaste aquí primero, vuelve al capitulo anterior bb)
Hanna
— ¡MIRAME HANNA!
Thomas se sube a su tabla de surf verde aqua cuando alcanza la ola, pero en vez de montarla, se va de espaldas y llega a mí con un alga en la cabeza. Rio sacándosela y la tiró a la arena.
Tomo mi móvil y le saco una foto divertida. Él me mira mal.
— Muy bonita manera de caer.
— ¿Comenzaras con las fotos este verano también?
— Sabes que sí.
Se sienta a mi lado y le extiendo un trozo de sandía de la canasta. Come a mi lado y ambos miramos a nuestros amigos montar las olas. Todos caen en su momento y de uno en uno van llegando a nosotros junto a sus tablas, y sin palabra alguna, el qué llegó antes, le extiende un trozo de sandía al que recién llego.
Solo quedan dos en el agua, Ryder y Boris. Boris va hasta arriba de coca asique tiene ventaja a la hora de arriesgarse. Ambos montan una ola monstruosa y se mantienen sobre ella.
— No sabía que Boris sabía surfear. — Habla Adrien mirándolo sorprendido y muerdo mi sandia.
— No sabes muchas cosas. — Murmuro y Ryan que me escucho, me da un golpe en el muslo.
Pasamos la mayor parte de la tarde jugando en el agua y cuando los demás turistas se van, Ryder baja leña para hacer una fogata, Thom las cervezas, Sean bolsas de aire con papas fritas y Tania baja con una de sus sudaderas cubriendo su cuerpo ya que estaremos todos reunidos.
Recuerdo lo que le dijo Boris y me dan ganas de sacarle los ojos.
Le pregunto si tiene frío solo para confirmar que es por lo que dijo Boris, y cuando asiente con una sonrisa tímida, lo hago. No hacía frío todavía, eran las siete de la tarde.
Tomé una cerveza de la caja con hielos y bebí de ella un buen trago escuchando a mis amigos hablar sobre lo desastrosos que éramos en el agua.
Vi los rostros de cada uno.
Ryan sonreía cada vez que se mencionaba algo gracioso y sus ojos brillaban en serenidad.
Boris seguía con sus gafas, pero era notorio que estaba bajando ya que no se reía ni participaba en la conversación.
Sean se reía a carcajadas y en momentos hacía muecas como si nosotros fuéramos los raros.
Tania abrazaba sus piernas riendo y arrugaba la nariz cada vez que lo hacía.
Adrien bebía de su cerveza con calma y sonreía con los labios juntos negando por las locuras.
Ryder escupía su cerveza cada que reía y rodeaba los hombros de Thomas sin intención alguna de dejarlo ir.
Y Thomas, ese loco hablaba teniendo la atención de todos sobre él, en sus ojos se delataba la malicia y en sus labios se estiraba una sonrisa pícara propia de él.
En ese momento, me sentí en paz.
¿Nunca tendría una familia de sangre? Al carajo eso, mi familia está frente a mí.
Puede que ninguno saliera de mi coño, pero ¡Hey! algunos entraron.
En dos semanas más me iría, entraría a The Auream junto a mis hermanos y saldría con más poder del que ya tengo. Sí, me gusta el poder, sí, me gusta que me teman, pero también me gusta esto, olvidarme de los negocios, de las mafias, de mi apellido y disfrutar con mis amigos.
Porque cuando muera ¿Qué tendré? ¿Me llevaré algo? No... Solo dormiré para siempre.
Yo soy el escape de Adrien, los ROMERS son el mío.
No quiero hacerles daño, no quiero verlos tristes ni muertos, pero supongo que es inevitable cuando ya son tan cercanos a mí.
— Hanna, ¿Estás bien?
Sus ojos azules me miran con preocupación.
No, no lo estoy, hace mucho tiempo que no lo estoy, y no lo entiendo, al igual que tú, pensaba que era feliz, que alcanzaría la felicidad máxima el día de mi cumpleaños cuando mi plan finalizara, pero cada vez que se acerca más la fecha, me siento tan jodidamente asustada.
Temo por mí, por mis hermanos, por mis amigos, por ti...
Temo que tanto poder sea imposible de controlar, temo perder el control, odio perderlo, y sé que pasará, siento que voy a perder el control y lo joderé todo.
Siento que algo malo pasará, y no quiero que te pase algo a ti, porque me importas más que todas estas personas frente a nosotros.
Me importas tanto que es difícil entender cómo es que paso, ¿Cómo es qué llegaste tan lejos? ¿Cómo es qué sigues aquí? ¿Cómo es qué sigues vivo cuando conoces mis peores versiones?
"Conoces mis peores versiones"... No, no las conoces todas y también siento miedo de que lo hagas y veas que Hanna Morgan no es perfecta.
— Si, es la falta de sexo la que me tiene algo distraída.
Rueda los ojos divertido y siento un calor agradable expandirse en mi interior.
No quiero aceptarlo, aceptarlo sería joderlo.
Pero mierda, él... Adrien D. Volkov, provoca cosas en mí. Tantas cosas que ni en un millón de años creí que sentiría. Cosas que he mantenido lejos porque las encuentro patéticas.
Y aquí estoy, amando al príncipe azul que no pedí ni deseé.
Tengo miedo de eso también.
— Estaba contando esa vez que Adrien deslizaba las bebidas por la barra y las daba vuelta. — Habla Thomas riendo y todos ríen recordándolo.
— ¿Tan malo era? — Adrien nos mira ofendido y su novia besa su mejilla riendo.
— Eras un completo desastre, cariño.
"Cariño"
Sí, me lo cojo cuando quiero, pero nunca podre llamarlo así.
No debería preocuparme por eso, pero lo hago.
La noche se acerca y Ryan entra con Tania para preparar la cena, Ryder vuelve a entrar al agua junto a Thomas y Sean le cuenta a los Volkov cómo la marihuana le ayudó a descubrir su talento musical.
Me termino mi cuarta cerveza dejándola junto a las demás botellas vacías y me acerco a la orilla viendo a mi mejor amigo con su no-novio.
Sonrió sin poder evitarlo.
Ocho años escuchándolo fantasear con él.
"—Oye Thomas, ¿Recuerdas a mi hermano Ryder?
— ¿El mocoso que siempre solía estar sucio cuando iba a tu casa y se fue con tu mamá cuando tus padres se divorciaron?
— Si...
— Sí, ¿Qué pasó con él? ¿Dejó a una chica embarazada en L.A.?
— Vendrá a vivir conmigo, acabó la secundaria y no sabe que estudiar."
Thomas se quejó conmigo cuando Ryan se fue, decía que el chico era un tornado y se tiraba del techo de su casa porque era divertido. Claro que cuando Ryan lo llevó a su departamento se olvidó del niño que él recordaba.
"— ¿Ryan... ¿Quién es él?
— Mi hermano.
— Soy Ryder, ¿No me recuerdas Thomas?
— Tú no eres Ryder. Ryder era un niño feo y sucio que siempre se comía los mocos.
— Sí, creo que soy ese Ryder... ¿Y tú cómo te llamas rubia? ¿Eres la novia de Thomas?"
Cuando se fueron, el pelinegro no podía creer que ese sexy adolescente era el niño sucio.
Un día le dije que el chico quería tener sexo conmigo y yo le pedí permiso, porque claro, vi desde el día uno, que el chico le gustaba.
"— ¿Harías eso por mí?
— ¿Qué?
— ¡Hacerlo con él! Es hetero y yo nunca sabré cómo se mueve.
— ¿Quieres que me lo tire por ti?
— Nooo, tíratelo solamente, luego me cuentas los detalles sucios sin saltar nada.
— Eres un pervertido. Lo haré."
Y allí están ahora, en el agua, después de ocho años siendo amigos, al fin Thomas es el que me cuenta los detalles sucios después de que lo hace con su chico.
— ¿Pensando en lo bonito que es el amor?
Se sienta a mi lado y me abrazo a mí misma asintiendo.
— Creo firmemente que Ryder siempre estuvo enamorado de Thomas, pero nunca hizo nada por qué creía que era hetero.
— Cinco segundos con Thomas y sabes que es gay.
— Si, pero Ryder es idiota y tuvo que pasar ocho años. — Rio y él me imita.
Se levanta y sacude la arena de sus piernas.
— ¿Me acompañas?
— ¿Donde? ¿A dar una larga caminata por la orilla del mar como en las películas románticas? — Adrien alza su ceja.
— ¿Segura que no ves películas románticas?
— Cierra la puta boca. — Sonrió divertida y él me ayuda a levantarme. Ambos vemos hacia la fogata y comenzamos a avanzar cuando confirmamos que nadie nos ve.
Avanzó a su lado viendo mis pies enterrarse en la arena.
El único ruido a nuestro alrededor son las olas del mar y unas cuantas gaviotas que se escuchan a lo lejos. Caminamos hasta que la fogata y la cabaña son diminutas y Ryder y Thomas unos puntos en el mar. El atardecer comienza y me detengo tomando la mano de Adrien.
Rosa, lila, celeste, azul...
Era hermoso, el atardecer más hermoso que había visto en toda mi vida. Los colores rebotaban en las nubes, las traspasaba y las definían. El mar le daba su toque al paisaje estremeciéndome con cada ola que llegaba a la orilla. La piel de todo mi cuerpo se erizo y no podía dejar de ver cada pequeño detalle de la vista frente a mí.
El sol, las aves, las nubes...
Todo estaba en su lugar creando un momento único, era como si todas mis decisiones, todos mis errores y logros, me hubiesen llevado a ese preciso momento, a ver ese atardecer.
Siento mis ojos humedecerse mientras mi pecho se calienta.
— Es perfecto... — Sollozo y me rio de mi misma quitándome las lágrimas.
Era como estar viendo una fotografía editada o un cuadro utópico. Si tuviera que llevarme un recuerdo a la tumba, sería este atardecer, con sus sonidos, su briza y su olor a...
A Adrien.
Me giro hacía él y me encuentro con su mirada ligeramente preocupada. Toma mis mejillas y limpia las lágrimas mirándome a los ojos.
— Si le cuentas a alguien que me viste llorar, voy a decirle a todo el mundo que tienes el pene pequeño.
Su sonrisa crece y al igual que los atardeceres, cada vez que las veo, las encuentro más hermosas.
— Trato, Hanna llorona Morgan.
— Trato, Adrien pene pequeño Volkov.
Nos miramos unos segundos y siento ganas de besarlo. Lo necesito, lo deseo, lo anhelo...
Y lo hace, sin mirar para verificar qué nadie viene, toma mi mentón y me besa con lentitud. Nos besamos con lentitud por primera vez, solo labios, nada de lenguas traviesas y dientes hambrientos.
Y fue el mejor beso del mundo.
Se apartó dejando un beso en mi mejilla y se lamió los labios avanzando otra vez. Lo sigo sonriendo y cada vez más juntos, nuestras manos se rozan entre sí, ambos somos conscientes de ese hecho y cuando lo veo de reojo lo encuentro sonriendo.
Me sentí idiota por imitarlo, pero éramos idiotas juntos.
Enrede mi meñique con el suyo y un calor se adueñó de mi cuerpo cuando me correspondió la caricia. Cinco minutos más adelante nuestras manos estaban unidas y nosotros tras una roca haciéndolo cómo los salvajes que éramos.
Porque eso éramos, él tenía novia, yo tenía un montón de hombres, y aun así nos desesperábamos si no nos teníamos y al vernos, desatamos nuestros instintos más prehistóricos.
Se tragó cada uno de mis gemidos con su boca y el sol se escondió ante tal escena pornográfica.
Segundos antes de terminar espere por esa orden que había recibido tantas veces.
"Mírame"
Nunca llegó y al venirnos, su rostro se escondió en mi cuello para no verme a los ojos. Nos arreglamos la ropa y algo dentro de mí se sintió mal... Roto.
Sabía que algo andaba mal, era por lo de Boris. Probablemente Boris le contó y...¿Sintió celos?
No lo sé, pero esa madrugada, cuando lo vi después de cogerme a su hermano, se veía tan triste... Pensé que me lo contaría, espere que lo hiciera, y cuando me canse de esperar, lo bese, y no me devolvió el beso.
Esa madrugada fue en la que Adrien comenzó a actuar diferente.
Y lo sigue haciendo cada vez que tenemos sexo o Boris aparece.
— ¿Dormirás con Boris? — Pregunta mientras caminamos de regreso tomados de la mano.
— Ven a mi cuarto y compruébalo. — Hable dolida.
Me soltó.
— ¿Para qué? ¿Para qué los vea coger?
— Si apareces quizás pueda darte el gusto de dejar de tirármelo, ya sabes, en el momento.
Aceleró el pasó sin mirarlo.
Cuando llegamos a la cabaña, el único que noto nuestra larga ausencia fue Thomas y movió sus cejas de forma sugerente hacía a mí. Lo ignoré y fui al baño de arriba a ducharme.
Comimos entre risas y mi buen humor volvió, la pasamos bien e ignore por completo a Adrien cada vez que me miraba. Claro, hasta qué llego la hora de ir a dormir.
Las dos de la mañana y Thomas subió con su chico, Tania lo hizo sola pidiéndole a Adrien qué no demorara, Sean lo hizo bostezando y le siguió un Boris malhumorado por el bajón de la coca.
Ryan, Adrien y yo.
El primero vio que algo no iba bien y decidió retirarse diciendo que ya se iba a dormir.
Adrien me miró fijamente y me levante cruzándome de brazos.
— Buenas noches.
— Una vez dijiste que una buena noche era tener sexo con una polla taladrándote el coño.
— ¿Y no me vas a desear una buena noche? — Alzó una ceja y él niega levantándose.
»— Siempre puedes ir tú y darme esa buena noche. — Lo miro fijamente unos segundos y avanzó hacía el pasillo. — Es la pieza a la derecha del baño.
Sin esperar respuesta, entró al cuarto viendo en la oscuridad el bulto en la cama.
No está dormido, pero de todas maneras me quito la bata en silencio, avanzó hacía la cama y me meto en ella viendo el aburrido techo blanco. Él alarga su mano hacía mí y toma la mía entrelazando nuestros dedos.
— ¿Por qué siento qué estás teniendo una noche mala, nena?
— Duérmete. — Bufo sin ganas de hablar.
Pasan unos minutos y mi corazón se acelera cuando la puerta se abre de golpe. El chico en la cama junto a la mía se sienta con rapidez y mira asustado a Adrien.
— ¿Qué sucede? ¿Un ladrón?
Adrien lo mira confundido y enciende la luz del cuarto. Me siento y disfruto en silencio su cara de confusión al ver que son dos camas en el cuarto.
— ¿Qué haces aquí, Ryan?
— ¿Duermo?
— ¿Qué haces tú aquí, Adrien? — Lo miro fijamente y él tensa su mandíbula.
— Buscaba a Boris.
— Está con Sean, al frente. — Le responde Ryan con una sonrisa cansada y Adrien asiente saliendo. El cuarto vuelve a estar a oscuras y él rubio se gira hacía mí y siento su mirada un buen rato sobre mí.
»— En su caminata por la playa, ¿Le contaste del problema de Boris?
¿Nos vio?
— No, pero iba a hacerlo. — Miento y Ryan suspira acostándose otra vez.
— Boris es un buen hombre, no podemos joderle la vida así.
Boris es un idiota, y merece que le ponga ricina en la cocaína.
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Holaaaa, me complace informarles, que ya nos quedan menos capítulos para llegar al final, jejeje.
Pueden abuchearme aquí.
¡Pero también les tengo una sorpresa!
Pueden darme amor aquí.
Nos quedan cuatro capítulos más y el epilogo.
Podemos llorar aquí.
Ah y, paso a decirles que me encanto escribir la parte de la caminata en la playa, ¡Oh y ese beso! se sintió muy bonito, y espero que ustedes igual hayan sentido así al momento de leerlo.
Sin mas que decirles, disfruten lo que queda, y espero que disfruten la sorpresa.