Zack soltó un gemido y luego cayó a mi lado derecho, nuestra respiración estaba algo agitada, nos estábamos recuperando después de haber tenido sexo en su habitación.
—¿Desde cuándo te mueves así?— Me preguntó Zack mientras miraba al techo de la habitación.
— Yo que sé, solo me dejo llevar— Respondí.
— ¿Estás emocionado?— Preguntó Zack— En dos días será tu cumpleaños ¡Finalmente tendrás 18 años!
Sonreí de medio lado por aquélla exclamación.
— Estoy más nervioso por el día de mañana, que por todos los demás— Respondí.
— Adrián... Realmente ¿Estás preparado?— Me preguntó el pelinegro sentadose en la cama.
— Si lo estoy, iré a la casa de Maikel para averiguar la ubicación de la casa de la abuela de Ariana y luego...— Dije decidido pero Zack me interrumpió.
— No hablo de eso, conozco muy bien el plan— Dijo Zack interrumpiendome— Me refiero a tus padres.
— Es por mi bien y el de ellos que hago ésto— Respondí cerrando mis manos sobre las sábanas de la cama.
Había pasado un mes desde aquél día, el día en que corrí por un bosque en medio de la oscuridad para salvar mi vida.
Ese día sufrí demasiado y los siguientes serían peores, el plan que ideamos Zack y yo tenía un gran costo, si queríamos que todo saliera bien, yo tenía que desaparecer por un mes.
Zack me explicó que cuando él tenía 18 años, entró en una etapa muy dura de su vida, comenzó a consumir drogas, cocaína específicamente, la adicción comenzó en las fiestas, todo empezó como un juego, pero después se le salió de las manos, tenía que ingerir aquélla sustancia para poder estar felíz o tranquilo y no malhumorado. En medio de esa adicción conoció a Ryan, su principal vendedor.
Ryan le vendía drogas a Zack, ambos se hicieron buenos amigos e incluso comenzaron a salir a fiestas, pero Ryan necesitaba hacer crecer su negocio, necesitaba ser más que un simple vendedor, por eso le propuso a Zack comenzar un negocio entre los dos, y el pelinegro aceptó. Zack invirtió mucho dinero para montar un laboratorio clandestino a las afuera de la ciudad, ambos comenzarían a fabricar su propia droga gracias a los contactos y los conocimientos que tenía Ryan en aquella área.
El señor Jhonsson descrubrió aquél negocio que tenía su hijo y las concuencias fueron graves, hubo muchas discusiones y Zack terminó en un centro de rehabilitación, lugar del que salió rápidamente por su buen avance e interés en dejar aquélla adicción.
Después de todo eso, Zack decidió dejarle el negocio a Ryan y alejarse de ese mundo.
Ryan logró conseguir muchos empleados y expandir el negocio a nuevas áreas, a otras ciudades e incluso a otros países. Pero había algo que no lograba hacer, no lograba que su mercancía tocara otro continente, él quería exportar drogas a Europa, un proyecto algo ambicioso pero él quería lograr, pero sabía que no lo conseguiría sin la ayuda de Zack.
Ese era el proyecto que yo había arruinado, Ryan intentaba convencer a Zack de que le prestara unos millones de dólares para lograr llevar acabo su gran proyecto, después de lograrlo se los devolvería, Zack se negaba al principio pero finalmente aceptó. En ese momento Ryan supo que Zack y yo teníamos algo, me vió como un obstáculo y por eso intentó sacarme de su camino, por eso me mintió. Yo estúpidamente me creí todas aquellas mentiras y me alejé de Zack.
Para nuestra suerte, el plan de Ryan no funcionó del todo bien, pues Zack lo culpó. Zack se molestó mucho por su aptitud y se percató que me había perdido por culpa de Ryan. Por eso, el pelinegro decidió terminar el trato y no le prestó el dinero que Ryan necesitaba para tocar el continente europeo.
Cuando Zack me contó toda aquella historia logré entender porque Ryan me quería ver muerto, había arruinado su gran plan.
Pero el plan que ideamos Zack y yo sería mejor.
Zack conocía muy bien el negocio de Ryan, sabía que durante todo éste mes estaría a las afuera de la ciudad, por eso debía esperar a que volviera a la ciudad para poder actuar, hasta entonces él debería creer que logró deshacerse de mí, no podía dar alguna señal de vida o si no nuevamente enviaría a aquellos sujetos a por mí o por mi familia. Por ello debería de desaparecer por un mes completo.
Éste último mes ha sido muy difícil, no solo para mí sino para todos. Mi madre me esperó durante aquella mañana y nunca aparecí, preocupada se dirigió hasta la casa de Samantha, la fiesta había acabado, Matt ayudaba a Samantha a acomodar todas las cosas de la casa antes que llegaran sus padres, mi madre simplemente preguntó por mi y ahí comenzó todo.
Samantha, Matt y Maikel me buscaron en todos los lugares, incluso llegaron a la mansión pero Zack simplemente negó mi presencia en el lugar.
Mi mamá le lloró a Ren, le pidió que hiciera todo lo posible para encontrarme, mi hermano habló con la policía y después de dos días, colgaron en cada esquina de la ciudad una fotografía mía con la palabra "Desaparecido".
No puedo imaginar todo el dolor y todo el sufrimiento que debieron pasar mis amigos y mi familia. Yo igualmente me sentí muy mal, quería escapar de la mansión y correr a los brazos de mi madre y decirle que estaba bien, pero no podía, colocaría mi vida y la de ella en peligro.
Todo era tan complicado que mi mente no podía resistirlo, simplemente lloraba para drenar todo aquél sufrimiento y estrés, no podía dormir, tenía pesadillas de personas persiguiendome para violarme. Todo era tan caótico, estaba apunto de perder la cordura pero siempre Zack estuvo a mi lado para calmarme.
15 días después de la fiesta de Matt, tomé mi teléfono y llamé a la única persona que podría guardar un secreto de gran tamaño, Samantha, ella lloró de emoción cuando escuchó mi voz y rápidamente le expliqué mi plan, ella es la que me ha mantenido informado de todo lo que ocurre en mi familia.
Ya finalmente la espera se había acabado y el día había llegado, el día que saldría de la mansión. Ryan ya estaba en la ciudad, le pedí a Samantha que fuera a casa de Maikel y yo llegaría hasta allá para explicarle todo, ya el plan estaba listo para ser ejecutado, solo me hacía falta una pieza, y ahora mismo iría a buscarla.
— Suerte— Dijo Zack para luego depositar un beso en mi frente.
— Estaré bien— Afirmé— Solo espera mi mensaje.
Zack asintió con la cabeza y yo me monté en el auto deportivo color negro de Zack, lo encendí para luego arrancar, durante éste mes encerrado, Zack me enseñó a conducir en su jardín, pero ésta sería la primera vez que conduciría afuera de la mansión.
Conducí tranquilamente por la ciudad viendo en cada esquina una fotografía de mi rostro. Respiré hondo y seguí mi camino, rápidamente llegué al pequeño vencindario dónde vive Maikel, pero antes de llegar a su casa me detuve, miré por la ventana del auto y ahí estaba él, mi vecino Matt, sentado frente a su casa escribiendo algunas cosas en un pequeño cuaderno, tenía que ejecutar rápidamente el plan, pues el chico se iría éste fin de semana a Europa y no sé dentro de cuánto tiempo lo volvería a ver.
Mi cabeza giró un poco y vi la casa de mi padre, no había nadie afuera y parecía que no había nadie adentro. Metí mi mano en la guantera y saqué mis llaves ¿Estaba seguro de lo que quería hacer? ¿Que tal si me descubrían?
Ignoré aquellas preguntas y salí del auto, me puse la capucha de mi suéter y unos lentes oscuros, logré que Matt no viera mi rostro, llegué hasta la acera y no fué hasta que llegué a la puerta de mi casa que me di cuenta que estaba poniendo en riesgo todo el plan. Introduje la llave y abrí la puerta, efectivamente no había nadie en la casa, entré rápidamente y volví a cerrar la puerta con llave.
Un sentimiento de nostalgia se apoderó de mi, volver a ver aquellos muebles y aquellas escaleras me hacía sentir nuevamente en mi hogar, aunque ahora sentía el lugar algo más frío. Sin perder tanto tiempo subí las escaleras y entré en mi habitación. Estaba igual como la había dejado, algo vacía, pues me había llevado todas mis cosas a la casa de mi madre.
Pasé mi mano por el escritorio y me percaté que estaba limpio, alguien había limpiado recientemente la habitación, pero había vuelto a colocar las cosas tal cuál cómo yo las había dejado.
Mis ojos se dilataron y se cristalizaron, dejé caer una pequeña lágrima la cuál me limpié de inmediato, pero de repente mi cuerpo reaccionó cuando escuché algo en la parte de abajo de la casa, alguien había llegado.
— Maldición— Dije en voz baja mientras comenzaba a entrar en pánico.
Escuché voces, una de ellas era la voz de mi padre, luego escuché sus pasos subir las escaleras. No podía dejar que nadie me viera, no antes de ejecutar mi plan, si no todo el esfuerzo que hice éste mes por no aparecer se iría a la mierda, si debía hacer algo para escapar o esconderme debía de hacerlo rápido.