¹ SEEKING STARS •°. Liam Dunb...

Da dear-rogers

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✎ . . ⇢ ˗ˏˋ precioso cover por sirentale ˎˊ˗ ꒰ 🥀 ꒱ SEEKING STARS | Liam Dunbar no creyó reencontrarse alguna... Altro

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Da dear-rogers

Tres meses posteriores a todo lo acontecido, las cosas parecieron equilibrarse en Beacon Hills. Joseph había aceptado entrenar personalmente a su hija, adiestrándola con todos los conocimientos que él consideraba necesarios. La relación con la manada estaba mejorando, es decir, tampoco es como si ella fuera parte de aquel grupo, más bien ayudaba desde fuera como podía pero Stiles ahora no era tan grosero y Malia al menos era menos obvia al olfatearla cuando estaba cerca.

Y aunque Mason seguía haciendo preguntas, su amigo no se decidía a contarle la verdad, temiendo que pudiera dejarle de hablar, golpearlo, sufrir un paro cardiaco o huir corriendo, por lo que su otra compañera lo acoplaba cada vez más a las actividades de su entrenamiento, eso al menos, lo mantenía satisfecho por el momento.

No podemos no mencionar que nuestra pareja se había vuelto inseparable, Liam estaba viviendo un sueño con cada momento que compartía a lado de la cazadora, oficialmente, no tenían etiqueta para el lazo que los acercaba pero después de todo, ninguno lo había preguntado ni lo necesitaban.  Las comidas en casa de los padres de ambos se hicieron comunes, Jenna adoraba a a la pareja y ella misma se había encargado de comprar un colchón inflable para que su hijo descansara en el suelo aquellas noches que solían quedarse juntos, Netflix, pizza, comida rápida se volvió rutina de fin de semana y en ambos podía verse a través del incremento de masa muscular por lo que se vieron orillados a aumentar el tiempo de entrenamiento al que juntos se sometían. Y el chico Hewitt parecía un fanboy emocionado con aquellos dos.

—Liam no, ya no puedo más—el rubio dejó el helado de yogurt a un lado de su pareja, la retó con una ceja levantada, aquel postre contenía todos los toppings que él sabía, eran sus favoritos. Los dos se conocían perfecto, el muchacho prestaba atención a cualquier mínimo detalle que se tratara de Sabrina y viceversa. Un vasito más fue depositado a donde el moreno estaba. —Bueno quizá un poquito más.

—Sus bebés serán preciosos, pido organizar el baby shower—su amigo se atragantó con el alimento en la garganta mientras que la otra lo miraba atónita. —Tenia razón cuando te dije que seria buena idea presentarlos.

Se dejó caer sobre el respaldo de su silla con orgullo. Estaban en el area de comida del centro comercial más frecuentado del condado, era una tarde de sábado, con el fin de curso terminado, libres de tareas, profesores y monstruos sobrenaturales, esa había sido la forma de descanso elegida por aquel trio.

—Mmm, te recuerdo que en realidad ya nos conocíamos Mason—corrigió la castaña con la boca llena del cremoso alimento.

—Cierto, pero fui yo quien dió el primer paso en la relación. Y por cierto, ninguno ha terminado de contarme bien la historia, así que sigo sin entender porque se odiaban cuando volvieron a verse.

—No me odiaba. ¿O sí? ¿Sabrina, me odiabas?—cuestionó el Dunbar.

—Sí te odiaba, vive con eso. Te lo ganaste a pulso en mi último cumpleaños, antes de irme.

—Asi que... ¿me contarán?

Ambos protagonistas compartieron una mirada antes de que la historia fuera llevada al presente:

Era mediodía en alguna fecha cercana a finales de Junio. Un McDonald's repleto de niños en su zona de juegos, los adultos convivían lejos de ellos devorando comida grasienta. Los adornos purpuras con un montón de estrellas se acomodaban en cada rincón que alguna vez estuvo libre, el  mago que había sido contratado, preparándose para su show, grandes bolsas de regalo no podían faltar.

Estaban festejando el cumpleaños de la mini Márquez. Y vaya que sus padres no habían reparado en gastos para la celebración. No era de sorprenderse, uno era un pediatra cotizado mientras que la mujer una agente federal.

Sabrina corría de aquí para allá disparando una pistola ficticia, su padre la miraba no muy contento con la situación, él le había comprado un montón de muñecas que estaban abandonadas en la esquina de los juegos, al contrario de Milena, su madre, quien la alentaba corriendo tras ella.

Habían dado las cuatro de la tarde. El mago tenía sentados a los niños frente a él desde hace 15 minutos y realizando el espectáculo principal con una de las invitadas como ayudante, esta había ido por otra hamburguesa.

—Mira cariño, Liam acaba de llegar—canturreó la delgada mujer de cabellos castaños, salvajes como su propia alma y belleza, con aquel tono de voz que solo su hija y su marido le hacían cambiar. Terminó de cortar la hamburguesa que le había dado uno de los trabajadores del lugar y la puso en el platito de La Sirenita, hizo lo mismo con otra de esas en un plato de los Power Ranger, poniéndola en las manos de la pequeña. Lo miró petrificada en su lugar, con los ojos bien abiertos y sus pies queriendo alejarla de ahí.

Apenas tenía 10 días en que se le había caído un diente por un balonazo del niño y no podía creer que ahora estaba en su fiesta, con una enorme caja envuelta en un hermosísimo papel dorado brillante que apenas y podía cargar sin golpearse. El niño, acorde a la vestimenta de la niña más bonita del mundo, había obligado a su madre a comprarle el traje más caro del Príncipe Eric que pudieran encontrar.

Cuando los niños hicieron contacto visual, el mini Liam por la emoción dejó caer la caja al suelo, haciendo chillar al pequeño cachorrito que portaba, obteniendo que este saltara a embestir a quien se le pusiera enfrente. La primera víctima, Sabrina. El rubiecito quiso evitar el desastre pero solo logró que las cosas empeoraran al pisar una bolsita de cátsup que apuntaba directo a toda la cara de su princesa, el chihuahita la derribó jalando de los cabellos rojos artificiales que le daban antes el look de la sirenita, su rostro empapado en salsa de tomate, el vestido con un par de hamburguesas encima, la lechuga, el aderezo, los pepinillos y el queso como adornos. Y por si faltara algo, cada una de las perlas del collar obsequio de su padre, rodando por el suelo.

Lo único que Sabrina pudo escuchar fueron las risas de todos los niños espectadores de ella.

—Liam sabía que le temía a los perros, y justo el día de mi cumpleaños lleva uno para que me atacara haciéndome quedar en ridículo con todos. Hasta el momento, eso no lo puedo olvidar, fue totalmente el trauma de mi inf...

—¿Crees que llevé a Jack para asustarte?—interrumpió el rubio, Mason fascinado porque él claramente sabia la versión de su amigo y reuniendo lo poco de la de Sabrina concluía que las cosas no habían pasado tal como ella creía.

—Siempre salía corriendo cuando veía uno, te empujaba a ti por delante para que les dieras las croquetas que comprábamos a los de la calle. Es obvio. Pero después ya amaba a Jack, por si lo dudabas, supongo que gracias—en tonó indignado como respuesta, aquella historia siempre la hacía molestar.

—Lo lleve para que perdieras el miedo, justamente lo adoptamos porque era pequeño y muy amoroso, perfecto para ti. Que se fuera contra ti, fue mi culpa, tiré la caja por nervios cuando vi al idiota de Cody—rodó los ojos. —Su traje del Príncipe Eric era mejor que el mío.

—¡Me tiraste la cátsup apropósito, siempre hacías ese tipo de cosas frente a los demás!

—La pise por accidente cuando traté de alcanzar a Jack... pero jamás hice nada de eso apropósito... ni romperte la nariz. Solo no sabía como acércame a ti sin arruinar nada y al parecer lograba todo lo contrario.

—Liam, vivíamos frente  a frente, siempre estábamos juntos.

—Sí, pero porque nuestras madres nos juntaban, no porque quisieras.

—Mi madre lo hacía porque yo quería jugar contigo pero como siempre me lastimabas, era obvio que quien me alejaba era otro—acusó.

—Mentira, tu salías corriendo cada que tenías oportunidad.

—Salía corriendo cada que me hacías daño, genio.

—Solo no sabía como llegar a ti sin ayuda de mamá ¿de acuerdo?—concluyó pasivamente molesto, con los brazos cruzados.

—¿Estás diciéndome, que todo este tiempo te detesté por pensar que solo querías hacerme quedar en ridículo?

—Evidentemente. Lo cual, claramente no era cierto.

Nuevamente se dejó caer contra su silla, divertida por la situación. Todos los años alejada de Beacon Hills había recordado con molestia su infancia, los brackets que tuvo que usar, los cientos de goma de mascar en su cabello que le habían provocado un corte de Lord Farquaad, y por supuesto, el golpe causado en su nariz que le había provocado un tabique desviado que tuvo que ser arreglado años más tarde. Al menos eso lo agradecía.

—Vaya.

—¿Pero entonces si te operaste? ¡Lo sabía!—un fuerte golpe paró en seco contra su brazo, silenciándolo. Mason, al igual que su amiga estaba terminando de estudiar la situación entera y lo que esta significaba, Liam solo había querido acercársele a la niña que le gustaba pero cada uno de sus intentos, fallaban, al menos ahora, muchísimos años después las cosas se estaban acomodando a favor de ambos, dándoles una nueva oportunidad.

—Intenso.

he aquí el finaaaal de la historia, espero les haya gustado, hayan amado a siam labrina tanto como yo

S E G U N D A  T E M P O R A D A ya en mi perfil, la encuentran con el título de T E E N  S P I R I T

espero verlas por haya mis amoraaaas ¡muchísimas gracias por todo su apoyo!

¿que creen que pase con hayden, sabrina y liam? me encantaría leer sus ideas jsjs

¡nos vemos!

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