— BASTA ¿NO? — me acerco a Valerio cuando lo veo salir del baño luego de Carla. — ¿No te das cuenta de lo que estas haciendo?
— ¿De qué me estas hablando? — me pregunta confundido apoyándose en las taquillas.
— Tu sabes perfectamente de que. — lo miro seriamente. — Esta mal ¿No lo ves?
— Pero si de su felicidad me encargo yo y a un muy buen buen precio. — exclama sonriente.
— Valerio no estoy para gilipolleces. — exclamo. — Si no me metí antes es porque creo firmemente que cada quien jode su vida a su manera pero ella se ve fatal ¿Le has visto la cara? Parece un puto fantasma.
— Es una de mis mejores clientes, princesa. No puedes pedirme que deje de venderle.
— Se te esta saliendo de las manos. — trato de que entre en razón. — No sabes nada de la gente a la que le vendes ni si saben gestionar lo que se meten.
—¿Tengo que ser camello y niñero a la vez? — me pregunta burlón.
— Si Carla se muere por una sobredosis que es a lo que va a llegar si se sigue metiendo esa mierda. — empiezo a endurecer mis palabras. — Sus padres van a mover cielo y tierra para saber quien le vendía la droga a su adorada hija y ¿Adivina que? Sabrán de tu pequeño negocio con Rebeka y te quedaras sin nada ¿Quieres eso?
— Ya. — endurece sus facciones. — Conste que le dejare de vender a la marquesita por ti no por todas las cositas feas que me has dicho para asustarme.
— Eres un cabezota cuando quieres. — le devuelvo la sonrisa. — Sabia que tomarías una decisión inteligente. Por cierto yo que tu me cuidaría de Samuel, os ha seguido y te ha visto entrar al baño con Carla.
— No le tengo miedo.
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— ACABO DE PARAR A UNA PERSONA QUE VENIA DIRECTO POR TI. —lo intercepto en medio de la pista.—Pero no voy a ser capaz de parar a todos los que te quieren cortar el cuello aquí. ¿Qué cojones haces aquí, Polo?
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— ¿CÓMO LO LLEVA EL? — me pregunta Polo mientras le doy un sorbo a mi café. — Todo esto es una mierda, de verdad.
— Aguantando. — suspiro. — La quimio ahora es muchísimo mas dura, Polo. — lo miro. — Se siente muy cansado y los dolores musculares que tiene son cada vez peores... Te juro que no se ni como animarlo, no quiere salir de su cuarto y yo lo entiendo... Azucena y yo tratamos de darle espacio pero nos cuesta verlo tan decaído y sin ánimos de nada...
— Tiene que ser fuerte y no rendirse.
— El lo esta intentando. — respondo. — Pero todo esto lo supera. Los exámenes, la quimio, la graduación lo hacen aun más difícil todo.
— Estoy para vosotros ¿Vale? — me agarra de la mano en señal de apoyo. — Para todo lo que necesiten ambos.
— Gracias. —le agradezco y cambio el tema. — ¿Y tu cómo estas? ¿Qué tal te va con todo ese rollo que tienes tu con Cayetana y Valerio?
— Vamos bien. — sonríe. — Muy bien la verdad. — su sonrisa se hace cada vez mas grande. — Siento que por fin he encontrado mi lugar ¿Sabes? — asiento ante sus palabras. — Me siento querido después de mucho tiempo.
— ¿Estas enamorado? ¿De los dos?
— No lo se. — murmura. — Cayetana ha sido mi apoyo todo este tiempo y Valerio también ha estado para mí pero es muy pronto para dar por sentadas las cosas. Los quiero si, follamos bien también pero estar enamorado supongo que es mas que eso, es lo que tenéis tu con Ander. Una relación seria, feliz y que se den apoyo mutuamente siempre.
— No todo fue color de rosa y lo sabes. — en mi mente vienen los recuerdos de nuestro rompimiento y los problemas que hemos tenido en nuestro relación. — Una relación no es fácil de llevar, requiere paciencia y muchas ganas...
— Ya estas para terapeuta de pareja. — se ríe y yo hago lo mismo. —¿De verdad vas a estudiar derecho y no psicología? Porque como psicóloga serias las mejor y como abogada también, claro, si eres una genio... Pero, no se, te veo mejor como psicóloga.
— ¿Tu crees? — le pregunto. — Siéndote sincera no se ni que quiero estudiar ninguna carrera me llama la atención. Supongo que me inclino por derecho porque es lo mas seguro, estudio me graduó y luego entro a trabajar a la firma de abogados de mi padre.
—¿Y tu vas a ser feliz con eso? — me pregunta.
— ¿Que va? ¿Ahora tu también quieres hacer de motivador? — le digo burlona. — No lo se, Polo. Espero que si porque no tengo otro plan. Algunas personas nacen y saben perfectamente cual es la carrera de sus sueños y luego estamos las otras personas como yo que no tenemos ni puta idea y hacemos el detín marín de do pingue para elegir una carrera. — nos reímos ante eso último. — ¿Tu que harás?
— Me iré con Cayetana a estudiar a Londres. — menciona.
— ¿Cayetana? — digo con incredulidad.
— Mis madres que le van a pagar la carrera. — hago una mueca ante eso último y el se percata de eso. — ¿Qué pasa?
— Nada ¿Qué va a pasar?
— Has puesto la cara que pones cuando no te gusta algo. — lo miro confundida. — Ya sabes esa mueca rara cuando quieres decir algo pero te lo guardas.
— Ya. — juego con mi brazalete. — De verdad odio que me conozcas bien. Solo que no se lo de Cayetana y que tu madre le pague la colegiatura se me hace algo exagerado.
— Exagerado, ¿Por qué? — responde. — Es solo una pequeña ayuda, tu harías lo mismo con Ander si no fuera tan cabezota como es.
— Ya, Polo.— trato de tocar el tema con delicadez. — Pero es distinto conozco a Ander desde hace años y Cayetana no es que sea la persona mas confiable del mundo. ¿Te recuerdo la estafa de hace un año con lo de la fiesta de beneficencia?
— Las personas cometen errores. Yo lo se muy bien. — su mirada se pierde por un momento. — Ella ha estado para mí cuando nadie mas estaba... — lo interrumpo.
— No tienes porque sentirte atado a alguien solo porque sientes que le debes algo.
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ANDER DEJA SUS COSAS EN EL PISO Y VA DIRECTO A SU CAMA. Me hace una señal para que lo acompañe y me posiciono a su lado.
— ¿Cómo te ha ido? — le pregunto. — Tu madre se ha tenido que ir antes de que llegaras, una junta de padres de familia o algo así me ha explicado.
— Si me mando un texto. — menciona. — Me ha ido bien. Supongo que mi cuerpo se esta acostumbrando. — se apoya en mi hombro. — Pero eso de tener que ir una vez a la semana con mi padre a la quimio no mola mucho.
— ¿Silencios incómodos?
— Bueno fuera... Se ha convertido en una especie de coach motivacional con todo eso del cáncer. No deja de citarme frases motivadoras o de enviarme vídeos de gente que se ha recuperado. — suspira. — Es frustrante.
— Lo esta llevando como puede. — le cojo la mano y no puedo evitar ver el anillo que días atrás Ander me había regalado. — No seas tan duro con el.
— ¿Te ha gustado mucho, verdad? — Ander cambia totalmente el tema y yo lo miro confundida. — El anillo digo que no dejas de mirarlo de vez en cuando.
— La verdad si. — sonrió. — Es el anillo mas precioso que he visto.
— Estas exagerando, guapa y eso es porque me amas mucho porque tu sólita podrías comprarte toda una joyería si quisieras.
— Que tiene de especial que yo me compre un anillo o una joyeria. — exclamo y ambos nos reímos. — Absolutamente nada.
— Que tu novio moribundo vaya y te regale un anillo si que tiene de especial. —menciona Ander riéndose y yo lo miro con los ojos entrecerrados. — No puedo evitar hacer estas bromas. — se disculpa ante mi cara de molestia.
— Idiota. — le doy un pequeño codazo. —Pero de verdad esta precioso. — le muestro mi mano y seguido a eso le planto un beso en la mejilla. — ¿Has pensando en lo que te dijo tu madre el otro día? — cambio totalmente el tema.
— ¿Lo de buscar universidades y eso? — asiento. — No le encuentro sentido.
— ¿Por qué? — pregunto pero se perfectamente lo que me va a contestar.
— Porque tengo cáncer. — sus palabras me duelen. — Un cáncer en donde el tratamiento no esta progresando como debería.
— Ander...
— Lo único que tengo claro.— endurece su mirada. — Es que no estoy para listo para enfocarme en mi futuro, todavía.
— Te entiendo. — le acaricio el cabello.
— Solo se que tengo el ahora. — me mira a los ojos. — Que te tengo a ti y que estoy feliz a tu lado. —me da un pequeño beso en los labios. — No quiero comerme la cabeza pensando en algo que tal vez nunca suceda.
— ¿Eso que quiere decir?
— Quiere decir. — me levanta de la cama con cuidado y me pone encima suyo. — Que solo quiero pensar en ti y en nada mas.