Convocando sombras de Luna

Door lena1444

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Solitario y rechazado por sus compañeros, Remus pide a las sombras de la luna por un amigo que lo entienda. P... Meer

1. Sangre y sombras de luna
2. Una oveja blanca apellidada Black
3. El amigo esquivo
4. Reputaciones y capas de invisibilidad
5. Alucinando caballos muertos
6. El nacimiento de amistades y venganzas
7. Reuniendo la magia
8. Cicatrices Ocultas
9. Primera mentira, primera luna
10. Una apariencia de Higo
11. El arte de ser doblemente herido
12. Remus Vigilancia
13. VACACIONES DE VERANO PRIMER AÑO
14. Preguntas y secretos
15. Deseando en sombras de luna
16. Resolviendo el secreto de la amistad
17. Una vocación merodeadora
18. Sirius el impertinente
19. Sangre en las paredes de la cabaña de un hombre lobo
20. La quema de los celos de un padre
21. Encontrando a Remus
22. No bras por navidad, solo amistad.
23. Lunático infantil
24. El precio de pertenecerte
25. Elevados con poción pimentónica
26. VACACIONES DE VERANO SEGUNDO AÑO
27. Ojos en la oscuridad
28. Transformaciones y alfileteros
29. Un erizo llamado Hamish
30. Viendo Thestrals
31. Operación batalla robot
32. VACACIONES DE VERANO TERCER AÑO
33. Veremos quien muere riendo
34. Está todo en el guiño
35. Operación araña de calabaza
36. Las tribulaciones de la señora Potter
37. Motocicletas y chicas desnudas
38. Es luna llena, mejor déjame ir
39. Superada por un erizo
40. La primera poción animaga
41. El segundo secreto
42. ¿Conquista o conquistador?
43. Te tengo, no te dejaré ir
45. Una promesa en honor Merodeador
46. Slytherins bailarines de vientre
47. Mohicanos y orejas peludas
48. VACACIONES DE VERANO CUARTO AÑO
49. Sombras vivientes
50. No exactamente una persona
51. Un noble corcel llamado Hamish
52. El olor del miedo es bronce
53. Marionetas de medias sexys
54. Lupin el perro faldero
55. El precio del alcohol y las disculpas
56. Encontrando a Canuto
57. Escondiendo a Canuto
58. Puntos débiles
59. Bienvenidos a mi infierno
60. La mente de Lunático
61. Operación Lluvia de Comida
62. ¿Quién da fondos al señor tenebroso?
63. Luchando contra las chicas
64. Marca tenebrosa sobre casas con terraza
65. La libertad del lobo
66. Caricias y charlas de profesiones
67. Vengando a Remus
68. Hermanos y dulces explosivos
69. Escapando de la oscuridad
70. Revelaciones de un pasado oscuro
71. Montando una sombra de luna
72. VACACIONES DE VERANO QUINTO AÑO
73. El cachorrito pródigo
74. Experimentando y equivocaciones de Tapires
75. Ataque en Roma
76. Yo ho ho y una botella de Whiskey de fuego
77. Un Rastro de Plata

44. Perro pulgoso cae en la cama

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Door lena1444

Nota de autor: ¡Regresé! El fanfic sigue siendo de Moonsign, no obstante y el universo de J.K Rowling.

"Tal vez el amor es como descansar en un lugar

Un refugio en la tormenta

Existe para darte consuelo

Está ahí para darte calor

Y en tiempos de dificultad

Cuando estás solo

La memoria del amor te lleva a casa"

"Perhaps Love" de John Denver

REMUS:

Remus no sabía que podía ser tan feliz como lo era cuando se metió en la cama y pensaba en el hecho de que Sirius gustaba de él. Más que gustar de él. La tarde se repetía en pequeñas películas vívidas. Sirius abrazándolo mientras le decía "¡Quiero estar contigo para siempre!". Sirius presionando su rostro en el cabello de Remus. Sirius murmurando "Te tengo, cariño" Sirius pasando sus manos dulcemente por las terribles y desfiguradas cicatrices de Remus de una forma tan suave que Remus sabía que no sentía ninguna repulsión. Sirius besándolo...

Remus giró y presionó la cara contra la almohada, sonriendo para sí mismo. Siempre había pensado que los escritores eran ridículos por decir que un beso era como electricidad, pero así era como lo había vivido. Una electricidad estática recorriendo su cuerpo, levantando escalofríos en sus brazos y golpeando su corazón tan fuerte contra sus costillas que pensó el tener un ataque cardiaco. Pero de una muy, muy buena manera.

Al mismo tiempo fue caliente, reconfortante y de alguna manera correcto. El Sirius de las fantasías secretas y oscuras de Remus era tan casanova como el real lo había descrito; conquistando a Remus y levantándolo en brazos para después besarlo con agilidad. Sin embargo, el Sirius real y en vivo que preguntó "¿Puedo besarte?" mientras se sonrojaba era a quién amaba verdaderamente.

¿Quieres besarme?

Sí, pero no lo haré si tú no quieres.

— ¿Lunático? —La voz de Peter emergió desde la oscuridad— ¿Te sientes bien?

Remus giró sobre su espalda: — Por supuesto ¿Por qué?

— Estabas riéndote contra tu almohada.

Hubo una exclamación de sorpresa desde la otra punta de la habitación: — ¿En serio? —Preguntó Sirius— ¿En qué piensas lobito travieso?

— ¡Sirius!

— Puedo oír tu sonrojo, Lunático —James se integró, sonando deleitado— ¿En quién estás pensando?

— ¡No pienso hablarle a ninguno de ustedes! ¡Buenas noches!

— A Remus le gusta alguien —James lo fastidió— ¡Nuestro pequeño Lunático gusta de alguien! ¿Quién es? ¿Los puedo llevar a una cita?

— Yo no pienso llevarlo a una cita con nadie —Sirius interrumpió rápidamente.

— ¡Aw! ¡Venga, Sirius!

— No, no pienso ayudarte a avergonzarlo.

— Bueno, bueno. Podrías llevarme a una cita con Evans en su lugar.

— No funcionará —Remus le aclaró, agradecido de hablar de otro tema— Ella simplemente no te quiere.

Hubo un breve silencio, que fue seguido de un: — Oh, Merlín, ella es quien te gusta, ¿Cierto? —James sonaba aterrorizado— ¿Qué vamos a hacer? ¡No puedo salir con ella si también te gusta! ¡Esto es desastroso! ¡Terrible!

— James, cálmate —Interrumpió Remus— Te prometo, en mi honor de Merodeador, que no me gusta Lily.

— ¿De verdad?

— Sí, idiota —Sirius sonaba exasperado— Ha estado evitándola toda la semana. ¿Dónde habías estado?

Hubo otro silencio antes de que James exclamará: — ¡Oh, no!

— ¿Ahora qué? —Sirius preguntó con sufrimiento.

— Ella gusta de Remus, ¿no es así? ¡Por eso te estaba acosando! Y no querías contarme para proteger mis sentimientos.

— ¿Qué? —Sirius y Remus estaban incrédulos.

No, James —Remus empezó pacientemente— Puedo garantizarte el que no le gusto a Lily.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque ella sabe quién me gusta, ¿bien?

— ¿Qué? ¿Quién? ¿Por qué lo sabe ella y yo no?

— No se lo dije, tonto, ella lo adivinó. ¿Por qué crees que la estoy evitando? No deja de fastidiarme al respecto. Y antes de que lo preguntes, no planeo decírselos. Me gusta conservar algunos de mis secretos.

— Ella es bastante buena en adivinar cosas sobre la gente —Sirius dijo con mal humor— Lo peor es que suele estar usualmente en lo correcto. Apuesto a que es una presumida.

— ¿Qué? —James corrió su cortina y convocó un encantamiento lumos. Remus, quien había olvidado cerrar sus cortinas de tanta felicidad, parpadeó ante la repentina luz— ¿Qué adivinó ella sobre ti, Black? —Demandó James— ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué siento que me estoy perdiendo algo?

— Sí —Peter lo apoyó— Igual yo.

— Sí —Remus intentó disimular— ¿Qué es un presumido?

— Alguien que presume el estar bien todo el tiempo —Sirius elaboró.

— Yo tengo razón todo el tiempo.

— Ah, pero tú no presumes sobre ello.

— ¿Pueden dejar de cambiar el tema? —James exigió— ¿Qué ha descubierto Lily sobre ustedes?

— No de mí —Peter aclaró.

— Ella realmente no ha hablado conmigo —Dijo Sirius— La atrapé en la biblioteca y la obligué a decirme algo.

— ¿Por qué?

— Porque quería ayuda con el secreto de Remus —Sirius explicó— Y ella no deseaba ayudarme. Al contrario, se puso supremamente ponzoñosa y empezó a decir cosas sobre mis sentimientos y eso. Fue horrible. No pienso que vayas a ganar mucho con ella, amigo. Deberías elegir a alguien más accesible y menos presumida. Mi padre dice que nunca debes casarte con una mujer que siempre tenga la razón.

— Pero tú nunca le haces caso, ¿cierto? —Remus cuestionó, solo para estar seguro.

— Nope —Sirius abrió sus cortinas y Remus vio como le guiñó un ojo bajo la tenue luz de la varita de James— Nunca lo he hecho, jamás lo haré. Pero es diferente con Evans. Ella da miedo.

— Ella es asombrosa —James replicó— Deja de ser malo con ella.

— Solo dices eso porque estás idiotizado —Sirius repuso.

— Algún día, tú estarás idiotizado también y sabrás cómo se siente.

— Estaré idiotizado por alguien que también esté idiotizado por mí —Declaró Sirius.

— Chicos —Interrumpió Peter— ¿Debemos hablar sobre esto? Tenemos Pociones mañana a primera hora y quiero dormir.

Los demás se quedaron lentamente en silencio a medida que la varita de James se apagaba. Justo antes de que la luz se extinguiera por completo, Remus levantó la mirada a tiempo para ver a Sirius lanzarle un beso de buenas noches cuando James les dio la espalda.

Remus tenía la sonrisa más grande de la historia mientras se iba a dormir esa noche.

Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

No fue hasta que él y Sirius querían un poco de tiempo solos que se dieron cuenta lo inseparables que eran los Merodeadores. Era insoportable estar con Sirius la mayor parte del día sin poder tocarlo o mirarlo de la manera en que ansiaba.

El día después del incidente del baño, Sirius terminó con Rosemary con una expresión de alivio antes de correr a dónde Remus lo esperaba, arrastrándolo a una esquina del pasaje secreto para proceder a besarle de una forma tan pasional que dejó a Remus pensando el que nunca volvería a caminar.

Remus no pudo evitar sentirse mal por Rosemary al verla llorar sobre el hombro de una amiga en el corredor de Transformaciones unas horas después. Sabía lo que ella había perdido y no estaba dispuesto a cometer el mismo error.

— Me alegra que los dos se hallan arreglado —James le dijo, tres benditos días después, cuando Remus y él llegaron primeros a la cena— Fue desastroso mientras ustedes no se hablaban.

— Créeme, lo sé —Remus contestó, llenando su plato con gran gusto— Recuérdame el nunca volver a hacerlo.

— ¿Sobre qué discutieron?

Remus se detuvo y observó a James: — No discutimos.

— Bueno, ¿Por qué estaban enojados?

Remus suspiró: — Tampoco estaba enojado con él. Ni siquiera estoy completamente seguro de sus razones para estar molesto.

— ¿No te lo dijo? —James indagó, frunciendo el ceño.

Remus regresó la atención a su comida y la revolvió con el tenedor: — Fue sobre...las chicas —Era casi la verdad.

James se sentó derecho y pasó una mano por su cabello: — ¿Debido a que Lunático no las quería?

Remus se encogió de hombros: — Se terminó, de cualquier forma.

— Remus —La voz de James se tornó seria— No puedes seguir exigiéndole que las deje. Uno de estos días él querrá...ya sabes...casarse y tener una familia o algo, y no será capaz de lograrlo si nunca sale con nadie.

— Yo no le exigí que les terminará —Remus reclamó a la defensiva— De hecho, le dije todo lo contrario. Le dije que debería quedarse con ellas si le hacían feliz, pero dijo que no era así. Yo no lo forcé a hacer nada. Él lo hizo por su cuenta.

— Pero él sabía que ellas no te agradaban.

— ¿Quién dice que ellas no me agradaban?

James simplemente lo miró hasta que Remus debió agachar la cabeza.

— Mira —James jugueteó con su cena— Solo estoy tratando de cuidarlos. No puedes simplemente ignorar estas situaciones cuando se presentan. Son de ese tipo de cosas que te morderán más tarde de no hacer nada para arreglarlas.

— No estamos ignorándolo, Cornamenta.

— Bueno, a mí me parece que lo hacen. Sirius terminó con Rosemary. Eso te hizo feliz. Fin de la historia. No es precisamente una solución a largo plazo. ¿Qué si él en verdad, verdad gustará de ella?

— Si Evans te invitara a salir, ¿La rechazarías de yo pedírtelo? —Remus sentía su enojo agolpándose.

— Bueno...no —James admitió— Pero me sentiría culpable. Y Canuto es...ya sabes...diferente contigo. Tú y él tienen una amistad diferente al resto de nosotros. Si en verdad le gustará alguien, él la dejaría si tú se lo pidieses.

— Entonces ella no le gustaría lo suficiente —Fue el turno de Remus de mirar a James— Si yo le importo más que ella, entonces no puede gustarle verdaderamente. ¿No lo ves? ¡Lo que tú dices no tiene sentido!

— Solo intento ayudar. ¡No tienes por qué ser un patán conmigo!

— ¿Se ve infeliz por haberla botado? —Remus demandó— ¿Se ve?

— Pues... —James lo pensó, para al final suspirar— No.

— ¿Cómo se ve?

— Bastante feliz —James admitió de mala gana— Mucho más feliz que cuando salía con ella.

— Entonces quizás —Remus continuó, con la voz mucho más gentil— Él no quería salir con ella, pero sentía que debía. Quizás le agrada tener una excusa para detenerse.

— Pero... —El rostro de James estaba lleno de conflicto— ¿Cómo podría no gustarle tener novia?

— Todos tenemos razones para no hacer algo —Remus contestó.

— Hay demasiados secretos entre los Merodeadores —James avisó— Nosotros no teníamos secretos.

— Sí los teníamos —Remus lo corrigió— Siempre hemos tenido secretos. Con eso se construyó nuestra amistad, ¿O no? Secretos y secretos y secretos. Generalmente míos, de hecho.

— Secretos y secretos y secretos —Repitió James con desanimo— Mini tú dijo lo mismo.

— Te los diré todos un día, Cornamenta. Solo que no ahora. Mira ahí vienen Sirius y Pete.

— ¿Todo bien, chicos? —Sirius preguntó, mientras Peter y él ocupaban las sillas opuestas a ellos— ¿Estás bien, Lunático? Te veo decaído.

Remus sintió el pie de Sirius acariciar su rodilla y sonrió.

— Bien —Respondió— Hablábamos de secretos y chicas.

— Chicas ¿Eh? —Las cejas de Sirius se levantaron— ¿Quién atrapó tus ojos?

Remus le guiñó un ojo: — Sabes a la perfección que eso es un secreto.

Sirius sonrió traviesamente, su pie deslizándose para tocar el punto sensible detrás de la rodilla de Remus: — ¿Quieres que les organice una cita?

Remus sintió su aliento atrapándosele en la garganta. Saltó de sorpresa al escuchar una carcajada de algunas sillas alejadas. Ambos giraron para ver que Lily los observaba con felicidad.

— ¡Me debes una, Remus Lupin! —Le gritó.

Remus bufó: — ¡No te debo nada, pequeña bruja entrometida!

Ella volvió a reírse y giró para hablar con sus amigas.

— ¿A qué se refiere? —James deseó saber.

— ¿Quién sabe? —Remus gruñó— ¡Chicas, honestamente!

Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

— ¡Despierta, cumpleañero!

Remus se quejó cuando algo pesado cayó sobre su cama y casi lo catapulta fuera de ella.

— ...mm...ba'ate, C'nuto... —Gimió, metiendo la cabeza debajo de las cobijas y enrollándose en una bolita.

— ¡Pero es tu cumpleaños! —Sirius también se metió debajo de las cobijas y se quedó mirándolo— ¿No quieres regalos?

Quiero dormir —Remus replicó, levantándose lo apropiado para mirar mal a Sirius.

— ¡Venga Lunático!

— Largo —Remus giró para darle la espalda a Sirius.

— Pero quiero darte tu regalo de cumpleaños. ¡He esperado años!

Una cálida mano se deslizo por debajo de su camisa de dormir y se quedó en su cintura, aquellos dedos trazando delicadamente una de sus cicatrices.

— ¡Sirius! —Remus se alejó de las manos y su cuerpo reaccionó de una forma que no ansiaba supieran jamás James o Peter. En lugar de alejarse, Sirius se acercó cada vez más y empezó a hacerle cosquillas, logrando que Remus gritará mucho más fuerte y se moviera demasiado— ¡D-d-detente!

— ¿Te levantarás?

— ¡No!

Remus agarró las manos de Sirius, alejándolo y causando que dejará salir un chillido para nada masculino mientras caía de la cama, arrastrando a Remus y las sábanas con ellos. Remus se vio a sí mismo aterrizando justo encima de Sirius, viendo aquellos profundos ojos grises a la vez que se daba cuenta de lo mucho que el otro chico también disfrutaba su cercanía justo como él. Su respiración se atoró en su garganta. Sirius lentamente levantó una pierna para ponerla entre las de Remus y sonrió traviesamente cuando Remus dejó salir un pequeño gemido. Remus sentía un escalofrío caliente que recorría todo su cuerpo y solo fue consciente del que dejó salir Sirius.

— ¿Chicos? ¿Qué demonios están haciendo?

Remus nunca antes había estado tan agradecido de sus pijamas tan grandes como ahora. Afortunadamente, la expresión confusa en la rechoncha cara de Peter que los veía desde su cama también se encargó de otro problema. No había nada que bajara la excitación tanto como la preocupada expresión de Peter, que le daba la apariencia de estar constipado.

— Siento ser quien deba decírselos, pero la posición en la que se encuentran tiene mucho doble sentido —James añadió, desde donde se encontraba sentado en su cama.

Remus se quitó de encima de Sirius con demasiada prisa: — Cúlpalo a él —Les dijo— Yo dormía inocentemente y lo siguiente que supe fue ¡Bam! Perro pulgoso cae en la cama.

— ¡Oye! —Sirius se quejó— Fíjate a quien le llamas pulgoso.

— Así que, Canuto —James lo fastidio, dándole una sonrisa traviesa a su compañero en el crimen— Las chicas no fueron suficiente para ti. Tuviste que irte también con Lunático.

— Claro que sí —Sirius se puso serio— Ya sabes cómo me ponen los salvajes y sensuales. Lunático y yo tenemos un romance tórrido y secreto a espaldas de ustedes que involucra besuqueos, declaraciones de nuestro interminable amor y masajes en la espalda.

— ¡Sirius! —Peter hizo una mueca— Todavía está temprano para tu retorcido sentido del humor. Además, creo que Lunático entrará en combustión si sigues así.

Remus se cubrió sus sonrojadas mejillas y miró mal a Sirius.

— Pobre Remus —James lo consoló— En su cumpleaños, además. Ignora a Canuto, amigo. Los genes de la familia Black estaban teniendo una breve aparición.

Remus se sintió indignado ante aquel comentario: — ¿Me estás diciendo que no soy salvajemente sensual?

— No lo escuches —Sirius le reafirmo— La pijama que llevas puesta grita sensualidad pura.

Remus se observó: — Ah... —Miró a James— Creo que tienes un punto.

— Por supuesto que sí —James contestó— Ni siquiera Sirius podría lucir sexy con pijamas de tartán.

— Yo luciría sexy incluso vistiendo una falda escocesa con zapatillas de alfombra —Sirius protestó— ¿No lo crees, Lunático?

— No pienso responder a eso —Remus replicó— En suelos de locura.

— ¿Tuya o de él? —James indagó con interés.

— Lo dejo a tu elección.

— Dado que todos estamos despiertos —Peter interrumpió— Puedes abrir tus regalos —Señaló a la pequeña pila que estaba puesta contra el baúl de Remus y no estaba ahí la noche anterior.

— ¿De dónde vino todo esto? —Remus estaba anonadado— No gastaron tanto dinero en mí, ¿cierto? Ya saben que eso me incomoda.

— Lo sabemos, Lunático —James le aseguró— No todos son de nosotros.

— ¿No lo son? —Remus se agachó y comenzó a revisar los regalos, leyendo las marquillas. No le sorprendió el darse cuenta de que el más grande y largo, además de mejor envuelvo, era de Sirius. Los demás venían de James, Peter, los Anders y, para gran sorpresa de Remus, Lily y Frank Longbttom— Pero si normalmente no suelo hablar con Frank fuera de clases —Mencionó, recogiendo una de las cajas y dándole una sacudida experimental. Su nariz sintió el olor a las grageas de todos los sabores de Bertie Bott.

James se encogió: — Pero eres bueno con él en clase. Y él siempre se preocupa cuando estás "enfermo". Pregunta por ti.

— También tengo uno de Lily.

— ¿Evans? —James se asomó para dar un vistazo— ¿Qué es lo le interesa tanto de ti?

— No lo sé —Remus respondió— No es como si yo la motivara.

— Ábrelo —James le urgió.

Remus retiró la envoltura naranja sin ánimo y una caja plateada cayó en su regazo. La abrió con cuidado y vio su contenido. Había dos cadenas, cada una con un dije de plata (No de verdad, agradeció Remus) con la forma de un sauce, que podían unirse como un rompecabezas. En una pequeña carta sobre la caja, Lily había puesto unas palabras.

Querido Remus,

Este regalo es para ti y tu alguien especial. Cuando unes los dijes, ellos...resplandecen. Sé que te molestó el que haya interferido, pero no pude evitarlo con algo tan dulce. Al ver estos, no pude contenerme.

Ten un muy feliz cumpleaños, y háblame cuando necesites un oído amigable.

Te quiere,

Lily

Sirius bufó cuando terminó de leer la nota por sobre el hombro de Remus: — Pequeña mocosa entrometida —Murmuró— Deberías regresárselos, Lunático.

— Solo intenta ser amable —James la defendió— Ya sabes cómo son las chicas. Siempre quieren ayudarte a tener una cita cuando se enteran quien te gusta. ¿Por qué no la dejas emparejarte con tu chica, Lunático? Obviamente muere por hacerlo.

Remus cerró la caja y la dejo cuidadosamente a un lado: — Es mucho más complicado. Lo sabes, James.

— Te dan toneladas de joyería como regalo —Peter mencionó.

— Solo dos cosas —Remus le respondió a la defensiva, su mano moviéndose para tocar el colgante que había recibido de Sirius hacía un tiempo.

— Igualmente son dos más que nosotros.

— Déjalo en paz, Colagusano —James interfirió— No es como si él lo pidiera.

— Perdón, Lunático —Peter se excusó— No quería decir eso.

— Lo sé, Pete —Remus suspiró. Abrió el regalo de Frank, después el de los Anders. Neil y Angela le habían comprado un libro avanzado para curar heridas mágicas y una caja repleta de los deliciosos brownies de Angela.

— El mío ahora —Peter estaba entusiasmado, y Remus obedientemente abrió aquel papel. Dos raciones abundantes de los mejores dulces de Honeydukes y un poster Muggle cayeron en su regazo. Cuando lo desenrolló, revelaba un paisaje desde arriba que mostraba un bosque que llegaba hasta dos montañas y se dejaba caer en un valle a través de una lluvia platinada. El sol colgaba bajo en el cielo, al punto de ponerse. Remus admitió que era la vista más hermosa que había tenido.

— Wow, Colagusano —Inhaló— Es simplemente...wow.

Peter se encogió de hombros, luciendo complacido: — Lo vi y pensé en ti. Dijiste que necesitabas posters para tu habitación en casa y este es realmente pacífico. Imaginé que sería lindo verlo cuando te encuentres en la post luna.

— Solía recolectar ingredientes para pociones con mamá en un bosque como ese —Remus comentó, apreciando aún más el paisaje mientras recordaba— Es lindo pensar en esos tiempos.

— Apresúrate, Lunático —James estaba impaciente— Podrás mirarlo todo lo que quieras cuando hayas abierto los demás.

Remus sonrió y dejó a un lado el poster, tomando el regalo de James y rompiendo el papel. Más chocolate y un libro un tanto desgastado salieron de ahí.

— Es de segunda mano —Se disculpó James— No pude encontrar una mejor copia. Lo sacaron del mercado hace décadas. El Ministerio no estaba de acuerdo porque algunos de sus hechizos causarían problemas si los tenían las personas equivocadas. No fue tarea fácil encontrar esta copia, puedo decirte. Tuve que fingir ser papá y ordenarlo por correo.

— ¿Qué es? —Remus cuestionó, agarrándolo y dándole la vuelta.

James sonrió: — Un libro sobre cartografía mágica —Respondió.

— ¿Carto qué? —Preguntó Peter.

— Cartografía. Mapas y esas cosas —James le explicó— Tiene hechizos para lograr que los mapas cobren vida. Al ministerio no le gustan porque bien podrían ser usados para ayudar a que los criminales se escapen, o espíen la privacidad de los demás. Reconozco que nadie podrá quejarse de que lo tenga Lunático. Tienes una moral tan grande que ya has construido un puente.

Remus dejó salir una gran sonrisa extenderse por su rostro. Abrió el libro con reverente admiración y recorrió sus páginas, con los ojos encendidos por la emoción de aquellos hechizos que podría practicar: — Esto es completamente asombroso, Cornamenta —Murmuró— ¿Sabes lo que podría hacer con hechizos como estos? Escaleras moviéndose, cuartos secretos, cosas vivientes como árboles... ¡Miren! Podría incluir personas. Esto es...wow —Siguió pasando las páginas— Puede que requiera ayuda de Sirius y tuya para algunos encantamientos, sin embargo.

— Todo lo que necesites, Lunático —Sirius le aseguró— Ahora abre el mío.

Remus recogió con gusto el regalo de Sirius para ponerlo en su regazo. Su boca se abrió cuando le reveló el reproductor de música que Sirius había comprado durante las vacaciones de Navidad.

— ¡No puedo quedármelo! Es tuyo.

— No lo es —Sirius le repuso con facilidad— Lo compré para ti. No tengo razón para usarlo, ¿Cierto? Préndelo.

— No funcionará aquí.

— Sí lo hará. Lo he arreglado con hechizos. Me tomó siglos lograrlo sin tu ayuda para buscar en los libros adecuados.

Remus arqueó las cejas: — ¿Lo alteraste para que funcionará en ambientes mágicos? Es ilegal, deberías saberlo.

— Sip. Ahora enciéndelo, Lunático.

Remus de repente entendió cómo Sirius había escuchado "Te tengo, Cariño". Nunca se le había ocurrido el que Sirius oyera música Muggle antes. Se acercó para presionar primero el botón de encendido y luego el de "Reproducir".

"...A mí me persiguen las sombras de luna. Sombras de luna, sombras de luna. Saltando y deseando en sombras de luna. Sombras de luna, sombras de luna. Y si alguna vez pierdo mis manos, pierdo mis surcos, mis tierras. Sí, si alguna vez pierdo mis manos, hey...ya no tendré que volver a trabajar..."

— Oh, Canuto —Remus susurró, incapaz de formular una oración completa.

— Fue lindo el poder oírla completa —Sirius comentó, sentándose al lado de Remus en la cama, aunque sin atreverse a tomarlo de la mano— Solo había oído pequeñas partes de cuando la cantabas. Me hace pensar en...

— Sangre y sombras de luna —Remus terminó por él— Lo sé. A mí igual.

Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

— Convencimos a los elfos domésticos de prepararte un pastel —Peter le dijo a Remus más tarde ese día, mientras los cuatro Merodeadores se acomodaban en "sus" sillas al lado de la chimenea.

— ¿Lo hicieron? —El estómago de Remus rugió con anticipación— ¿De qué tipo?

— ¿De qué tipo crees, pequeño choco adicto? —Sirius lo molestó— ¿Quieres ir conmigo a recogerlo?

Remus entendía el doble significado de esa petición y sintió como un escalofrío de placer le recorría todo el cuerpo: — Sí, por favor.

— Es tu cumpleaños —Peter protestó— No deberías tener que ir. Yo lo haré si quieres.

— No, está bien, Colagusano. Quiero ir. No he bajado a las cocinas hace años, y me gustaría agradecer a los elfos domésticos.

— Agradecer a los elfos domésticos —James repitió, rodando los ojos— Eso es tan típico en Lunático.

— Vámonos entonces —Sirius lo urgió, levantándose del reposa brazos dónde estaba sentado y acercándose para ayudar a Remus a alejarse de su cómodo lugar junto al fuego. Salieron por el retrato y emprendieron su camino bajo la capa de invisibilidad de James.

— ¿El pasaje secreto que está detrás del espejo? —Remus sugirió cuidadosamente— Está en el camino.

— Alguien tiene ganas, ¿No? —Sirius puso su mano sugestivamente alrededor de la cintura de Remus.

— ¿No las tienes tú?

— Mmm —Sirius giró un poco para plantar un beso en la nuca de Remus— Me he estado aguantando todo el día. No es sencillo cuando luces tan caliente y apretujable. Pensé en asesinar a Pete cuando nos interrumpió en la mañana.

— ¡No me veo apretujable! —Remus siseó con indignación— Aparte de que esa palabra no existe, soy un hombre lobo. No somos cariñosos por naturaleza. Y fue algo bueno el que Pete dijera algo en la mañana o tanto él como James habrían visto algo que los hubiese dejado bastante sorprendidos.

— Tú eres apretujable —Sirius le insistió— Un tanto anguloso, pero bastante cariñoso. La mayor parte del tiempo, de igual forma. Algunas veces eres más salvaje y feroz, y puedes creerme, eso no me molesta.

— ¡Angular!

— Sí. Eres angular. No comes lo suficiente.

— Como demasiado. En especial chocolate y eso engorda.

— Hmm... cierto —Reconoció Sirius— Deberías vender el lobunismo como una dieta para las niñas con sobrepeso. ¿Puedes creer que algunas de ellas pensarían que es lo máximo?

— Hasta que tengan la primera luna llena —Remus dijo cortante— Y se dice licantropía.

— ¿Qué?

— Lobunismo. Su nombre oficial es licantropía.

— Huh. Suena como esa ciencia Muggle que estudia al ser humano de la que me hablabas hace unos días —Sirius comentó.

— Esa se llama Antropología.

— Creeré en tu palabra. Eres el genio en vocabulario. ¡Ooh, mira! Ahí está. Vamos.

Remus se permitió el ser arrastrado al pasaje secreto murmurando un "Lumos" a la vez que Sirius movía el espejo para ocultarlos. Su varita iluminaba el pasaje que llevaba a Hogsmeade, y Remus se preocupó por algo mientras se recargaba contra la pared.

— He oído que volvieron las actividades de Mortífagos —Avisó— Lo leí en "El profeta". ¿Si reconocemos el que tenemos que decirle a Dumbledore de la existencia de este lugar? Si podemos llegar a Hogsmeade desde aquí, ellos podrían entrar.

— No —Sirius contestó de inmediato— Es nuestro pasaje. Además, si Dumbles es verdaderamente un sabelotodo como cree serlo, obviamente ya sabe de su existencia.

— No pienso que sea un sabelotodo —Remus repuso— Solo el que sabe un poco más que nosotros.

— ¿A quién le importa? —Sirius se acercó a Remus y paso sus manos delicadamente por su rostro— No vinimos aquí para mantener conversaciones filosóficas sobre Dumbledore. Arruina el ambiente.

— ¿Qué ambiente? —Remus no podía respirar. Era extraño como podía sentir el frío muro a su espalda al mismo tiempo que el calor que le provocaba tener a Sirius cerca.

— ¿Piensas seguir hablando? —Sirius susurró contra su cuello— O ¿Podemos hacer algo más divertido? —Lamió el cuello de Remus lentamente, provocando que el hombre lobo dejará salir un gemido bastante feliz— Mmm...me encanta cuando haces eso.

— Bésame —Remus demandó, acercando su boca a la de Sirius.

Sirius obedeció entusiastamente, una de sus manos recorriendo a Remus por los lados mientras la otra se aferraba a su cabello arenoso. Remus envolvió a Sirius entre sus dos brazos y lo acercó aún más de lo que creía posible. Estos momentos sucedían muy pocas veces para sus demandantes hormonas y en verdad podía sentirse borracho cuando Sirius lo besaba.

Remus no estaba seguro del tiempo que había pasado hasta que escucharon pasos que se acercaban en el corredor al otro lado del espejo. Sabía que nunca antes había estado tan excitado y el que Sirius hacía unos movimientos con sus caderas y boca que Remus no quería detener.

— ¿Horace? —Preguntó la voz de la profesora McGonagall afuera del espejo.

Los dos Merodeadores se congelaron, viéndose el uno al otro con alarma. Ella no podía saber acerca del pasaje ¿Cierto? Ninguno se atrevió a moverse en caso de que fuera al contrario.

— ¿Minerva?

Se relajaron al escuchar la voz del profesor Slughorn y sus pasos aproximándose.

— He estado buscándole desde la cena —La profesora McGonagall anunció, bastante molesta.

— Hablaba con el director —Respondió el profesor Slughorn— Está pensando fortalecer la seguridad ahora que las actividades de Mortífagos han vuelto a aumentar. Nunca se es demasiado cuidadoso.

— Bueno, he recibido un mensaje por la red flu para ti de parte de Brian Gravvy. Sabe que buscas ciertos ingredientes ahora que se acercan los EXTASIS y quería informarte que puedes pasar a su negocio en Hogsmeade el próximo Viernes para recogerlos.

— Tardó este año —El profesor Slughorn murmuró— Ya compré todo lo que necesitaba del callejón Diagon, a un precio verdaderamente alto, cabe la pena resaltar.

— Bien, solo me pidió que le pasara el mensaje —La profesora McGonagall contestó— Ahora, estoy en guardia está noche, así que será mejor el que me vaya para descubrir a pequeños bromistas.

— Por supuesto —Aceptó el profesor Slughorn— Buenas noches, Minerva.

— Buenas noches.

Los pasos se movieron en direcciones contrarias, al punto en que los sensibles oídos de Remus ya no podían captarlos.

— Eso estuvo cerca —Sirius murmuró.

— Me lo dices a mí —Remus estuvo de acuerdo— Venga, será mejor que nos vayamos antes de que los otros se pregunten porque nos tardamos tanto.

— Supongo —Sirius accedió de mala gana. Se alejó de Remus lentamente— ¿Viene alguien, Lunático?

Remus presionó su oreja contra la puerta: — Nope.

Salieron del pasaje con la capa de invisibilidad sobre los hombres y de camino a las cocinas.

— Una lástima el que no podamos comprar ninguno de esos ingredientes —Sirius comentó suavemente mientras se acercaban al retrato de frutas. Remus le hizo cosquillas a la pera para revelar la entrada a las cocinas.

— Sí. Solo un pocionista puede adquirirlos —Remus les sonrió cariñosamente a los elfos domésticos que les daban la bienvenida animadamente; sus agudas voces se alzaban a medida que los chicos se acercaban a donde estaba el pastel.

— Si tan solo pudiéramos lograr que él los compre por nosotros —Sirius dijo. Luego se congeló y una sonrisa apareció en su rostro.

— ¿Qué? —Remus demandó— La maldición Imperius es ilegal, ¿Lo sabes?

— ¡Multijugos! —Sirius exclamó— Slughorn no irá, pero el tipo de la tienda va a esperarlo.

— Canuto —Remus empezó con cansancio— ¿De dónde piensas que vamos a obtener los ingredientes para la poción multijugos? Ese es nuestro problema, ¿Recuerdas? Falta de ingredientes. Además he escuchado que demora un mes en prepararse, y eso es demasiado tiempo.

— Ya la tiene lista —Sirius le informó, sonriendo aún más— Se lo escuché decir a unos Ravenclaws de sexto año en el corredor ayer. Les estaba mostrando algunas pociones complicadas, incluyendo la multijugos. James y yo pensábamos robarla para hacer bromas en la sala común de Slytherin.

Remus sintió una misma sonrisa formarse en su rostro: — Sabes, podría funcionar.

Yo soy brillante, para tu información.

— Presumes de más, Canuto.

— Bueno, entonces permítenos, por todos los medios, el irnos a presumir mi grandeza a otros dos Merodeadores menos iluminados. ¿Tienes el pastel?

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